20. La doble cara del vínculo

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"¿La encontraría? Sin duda. ¿La salvaría? Siempre."

Lauren Kate.

Valle de Elqui, Coquimbo, Chile.

Amy chapoteó feliz en el agua.

Los agradables rayos del sol de medio día acariciaban su piel con lentitud generando una sensación de calidez a su paso.

De fondo se escuchaba Promise de Romeo Santos feat Usher y ella sonrió ante el encantador magnetismo de la alegre melodía.

—¡Gerónimo! —exclamó Arturo antes de lanzarse de bombita junto a ella, con las piernas flectadas y abrazadas a la altura de su torso.

Una ola cubrió a la rubia, quien entre carcajadas, intentó acomodar su cabello.

Arturo tras sacudirse el cabello con un movimiento enérgico, se acercó en su ayuda, deslizando cuidadosamente sus dedos entre las finas y suaves hebras del cabello femenino.

La soledad y quietud que les rodeaba generó un certero silencio, que combinado a la cercanía, generó un trote considerable en el corazón de ambos.

A esa distancia tan mínima, Arturo se sintió superado al admirar su exhorbitante belleza natural. Las gotas que descendían por su rostro en un sensual recorrido hasta su cuello y escote, le tensionaron la mandíbula al máximo.

Tragó en seco, intentando no ceder al arrollador imán que ejercía esa piel de seda sobre sus manos, incluso labios.

«Qué no daría por sanar tu alma a besos en tu piel!» pensó con pasión irrefrenable.

Era consciente de la tribulación constante que vivía la chica, lo veía en sus ojos e incluso a través de ellos. Amy no era feliz y él solo podía maldecir de impotencia el no poder revertir la situación.

¿Cómo hacerla feliz sin forzarla a romper su relación y influenciarla en sus decisiones?

¿Cómo evadir la presencia de Mateo?

Suspiró, intentando deshacerse de todos los pensamientos que le impedían disfrutar la instancia de su cercanía y se enfocó en ella. Secret love song de Little Mix llegó a sus oídos y suspiró.

Los verdosos ojos de Amy; que encandilaban con una hermosa gama de grises; se anclaron fijamente a los suyos, batiendo sus espesas y largas pestañas con una coquetería natural al entornar los ojos. Arturo le rogó silenciosamente con la mirada que le concediera un beso, reforzando su petición deslizando su atenta mirada a los llenos labios de la chica. Ella contuvo el aliento, intentando reunir las fuerzas que no tenía, desde lo más profundo de su interior para evadirlo, más la atracción por el era tan gigantesca que no podía, ni tampoco deseaba resistirse.

En mutuo acuerdo y amparados por el sentir del corazón, acudió el uno a los labios de la otra, en una caricia en forma de beso llena de tantos sentimientos reprimidos que un suspiro de alivio se escapó de ambos en ese momento.

Arturo deslizó sus manos hasta la breve cintura suave y húmeda, que se estremeció ante el contacto, recibiéndolo gustosa. Por su parte, Amy rodeó con sus manos el cuello de Arturo, sosteniendo sus brazos sobre sus tonificados y delineados hombros, sin ser plenamente consciente de cómo su cuerpo le exigía a gritos más cercanía y de manera autónoma se estrechaba contra el torso de acero masculino que la recibió con firmeza.

Valle de Amor ©  Libro UNO de la Serie AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora