Mike recogió sus cosas, había decido el regresar a Estados Unidos. Después de pensarlo, no podía dejar que su mundo se viera cuesta abajo. Edward regresaría con William y él no tenía amistades estables con las cuales podía compartir un momento.
Sus papeles en la universidad serian enviados a la de california dentro de un mes o quizás más, por lo que perdería ese cuatrimestre. El hecho de pensar que su mundo sólo estaba basado en nada más que estudiar, se sintió asqueado.
Salió de la casa, dejándole una nota en el refrigerador a Edward y un mensaje de voz en su teléfono de que lo encontraría en California. Cuando llegó, pidió que lo llevarán a la casa donde había crecido, antes de que su madre se volviera una adicta a sabrá Dios que cosas.
Kaleb mantuvo su promesa de que no la vendería, al igual que la casa donde vivía junto con Will. Dejó las maletas a un lado de la entrada, y suspiró viendo todo. Sabía muy poco de su madre, sólo que se había casado con alguien más, y se había olvidado de su único hijo.
Al menos había luz, sonrió cuando vio su habitación. Quitó las sabanas y tuvo que taparse la nariz cuando el polvo salió. La habitación de Kaleb estaba completamente vacía, lo sabía porque siempre lo observó desde allí.
Limpió poco a poco su casa, no era grande, y lo que más le dio limpieza fue a los lugares que utilizaría. Ya después vería la forma de limpiar los demás.
Gruñó, al ver que el agua comenzó a salir negra del lavaplatos. Debía de llamar a uno.
No había recibido un mensaje de Edward, por lo que creyó que tal vez, estuviese de camino.
Era muy tarde cuando terminó, estaba subiendo las escaleras cuando su teléfono sonó.
— Al menos tienes el mismo número después de todos estos años, Mike — el mencionado rodó los ojos — Ahora mismo debes de estar rodando los ojos.
— No me digas — abrió la puerta de su habitación — ¿Qué quieres?
— Hablar contigo, no te despediste de mi cuando te marchaste hace unos días — Mike abrió la puerta de su habitación.
— Alguien me dijo que regresaste otra vez — el menor se quitó los pantalones — Y no me dijiste.
— No tenía porque hacerlo — alejó el teléfono un momento, y luego se quitó la camiseta — Mira, Kaleb, no tengo luz en mi casa, el agua comenzó a salir negra...
— Y que bonito trasero tienes — Mike se enderezó, con el ceño fruncido — Nunca aprendiste a cerrar las ventanas.
Mike puso los ojos en blanco, y se giró hacia la ventana. Kaleb estaba en la que anteriormente era su habitación.
— ¿Nunca dejarás de observarme mientras me cambio?
— No, siempre es bueno verte — se apoyó en el balcón — Siempre eres tan apetecible.
— Eres un degenerado — le enseñó el dedo del medio — ¿Qué haces aquí?
— Vine a verte — colgó la llamada — Y me llevé una de las tantas sorpresas de que siempre me han gustado.
— Dime algo que no sepa — se apoyó de la misma forma que Kaleb — Estás a sólo un paso de mi.
— Y créeme que estaré a menos de uno si me lo propongo — le guiñó un ojo — ¿Por qué regresaste?
— No sé qué haré en Nueva Zelanda después de que Edward viniera aquí con Will — se encogió de hombros — ¿Qué haces aquí? Se suponía debías de estar en reposo y no acosándome.
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My Precious {gay} {m-Preg}
RandomEdward Coleman, es el chico nerd que suele pasar de desapercibido ante los ojos de los demás, pero eso puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Edward piensa que seguir siendo el típico nerd de la escuela puede tener sus ventajas y más aún si tie...