16. Cacería furtiva

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"El amor es intensidad y por esto es una distensión del tiempo: estira los minutos y los alarga como siglos."

Octavio Paz.

Valle de Elqui, Coquimbo, Chile.

Ana y Andrés, junto con Camilo, dirigieron sus pasos al área de la piscina en busca del grupo. Con el medio día cálido y soleado en toda su expresión, se antojaba compartir un momento agradable bajo los cálidos rayos del sol, que descendían de manera vertical con agrado y majestuosidad. Entre los veraneantes que se desparramaban por aquí y por allá, advirtieron la presencia de Esteban, Arturo y Amy.

Dirigieron sus pasos hasta los chicos y se dejaron caer sobre sus toallas acomodadas en el mullido pasto. Esteban fue el más contento de su llegada, mientras que Amy y Arturo aprovecharon el momento para sucumbir a una mirada dedicada que terminaba y empezaba en ellos, aislándolos automáticamente en una burbuja.

Esteban rodó los ojos, intentando ocultar su pesar. Desde que había conocido a Amy la noche de discoteca hace ya un par de semanas, se había sentido inmensamente atraído por su belleza y había disfrutado cada segundo de su cercanía, sin duda el haberla tenido entre sus brazos al bailar había sido sublime. Sin embargo y tras el regreso de Arturo, Amy parecía haber cedido ante los encantos de su amigo, aún más ahora que él desagradable de su novio le daba unos momentos de paz con su retorno a la capital.

¿Acaso Arturo nunca se había percatado del interés que él había presentado en la chica? El embobamiento que sentía parte de sí cuando ella estaba cerca, de seguro era percibido por cualquiera que pusiera atención. Sin embargo Arturo parecía completamente ajeno a eso, quizás, sumergido en su propio embobamiento.

La llegada de Beca, Ema, Bastián y Liam lo sacó de sus ensoñaciones. Los recién llegados se unieron de inmediato, dejándose caer en el círculo y saludando a todos con movimientos de mano en el aire.

Liam quedó sentado entre Esteban y Beca, volteándose al trigueño para conversar mientras Beca se carcajeaba por las anécdotas que contaba Bastián, acompañado por el ruedo de ojos de Ema quien con una sonrisa divertida se sonrojaba con los relatos de su chico.

En breves momentos todos conversaban con todos, entre un coro de carcajadas que armonizaban el ambiente.

Noah y Aly pasaron de carrera a saludar a los chicos, despidiéndose raudos y veloces para salir a hacer unas compras.

Tras esa pausa, todos se concentraron en la genial anécdota que comenzó a compartir Camilo sobre su vergonzosa caída durante un partido de fútbol, organizado por el equipo del que era parte, cuando la vibración del móvil de Arturo en su bolsillo lo sacó de la concentración. Miró la pantalla distraídamente y su semblante palideció de manera abrupta.

—¿Está todo bien? —Amy lo escudriñó con preocupación, atenta a él.

—Si este...todo bien, tengo una llamada importante que debo atender. Ya vengo. —le explicó en un susurro conectando su mirada a la femenina.

Ella asintió sintiendo un ligero estremecimiento recorrer su piel al verlo levantarse y caminar rápidamente en dirección a las cabañas. Una leve e inexplicable inquietud oprimió sin pecho, pues el fugaz atisbo de preocupación en la mirada de Arturo fue suficiente para inquietarla.

Volvió su atención a Camilo quien terminaba de relatar la anécdota, siendo secundado por aplausos y porras por parte de los chicos.

Valle de Amor ©  Libro UNO de la Serie AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora