🐾Noveno Omega🐾

262 37 5
                                    

Dos días.

Apenas había pasado dos días en la que el pequeño Omega de cabellos rosa había ingresado a la universidad con su nuevo color de cabello extravagante recibiendo ciento de halagos y cumplidos ante su nueva apariencia.

Todos habían caído rendidos ante la inocencia y ternura que desprendía el menor con tan solo respirar, exhalar y solo mirar a la nada.

Obviamente los tres omegas tuvieron una avalancha de Betas, Alfas y uno que otros omegas detrás de si buscando su atención, cada obsequio que antes recibían se habían multiplicado en millardos y una vez más su popularidad se había exaltado de sobre manera.

Pero para el menor de mejillas abultadas era tan incómodo sentir los ojos sobre el a cada segundos por solo caminar avergonzado.

Aún con las intensas miradas puesta sobre su persona y sintiendo lo escalofriante que podía llegar a ser que los ojos ajenos no lo dejasen en paz y cada movimientos suyos estén grabados en las mentes de los demás como si un maleante fuera lo tenía paranoico.

Con las mejillas cubiertas de un suave carmesí que no parecía abandonar y enternecer a los demás, JiMin tomo entre sus pequeñas manos las correas de su mochila y seguir caminando con más prisa a su aula de clases escuchando los múltiples comentarios hacia su persona que no eran más que murmullos que lograba escuchar con claridad.

- Cosita, mira como se ve de adorable, ¡Es tan cute! - había comentado una chica extraña que siempre lo veía donde sea, por lo poco que sabía de esta es que era una Alfa muy poco popular y escritora que se hacía llamar su esposa e incluso su Alfa.

La conocía como Adrí pero no sabía tanto de ella como quería. Tampoco es como si a él le hiciera curioso saber de una de sus acosadoras.

JiMin no pudo evitar apenarse más y enrojecer de sobre manera al pasar por el lado de la pelinegra de cabellos ondulados y ojos oscuros que estaba con sus amigas hablando de el sin vergüenza alguna.

Ah, esa chica daba miedo y juraba que debía tener fotos de el como protector de fondo en su celular.

Hoy se había tomado la molestia de ponerse unos pantalones holgados como apretados y ajusto en sus muslos y trasero de un vivo color rosa idéntico al de su cabello mientras en su pecho contenía una camiseta blanca de mangas largas igual de holgada y dos tallas más grandes de lo usual con un bonito estampado de perrito amarillo que había llamado tanto su atención ante lo curioso que se veía.

Claro, sus dos Hyung habían quedado fascinado ante la forma tan tierna y aniñada de vestirse del pequeño Omega el día de hoy que no se interpusieron ante su vestimenta.

Pero para el pequeño Omega de aroma oculto se le hacía ya incómodo que murmuraban de el cosas tan contrarias y extrañas.

¿Cómo podían adularlo solo por caminar?

Cuando ya estuvo frente a la puerta de madera de su aula no pudo evitar apresurarse e ignorar las miradas de interrogación de sus compañeros de clases y dejar sus cosas sobre su escritorio y sentarse en este soltando su respiración, que al parecer contenía desde que había llegado.

Relajo su cuerpo sobre la silla de su puesto y cerró sus ojos por unos segundos sintiendo la calma recorrer cada parte de el.

¿Desde cuándo el se había convertido en una imagen de admirar?

¿Desde cuándo dejó de ser un chico ordinario y desapercibido para pasar a ser el centro de atracción?

Un suspiro cansado abandonó sus labios rojos y se dejó una vez más caer sobre su asiento sin importarle que lo estuvieran mirando.

¿𝑸𝒖𝒊𝒆𝒏 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒂 𝒖𝒏 𝑨𝒍𝒇𝒂? (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora