Edward miraba a todos con el rostro lleno de pánico. William estaba a su lado, parecía una lapa apegado a él. Sus compañeros de clases estaban atónitos mirándolos, no podía creer que el cerebrito de la clase, estaba diciendo la verdad, al respecto de que estaba casado con alguien que no fuera su hijo o él mismo. Siempre escuchaban que se burlaban de él por decirles que estaba felizmente casado con alguien, y que gracias al cielo no estaba en ese país.
Era el día de la graduación, los estudiantes de las diferentes áreas de enfermería tenían ropas distintas, ya sea que se especializaban en el área pediátrica, quirúrgica o la de emergencia. La ropa de Edward era verde, al igual que la de unos quince enfermeros y enfermeras.
William y su hijo tenían un traje negro con corbata y eso le recordó al último día que pudo estar junto con él mayor en california. Sus manos sudaban, todavía no podía creer que estaba haciendo todo eso, y con ayuda de nadie más que él mismo.
— No estés nervioso, precioso — William meció a su hijo de un lado a otro — Es el día más importante de tu vida y parece como si fueras a desmallarte frente a todos cuando tengas tu diploma en mano.
—No eres tú el que se está graduando — frunció los labios — Si no sabes que decir, es mejor que te quedes en silencio.
— Tampoco es para que me hables de esa forma, deja la agresividad para cuando estemos solos — le guiñó un ojo — Ya sabes cómo deseo que estemos solos.
— Lo siento — se rascó la única — Estoy nervioso, y deja de decir esas cosas de mi.
— Se que estás nervioso, anoche terminé en el suelo tres veces seguidas — le recordó — Y fue tú culpa.
— El sofá es cómodo también — dijo, pellizcando las mejillas de Austin — Te lo dije desde que llegamos, pero como eres demasiado testarudo.
— No voy a dormiré en eso — levantó los brazos — Eso tiene espinas...
— Se las puse espacialmente para matarte — puso carita de ángel — Además, no tienes más opciones — se encogió de hombros — Cuando lleguemos a Estados Unidos, tomaré el turno de noche.
— De ninguna manera — negó, rápidamente — No harás una estupidez como esa, eso sí que no.
— No puedes...
— Una cosa es que te deje trabajar y otra muy distinta es que deje que lo hagas de noche, donde ambos sabemos que corres peligro.
— Will...
— No, lo siento — lo interrumpió — Trabajarás en los turnos de las tardes y te iré a buscar siempre cuando salgas, tengo que cuidarte.
— Me estás dando órdenes otra vez — murmuró.
— Sabes que california no es un lugar seguro, es bastante peligroso todavía estando yo en el poder — le recordó — No deseo que algo malo te pase otra vez por mi culpa.
Edward se quedó en silencio, cruzándose de brazos, es estúpido el querer llevar la fiesta en paz con alguien como él. Todos los enfermeros y enfermeras de las diferentes áreas, fueron con una enorme sonrisa a buscare sus diplomas y a tomarse las fotos y él no se quedó atrás en eso. De tanta felicidad, dejó que William le diera un beso delante de todos, mostrándose orgulloso de lo que había logrado por si mimos.
Austin era todo un cerebro en acción, la sonrisa de oreja a oreja que tenía por ver a sus padres haciendo ese gesto en público no se fue por ningún motivo. Había estado viendo los rostros de las personas que pretendían estar con su madre desde que tenía el conocimiento necesario. Cuando iban de regreso a casa, se quedó dormido de forma intencional. Sabía que su tío Mike debía de estar en alguna parte del lugar, y no quería quedarse con él, deseaba pasar más tiempo con sus padres.
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My Precious {gay} {m-Preg}
RandomEdward Coleman, es el chico nerd que suele pasar de desapercibido ante los ojos de los demás, pero eso puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Edward piensa que seguir siendo el típico nerd de la escuela puede tener sus ventajas y más aún si tie...