🐾 Séptimo Omega🐾

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10 años antes, Corea.

Casi con antelación y dificulta, en la ya oscura noche cubierta por estrellas luceros, con los cesantes ruidos de los grillos en el pasto, con los murmullos de las hojas mecerse por el viento y la embargadora sospecha de mounstros escondido, se encontraba la silueta de un pequeño cuerpo en es frío pasto verde de aquel solitario parque.

Con apenas una camisa dos tallas más grande de la que suele usar y un pantalón ya algo roto, con las planta de sus pies descalzos y su cabello de hebras castañas húmedas, el pequeño niño de trece años miraba el cielo con sus ojos empapados en lágrimas y sus labios fruncidos por en frió que estremecía su cuerpo, sus dientes apenas castañeando ante el clima y sus dedos formando un puño mientras sentía su cuerpo adormecerse ante el sueño.

Con tan solo las 08:32pm se encontraba con las ropas sucias y rotas un niño olvidado por su madre que lo dejo olvidado por correr al banco porque supuestamente había pasado algo con su dinero.

Aún así desde hace tres horas en ese lugar que no conocía camino a casa, el niño tenía las esperanza de que su madre volvería por el y lo abrazaría y lloraría preocupada por el.

Pero la vida de Jeon JungKook no era así, su madre no era así.

- A veces quisiera que mi mamá me quisiera más que su dinero - susurro para si mismo el menor con su voz rota en llanto y sus manos sobre su pecho tratando de apaciguar el frió que sentía.

Esa noche, la oscuridad profunda y las estrellas brillaron tanto tratando de darle compañía al pequeño niño que yacía dormido con su cuerpo hecho una bolita dejando que el frió fuera su única anticipación a pesar de el dolor en su corazón.

01 de septiembre, Corea.

- Jeon JungKook, ¡Ven aquí ahora mismo! -

A pesar de los fuertes gritos intimidantes de la mujer que le dio la vida y las molestas miradas de su familias, el castaño continuó con su andar despreocupado y las maletas de rueditas yendo directo a la enorme reja blanca de su casa y activarla con su sola presencia.

Aveces la tecnología de hoy en día lo sorprendía.

- ¡Jeon, te estoy hablando! - grito nuevamente la señora saliendo de su lujosa casa de dos pisos y caminar con una bata de seda que caía por su cuerpo y sus tan preciadas y muy bien cuidadas pantuflas de tela delicada.

A pesar de que ya sentía molestia, el pequeño Omega detuvo su caminata y se quedó tieso en su lugar para darle la espalda a su progenitora, que justo llegó detrás de él.

- ¿Qué mierda piensas hacer ahora? - dijo exaltada e histérica la mayor mientras trataba de quitar las maletas de mano de su hijo - ¡Dame esas malditas maletas y vamos a casa! - grito la Omega enojada.

El ni se inmutó por la palabras de su madre y cogió con fuerza sus maletas y de un empujón alejó a su madre de el, que la termino mirando sorprendida.

- Me voy madre, y espero tu dinero pueda remplazar a tu hijo - susurro para que solo la mujer escuchase sus palabras y no los chismosos de su familia - Y dile a aquel Alfa que te mantiene, que le agradezco demostrar que los "superiores" son una mierda -.

Con toda la fuerza de voluntad, Jeon JungKook partió de su hogar con su corazón hecho trizas y la culpa dañando lo, pero más que todo odiando con todo su ser a aquellos que se creían superiores por ser Alfas, odiando con todo su ser a aquel Alfa que envolvió a su madre a la varicia.

Jeon JungKook no es malo, solo es un chico lastimado.

Y el a sus 19 años se dio de cuenta que no quería seguir sufriendo.

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- ¿Y a dónde irás? - pregunto interesado el Omega pelinegro de bonitos labios y cara preciosa mirando al chico justo a su lado, que iba sentado en aquel avión con sus cabellos castaños enmarañados, este solo sonrió y se encogió de hombros.

Hace unos minutos había subido al avión con destino a su nueva vida, y entre los diferente asiento no le pareció mejor que sentarse justo a un lado del apuesto chico de cabellos negros desordenados y que pintaba sus uñas de un rosa claro.

Ah, muy interesante e innovador.

- Iré a Seul, no se precisamente a dónde, pero allí - contesto este con una sonrisa débil y triste en sus labios, el otro Omega no pudo evitar sentirse malo ver las facciones decaído del menor, notando la bolsas oscuras y la falta de cariño que demostraba la apariencia del contrario.

No es que estuviera criticandolo, no, pero no podía evitar sentirse tan mal por el chico y averiguar porque tan mala fachas.

Sentía desde muy dentro de si, hará su lobo, que había reaccionado amigablemente con el contrario y le dió la bienvenida, en que debía de ayudar a ese pequeño chico que demostraba con sus orbes oscuras cuan falta de cariño necesitaba.

- Si... - dicaho un poco el mayor rascando su nuca en cuanto sus uñas se secaron y miro al menor - Si quieres, puedes mudarte conmigo y otro Omega que conocí, entre los tres podríamos pagar la renta de la casa - susurro por lo bajo este mientras miraba fijamente al otro, que cambio de expresión al oír sus palabras maravillado.

Después de todo, había conocido al otro chico de la misma forma que este.

Solo que al otro lo encontró cubierto entre ropas rotas y en un callejón rogando por su vida y llorando dolorosamente.

SeokJin desecho todas esas ideas antes de sentirse horrible y miro con una sonrisa al chico, que inevitablemente sonrió a gusto.

- ¿Hablas enserio? - contesto con un brillo en sus ojos.

- Claro, nada saldría mal... ¿Cierto? -

- ¡No!, ¡Claro que no! - y sin previo aviso, el otro sonrió en grande mostrando sus enorme diente de conejitos y dejar una linda imagen.

El mayor sonrió enternecido y extendió su mano al otro.

- Kim SeokJin -.

- Jeon JungKook -

Capítulo editado el 07 de febrero, 2020.

¿𝑸𝒖𝒊𝒆𝒏 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒂 𝒖𝒏 𝑨𝒍𝒇𝒂? (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora