— ¿Se volverá a repetir? — preguntó la chica, acomodando su vestido, mientras observaba al castaño hacer lo mismo con su ropa.
William rió, irónicamente, negando con su cabeza. Oh pobre chica ingenua.
— Oh no, cariño — murmuró, con gracia, ajustando sus vaqueros, sintiendo la mirada de la chica sobre él — No repito dos veces con la misma persona. Eso deberías saberlo, y menos lo haré con una como tú — escupió, con desagrado, escuchando los insultos de la morena al salir por la puerta.
Así era Will, un jodido hijo de perra sin corazón.
*****
El castaño caminaba por los pasillos interminables del instituto, buscando con la mirada a su mejor amigo. Era viernes y tenía ganas de salir de ese jodido infierno e ir a disfrutar la noche, tal como era costumbre. Pero al parecer, el castaño de orbes marrones no se encontraba por ningún lado, y eso lo estaba sacando de sus casillas. Jodido sea su mejor amigo y la manía que tenia de desaparecer de la nada.
Cuando al fin lo encontró, después de estar vagando por todo el maldito instituto, fue directamente hacia él con el fin de córtale las bolas por hacerle perder su valioso tiempo, pero su ceño se frunció y su paso se detuvo al observar la escena frente suyo. Se sorprendió al notar como el castaño le gritaba a un pobre chico rubio, haciendo que éste apretase sus libros contra su pecho y cerrara sus ojos con fuerza, sobresaltándose por los gritos del mayor.
Caminó hacia ellos posándose a un costado, observando con interés.
— Así que espero que hayas aprendido a no llevarme la contraria — gruñó, contra su oído haciéndolo temblar. Su rostro se encontraba rojo y mantenía capturado su labio entre sus dientes, al mismo tiempo que asentía en respuesta — Te veo después de clases, ya sabes dónde — advirtió.
— E-Está bien.
— Ya, largo — el chico no perdió tiempo y se fue despavorido, corriendo, saliendo de ahí, dirigiéndose a su clase. Nunca había deseado estar en una clase de matemáticas más que en ese momento.
— ¿Enserio, Kaleb? No sabía que te gustaban los penes — una de sus cejas se arqueó, y observó como el oji-marrón se encogía de hombros.
— Soy bisexual, y me viene valiendo verga lo que los demás piensen.
— Sí, claro.
Kaleb rodó los ojos, golpeando el hombro de Will, y sin nada más se dirigieron a clases.
*****
—Dios, Mike, respira. Vamos, estás llamando la atención de todos — Edward suspiró, acariciando la espalda del rubio, intentando que su llanto cesara cosa que era imposible.
— El me va a hacer daño, Ed, no quiero que me haga daño. No quiero ir con él — chilló, angustiado, colocando sus manos en su boca. Sus llantos atraían la atención de las personas y eso era justamente lo que quiera evitar. Pero no podía controlar las lágrimas que sin permiso salían como cascadas, tiñendo sus mejillas y sus ojos un poco hinchado.
—Joven Mike, ¿Se encuentra bien? — la profesora Smith preguntó, algo preocupada por la actitud del alumno de orbes azules. Era bastante extraño que alguien como uno de sus dos alumnos estrellas estuviese llorando de esa forma en plena clase.
El rubio negó con la cabeza, sintiendo los delgados brazos de su mejor amigo. Joder se sentía fatal.
— Puede salir a tomar aire si gusta. El joven Coleman puede acompañarlo si lo desea — dijo, compresiva.
Edward se levantó de su asiento, ayudando a Mike a ponerse de pie, pero en ese instante la puerta se abrió, y dos jóvenes entraron sin inmutarse, dirigiéndose a sus asientos, pasando entre las hileras tal cual reyes.
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My Precious {gay} {m-Preg}
RandomEdward Coleman, es el chico nerd que suele pasar de desapercibido ante los ojos de los demás, pero eso puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Edward piensa que seguir siendo el típico nerd de la escuela puede tener sus ventajas y más aún si tie...