Capítulo 6

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Edward trató lo más que pudo el mostrarse sereno, no gritar o ponerse a llorar cuando todas las miradas estaban sobre él, por más que intentó no pudo, y se aferró al brazo de William cuando éste comenzó a entrar al salón de clases. Los rumores eran ciertos en cuento se trataba de llevar las vidas de los demás, en cuestión de segundos ya todos en la escuela sabían quién era la persona o mejor dicho, la única pareja que se le conocía a William. Les pareció extraño que fuese Edward, el chico más come libro de la historia, el antisocial, el marginado, el que se pasaba todo los recesos con un libro mientras comía o que se perdía por ahí para leer cualquier basura romántica o trágica.

Ese chico era todo lo que podían desear las chicas con un estilo de vida por encima de las clases sociales, o de los homosexuales que babeaban por tener al menos una mirada de una milésima de segundo.

William amaba tener todos los reflectores, adoraba tener a todos a sus pies con un chasquido de dedos, lo mejor de todo era que todos hacían lo que deseaba en un abrir y cerrar de ojos. Pero, lo único que no soportaba era que todos supieran de la existencia de Edward por culpa de éste último, según él.

— Siéntate ahí — le indicó, justamente al lado de Mike — Cuando toquen el timbre no salgas corriendo como siempre haces, te quedas sentado y me esperas, ¿Quedó claro qué?

— Si, William — susurró, bajando la mirada hacia la mesa — Cuando toquen el timbre no salir corriendo.

— Buen chico — removió el cabello del menor — Eres un buen chico.

William chocó los puños con Kaleb, y se sentó. Con un simple asentimiento de cabeza, le indicó al maestro que podía continuar con la clase. Aunque, no podía ser la misma por motivo de que ahora toda la atención era para el menor.

— Así que ya tienes novio — dijo Kaleb, con insinuación — No pensé que darías el primer paso.

— No estoy de humor, Kaleb — dijo, en voz baja — Tengo que pensar en algo para mantener a todos al margen de esto.

— Ya es tarde para pensar en una solución para tus problemas y consecuencias de sus actos — dijo, del mismo modo — Debiste dejar que lo golpearan y después detrás de esos chicos...

— ¿Querías que lo dejará ahí a la deriva de esos hijos de perra? — gruñó por lo bajo — No me pidas eso...

— Al menos el chico hubiese estado lejos de los ojos de los demás y no en peligro de muerte sin saberlo — tensó la mandíbula — Por tu muestra posesividad.

Antes de que pudiese decir algo, la voz de Edward resonó por todo el lugar. El chico salió con la mochila del aula, y William no pudo evitar seguirlo. El chico rebuscaba algo en su mochila cuando entró al baño, sacó una botella de agua y un frasco de pastillas las cuales supuso que eran para el dolor en el cuerpo.

— ¿Qué estás haciendo? — Edward dejó caer las vendas que traía para cubrir sus brazos — Responde.

— Me voy a poner las vendas — murmuró — Sólo iba a hacer eso.

— ¿Seguro?

— Si, mira — le mostró las vendas y la pomada — Mis brazos pueden tomar una infección si no los cubro adecuadamente.

— Ven — caminó hacia él — Te las pondré, pero no quiero escuchar una sola queja de tu parte.

— No lo hagas bruscamente — pidió, y William lo miró con una ceja arqueada — No debí de decir eso, lo siento.

— No, no debiste — le aplicó la pomada escuchando las quejas del chico — Shh, necesito silencio.

— Es que duelen y la aplicas muy duro...

My Precious  {gay} {m-Preg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora