7. Sentimientos discretos

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"El alma que hablar puede con los ojos también puede besar con la mirada."

Gustavo Adolfo Bécquer.

Valle de Elqui, Coquimbo, Chile.

Los tenues rayos de sol que se colaban por las rendijas de la ventana, acariciaron la piel de Alyssa, prodigándole una tibia sensación, casi como una cálida caricia.

Se estiró con presteza bostezando, luego de la trasnochada de la noche anterior, le sorprendía estar despierta tan pronto.

Una hermosa sonrisa se esbozó en su rostro, al recordar la noche anterior. La velada había sido mejor de lo que esperaba, aunque no quería asumir que aquello que la había hecho especial se debía a la compañía de Noah.

Su mente evocó su sonrisa enmarcada por unos atractivos hoyuelos en las comisuras de sus labios, sonrisa que parecía extenderse por medio de esa mirada de ojos azules intensos y profundos que tenían la facultad de contener los suyos con una facilidad increíble.

Suspiró quedamente, llevando sus palmas con cuidado a sus encendidas mejillas. Definitivamente ese hombre no le era indiferente y eso la aterraba. Si bien ya había transcurrido muchísimo tiempo desde lo de Joel, no se sentía preparada para sentirse atraída por alguien. Debería traer cuidado consigo misma, no deseaba darles rienda suelta a los sentimientos ni al fluir del corazón. Luego de toda la pesadilla del pasado, en lo que menos pensaba o lo que menos deseaba era que su corazón fuera fracturado nuevamente.

Los pasos enérgicos de Beca hicieron eco por toda la estancia, y redoblaron su sonido al acercarse a su dormitorio.

—¡Buenos días Bella durmiente! —anunció asomando su morena cabellera—. Ya tengo listo el desayuno, ¿lo traigo aquí y desayunamos flojeando?

Alyssa asintió rápidamente, levantarse de la cama aún no estaba en sus planes.

—¡Ya mismo regreso! —Beca giró sobre su eje, regresando sobre sus pasos a la cocina.

A los minutos ya estaba de regreso con una gran bandeja rebosante de apetitosas pailas de huevos revueltos, tostadas, fruta, jugo de naranja y café.

—Como que alguien amaneció hambrienta —se carcajeó Alyssa—. Amiga cocinaste para un regimiento, supongo que la maratón de baile que se dieron ayer con Liam no tiene nada que ver...

Elevó sus cejas con sugestión, mientras Beca se empinaba un gran sorbo de jugo con rapidez, atorándose en el proceso.

—No, que va... solo fueron unos bailes y ya, he bailado cientos de veces con chicos —se encogió de hombros con gesto descuidado, restándole importancia al asunto.

—Pero nunca con ese tipo de chico —recalcó Alyssa—. Vamos... jamás habías tenido un calce tan perfecto con alguien al bailar.

—Bueno... supongo que si compatibilizamos bien en la pista de baile —accedió Rebeca— Pero eso es porque lleva años de preparación y entrenamiento al igual que yo, incluso me contaba que tiene su propia Academia de Danza.

—Justo lo que necesitabas... una nueva amistad involucrado en el ámbito artístico. Yo creo que deberían socializar más ustedes dos, hacen una buena pareja.

—¡Hey! —se quejó la morena sacudiendo su cabello—¿¡Qué insinúas!?

—Pareja de baile quise decir... —Alyssa esbozó una sonrisa traviesa— O quizás algo más.

Su guiño de ojo fue truncado por su cabello revuelto cuando Rebeca le pasó la mano por la cabeza, enmarañándole el cabello a consciencia.

—La que cayó en la red del amor eres tú... ayer no había forma de despegarte de Noah, incluso con Liam tuvimos que hacer la hora esperando a que el parcito terminara de coquetear —se rió Rebeca.

Valle de Amor ©  Libro UNO de la Serie AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora