Capítulo XIV

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El día de San Valentín trajo consigo mucha expectativa entre los magos y brujas de segundo año en Hogwarts.

Con el permiso de Dumbledore, Tom y Remus habían acompañado a los estudiantes de segundo año a Hogsmeade para poder visitar el pequeño pueblo por motivo de las festividades.

Desde el primer momento, Remus había elegido otra ruta diferente a la de Tom para evitar -según él- futuros problemas. Así que el profesor de encantamientos se encargó de vigilar a los Ravenclaw y Gryffindor, y Tom tuvo que hacerse cargo de Slytherin y Hufflepuff, no sin antes haber tenido una pequeña charla con Remus que Blaise no permitió que Harry escuchara.

Ese día, sábado, todo parecía ir a las mil maravillas. Todos estaban disfrutando del paseo y conociendo todo lo que Hogsmeade tenía para ofrecer a medida que los galeones desaparecían de sus bolsillos. Draco había invitado a Harry a tomar té en Madame Tudipié y Blaise hizo lo mismo con Pansy, situación que sirvió de excusa para que Tom invitara a Remus cuando este, junto a los suyos, se reunió al otro grupo.

Nadie imaginaba que más tarde, una horda de lobos salvajes decidiría hacer una pequeña visita a las cercanías del colegio, trayendo consigo el terror y la desesperación. Definitivamente unos cuantos habitantes del pueblo, dos adultos capacitados y más de cincuenta estudiantes de segundo año no serían suficientes para repelerlos y poner a salvo el territorio. Era muy malhadado el hecho de que los estudiantes mayores y otros profesores estuviesen a resguardo en Hogwarts, y que Albus Dumbledore hubiese concedido más tiempo como permiso a los demás, por petición de Tom.

Pero Remus y Tom no eran para nada incompetentes, pues supieron actuar con calma y diligencia, organizando a los niños por grupos para que cada uno buscara refugio en cada establecimiento abierto cerca de allí. Un patronus de emergencia ya había sido enviado al director, y ambos profesores hacían hasta lo imposible por repeler a las feroces bestias.

— ¿Por qué no llega más ayuda? —gritó Pansy con los ojos llenos de lágrimas y mirando con terror por una de las ventanas de Zonko. Remus y Tom estaban lanzando hechizos aturdidores y punzantes intentando ahuyentar a algunos de los lobos.

— ¡Esos lobos entrarán y nos comerán! —gritó Greg, escondiéndose debajo de una mesa— ¡Estoy seguro de que ese negro grande de allí derribará la puerta y entrará por nosotros! ¿Qué vamos a hacer?

Harry no podía estar más de acuerdo. Uno de los lobos parecía ser tan grande como un caballo y era el que más rondaba por la tienda de artículos de bromas. El propietario de Zonko había desaparecido momentos antes, dejando a varios de los Slytherin abandonados a su suerte.

Por la ventana también se podía ver al interior de las Tres Escobas. Ron y Hermione estaban allí junto con otros niños y Madame Rosmerta hacía lo posible por retener la puerta.

— ¡No podemos quedarnos aquí! —gritó Draco subiéndose a una de las sillas y llamando la atención de todos— ¡Papá me contó que todas las tiendas aquí, tienen un pasadizo que lleva a Hogwarts! ¡Tenemos que encontrarlo!

— ¡No podemos descuidar la puerta! —gritó Theo, quien resultó tener más agallas que los demás al decidir que impediría con su propio cuerpo que algún lobo entrara— ¡Algunos de nosotros tenemos que salir y ayudar a los profesores!

La discusión que le siguió fue caótica y Harry tuvo que abrazar apretadamente a una asustada Pansy, quien no paraba de llorar pues Blaise era el único que apoyaba la idea de Theo.

Pero todo se silenció al escuchar un aullido estremecedor. El lobo grande había logrado llegar al escondite de Tom y le acechaba con ferocidad, lanzando dentelladas y sin dejar de gruñir. Tom tenía el brazo derecho bañado en sangre.

Una nueva vida [ HP fic ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora