"Ama un solo día y el mundo habrá cambiado."Robert Browning.
Llanquihue, Región de los Lagos, Chile.
Susana despertó sintiendo una implacable sed. La cuerda que ataba sus manos escocía su piel, generando un ardor desagradable y doloroso.
Se removió con movimientos sobre la silla, intentando por milésima vez, zafarse de sus ataduras.
—Ya despertaste, bastarda —Joel se materializó en el umbral de la puerta.
Susana movió la cabeza intentando zafarse de la mordaza.
Joel se acercó de mala gana y ella se encogió automáticamente.
—¡Qué quieres! —rugió con estruendo, deslizando su mano con furia sobre el amoratado rostro femenino, hasta rodearlo y desatar de un tirón brusco el nudo.
Susana se quejó por el ardor en su piel ante el grotesco roce de la tela sobre ya su sensible y golpeado rostro.
—Quiero agua, y necesito orinar —expresó avergonzada.
A regañadientes, se devolvió sobre sus pasos y regresó con un vaso de agua que le dio a las prisas, mientras Susana bebía desesperada. Luego desató sus manos tras la silla y la levantó con brusquedad, llevándola a trompicones hasta el baño, donde la empujó sin muchas contemplaciones.
Susana orinó con alivio, pero las lágrimas de angustia no dejaban de recorrer su rostro. Finalmente se levantó del inodoro y tras tirar la cadena, se encaminó al lavamanos cercano lavarse.
La imagen que le reflejó el espejo hizo que sus lágrimas explotaran con desconsuelo. Su rostro demacrado y con horribles hematomas, revelaba sus ojos apagados surcados de oscuras y profundas ojeras.
Las marcas enrojecidas de la asquerosa mordaza que permanentemente cubría su boca, se veían tan horribles como imaginaba.
Humedeciendo las palmas de sus manos, refrescó la ardiente piel de su rostro, intentando asearse lo mejor posible. Ancló su mirada a su reflejo y tomó aire profundamente.
—Prefiero un millón de veces que este desgraciado me tenga a mi en lugar de ti hija —susurró en un hilo de voz.
Suspiró con nostalgia.
«Hija mía, cómo debes de estar sufriendo» pensó con dolor.
Un golpe enérgico de la puerta la sacó de sus cavilaciones. Sin más, se apuró en su aseo, procurando no elevar más la ira de Joel y salió en breve volviendo a la incómoda silla. Desde algún lugar de esa casa Joel tenía puesta la reproducción de música y se escuchaban a volumen moderado las notas de Carrie de Europe. Permitió que el tenue volumen de la música ingresara en ella y mitigara momentáneamente su tribulación.
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Valle de Amor © Libro UNO de la Serie Amor
RomanceEl Valle de Elqui, situado en la Cuenca de Elqui es un paraíso terrenal que evoca al mismísimo Jardín de Edén. Un oasis coloreado a mano en donde la naturaleza se desborda con gracia y majestuosidad de borde a borde. Tras un extenso y extenuante pe...