Edward miraba la ventana de la pequeña cabaña, no podía dormir, el dolor en su trasero era inevitable como para soportarlo.
Una de sus manos posaba en su boca, tratando de quitar los sollozos que deseaban salir, no tenía la más remota idea de cómo reaccionaría William si lo escuchara llorar. Siempre se imaginó que la primera vez que perdiera su virginidad sería de una forma la cual recordaría por el resto de su vida, por ser especial.
Pero no era así, su cuerpo no resistía otro toque por parte del otro. Suspiró, quitándose el brazo que se cernía contra su cuerpo para que no hiciera el más mínimo movimiento. La humedad en sus piernas era el vivo ejemplo de lo que había pasado en esa habitación. Se llevó una de sus manos a la boca y con pasos sigilosos se dirigió hacia el baño, cerrando la puerta detrás de él.
Abrió la llave de paso y se dijo a si mismo que podía controlarse y sin importar lob que sucediera podía aguantar lo que se avecinaba. Y pensar que Mike tenía razón al decirle que era mejor alejarse de Will después de todo.
— Edward — llamó William del otro lado de la puerta — ¿Por qué has cerrado la puerta con seguro? ¿Qué demonios está pasando?
— Salgo en un momento — suspiró, quitando los residuos de semen de su cuerpo — Espera...
— ¿Me estás dando órdenes en mi propia casa? — Pateó la puerta — Abre la maldita puerta o te castigaré hasta que no puedas caminar en meses.
Edward se mordió la lengua, pero de todos modos fue hacia la puerta, no sin antes colocarse una toalla en la cintura. El cuerpo de un metro con ochenta y uno de William se mostró frente a él, se veía furioso y en ese momento consideró el no abrir la puerta.
— ¿Por qué demonios cerraste la puerta? — lo tomó del brazo, logrando que el chico se quejara por lo brusco que fue — Responde.
— me estas lastimando — se removió — Suéltame, por favor.
— Te lastimaré más si no me dices porque demonios te estás comportando de esa forma — hizo que entrara al baño nuevamente — Mi paciencia tiene un límite y la estás agotando.
— Quería darme un baño — dejó salir un sollozo — Lo siento, pero no quiera despertarte, cerré la puerta porque estaba seguro de que escucharías el sonido del agua y te despertarías — lo último esperó a que William se lo creyera.
— Entra a la ducha — fue todo lo que dijo — Te bañaré yo mismo.
— Puedo hacerlo yo solo — trató de racional con él, pero el mayor sólo le dio una mirada severa — En verdad, Will. — Edward, por el amor de Dios, cállate la maldita boca, y entra a la ducha. Son las tres de la mañana y mira que si deseo ahora mismo te pongo contra la pared...
— Está bien — lo cortó, quitándose la toalla y entrando a la ducha — Dejaré que me bañes, pero no lo hagamos otra vez por favor.
Eso pareció calmar al mayor, por lo que comenzó a dejar que el agua caliente cayese sobre sus cuerpos, dejándolos empapados. Hizo girar al menor, con el rostro hacia la pared. Edward estaba temblando como una hoja, sentía que William en cualquier momento haría lo mismo que hizo hace unas pocas horas, eso era lo que más temía, la única razón por la cual había decido dejarlo dormir en lo que se duchaba en silencio.
Peor no fue así, después de bañarlo y de lograr que expulsara todo el semen de su interior, logró que durmiera unas cuantas horas más y después lo llevó hacia su casa. Como era de esperarse el rizado se encontraba sólo, su padre ni siquiera se había aparecido en todo el fin de semana y muchas deseó el tener a su madre con él, pero esta había decidido alejarse de los lujos que la ciudad le ofrecía.
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My Precious {gay} {m-Preg}
NezařaditelnéEdward Coleman, es el chico nerd que suele pasar de desapercibido ante los ojos de los demás, pero eso puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Edward piensa que seguir siendo el típico nerd de la escuela puede tener sus ventajas y más aún si tie...