4. Uniendo piezas frágiles

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"La comprensión es el primer paso para la aceptación y sólo aceptando puede recuperarse"

J.K. Rowling.

San Joaquín, Santiago, RM, Chile.

Tras el suceso sucedido semanas atrás, poco a poco, una sensación de alivio tangible comenzó a ganar terreno en la vida de Alyssa.

Pese a que aún cargaba sobre sus hombros el peso arrollador de los malos recuerdos y la funesta consecuencia que estos traían consigo, los cuales eran por lejos los más duros y complejos de borrar, la esperanza e ilusión de que una nueva vida estaba dando inicio, comenzaban a anidarse en ella de manera paulatina pero constante.

No había vuelto a ver a Joel y en gran parte lo prefería así. Pese a esto, el fantasma de la opresión que este había generado con constancia en ella, depositó un hoyo negro en su interior, el cual estaba resultando por completo complejo de ignorar.

Físicamente ya no estaba cautiva a él, pero en su mente se liberaba una batalla fúrica, de la que no tenía control absoluto.

¿Cuándo lograría sentirse del todo libre, luego de la pesadilla que había experimentado durante tantos años? Aún podía sentir, y pese a toda su voluntad, cadenas invisibles que luchaban por presionar sus manos, insistentes de no dejarla ir.

Sesión tras sesión con Lucía, procuró voltear su alma y revelar cada uno de sus temores.

De esta manera, comenzó a aceptar poco a poco la idea que este proceso sería de resistencia más que de velocidad. No se trataba de olvidar pronto, sino de superar por completo y sanar.

Aquella sanidad que liberaba fantasmas del pasado, aquella sanidad que ella tanto necesitaba.

El pasar de los días transcurrió con determinación y para antes depercatarse, los días se habían convertido en semanas y las semanas en meses.

Analizando el reflejo que le devolvió el espejo de su habitación, Alyssa constató que aquella chica que le devolvía la mirada había recuperado el brillo de la vida.

Tal como le había pronosticado Lucía en las innumerables sesiones, por fin sentía que llegaba la tan ansiada etapa en la que se sentía con nuevas fuerzas para disfrutar la vida.

Ahora podía disfrutar de una comida al aire libre, sin sentir sobre sus hombros el peso de la culpa de tiempo atrás. La vida le estaba otorgando una nueva plataforma de visión, y estaba dispuesta a ser parte de este nuevo proceso, después de todo, ahora tenía el control de su vida en sus propias manos y lo que más deseaba en su interior era recuperar el tiempo que le había sido robado.

Por este motivo disfrutaba a consciencia de estos momentos de paz y relajación, procurando aprovecharlos cuanto podía. De esta manera procuró invertir tiempo de calidad en pasatiempos que había pospuesto durante años y otorgarles un lugar de prioridad en su presente.

Ahora disfrutaba al máximo de cosas simples y sencillas como salir a un parque, al centro comercial, a un restaurante o a un cine con alguna amistad que no veía hace tiempo; así como también procuraba tiempo a actividades más de alto impacto y desestresantes cómo acudir a un local de Paintball, ir al parque de atracciones más concurrido de la ciudad, visitar algunos cerros de las afueras de la urbanización y por supuesto disfrutar de una que otra actividad extrema, como tirarse en Benji o parapente.

Y por supuesto que, Rebeca era su compañera de aventuras en todas o en casi todas de estas actividades. Esta última, precisamente ya organizaba muy juiciosa el itinerario de la próxima excursión: visitar el Parque Mahuida, un parque de la precordillera condicionado y habilitado con diversas temáticas al aire libre de recreación y destrezas extremas.

Valle de Amor ©  Libro UNO de la Serie AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora