8. Cazando motivos

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"Sus labios eran una caricia necesaria, cómo podía haber vivido hasta ahora sin ellos."

Mario Benedetti.

La Reina, Santiago, RM, Chile.

Maniobró con brusquedad, para estacionar el auto frente al edificio. Detestaba profundamente el tráfico atiborrado de la hora punta al que se enfrentaba en ese momento, pero no había quedado de otra, más que aceptar ese horario, el único disponible de Samuel.

Con la brusquedad aún inherente a su organismo, salió del auto como una exhalación, dirigiendo sus zancadas enérgicas al ascensor.

En cuanto se deslizó fuera de este al llegar al octavo piso, una sonrisa profunda surcó su rostro, la cual se profundizó aún más en el momento en que hundió el dedo en el timbre y segundos después, la silueta de Samuel se materializó a través del umbral.

—Samuel, viejo amigo —estrechó con familiaridad la mano del anfitrión—. Gracias por recibirme.

—No hay nada que agradecer Joel, pasa, estás en tu casa.

Samuel se hizo a un costado, permitiendo el acceso al recién llegado.

Tres cuartos de hora más tarde, aún estaban enfrascados en la conversación, sosteniendo colmadas copas de vino en sus manos. Samuel observaba a su amigo con el ceño profundamente fruncido.

—No puedo creer que esa perra haya sido tan malagradecida contigo, y pensar que yo...

—Descuida amigo, no todo está dicho y Alyssa está muy equivocada si cree que se puede librar tan fácilmente de mí. Se le olvida que yo la levanté, llegó a mis manos siendo nadie y prácticamente yo la restauré, me debe más que ingratitud. He estado reuniéndome con algunos contactos que le darán un pequeño obsequio de mi parte, pero por otro lado agradecería tu ayuda.

—¿En qué te puedo ayudar? Lo que sea necesario con tal de darle su merecido a esa bastarda buena para nada —el brillo de la ira resplandeció en su mirada—. ¿Qué clase de obsequio le mandaste a dar? Te conozco y se muy bien acerca de tus amistades, pobre chica, se le viene duro.

—Oh, solo lo que merece una ingrata y boca suelta como ella. Yo le advertí muy bien que si abría la boca vería implicancias... y verás, mis contactos averiguaron que antes de irse de vacaciones, la muy cobarde dejó una constancia en carabineros, la que por supuesto fue en lo absoluto simple de sobornar y dejar por desestimada. Ahora, a su regreso de sus idílicas vacaciones se encontrará con las consecuencias de hablar fuera de lugar, y eso que este, es solo el comienzo de mi represalia en su contra. No me detendré hasta verla caer y regresar humillada, rogando perdón.

Joel sonrió socarronamente. Samuel ya le había ayudado con anterioridad cuando lo había necesitado, y contar con su ayuda nuevamente sería muy beneficioso para quebrar a la mujer que lo había despreciado.

 Samuel ya le había ayudado con anterioridad cuando lo había necesitado, y contar con su ayuda nuevamente sería muy beneficioso para quebrar a la mujer que lo había despreciado

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Valle de Amor ©  Libro UNO de la Serie AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora