Gemidos.

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Mecoboy se encontraba en la sala mirando la televisión, se extrañó al no ver a su compañero así que apagó la televisión para ir a buscarlo, no pasó ni un minuto cuando empezó a escuchar extraños ruidos proveniente del cuarto de Darkar, agudizó sus oídos para poder escuchar con más claridad, cinco segundos después se sonrojó hasta las orejas, la cama rechinaba con fuerza mientras se escuchaban gemidos femeninos, tomo su celular y su chaqueta con rapidez para luego salir de la casa y dirigirse a un café que estaba cerca de ahí, al llegar se sentó en una mesa y sacó su celular para llamar a alguien, quince minutos después llegó una chica morena, se sentó frente el albino y lo saludó.

-¡Hola Meco! ¿Me necesitabas?.- Preguntó la chica mientras tomaba el menú.

-Solo quería hablar con alguien, ya sabes, no quiero estar en casa si está ese pendejo.- Respondió imitando la acción de la chica.

-¿Ya saben que van a pedir?.- Preguntó el mesero llegando a la mesa.

-Si, deme una malteada de fresa por favor.- Contestó el albino.

-A mí un pastel de chocolate.- Respondió la chica sonriendo amablemente mientras miraba como se iba el mesero.- Bien, cuentame qué hizo ahora.- Lo miró atenta.

-Nada, solo asumo que por los ruidos que salen de su cuarto debe estar cogiendo con alguien.- Dijo sin importancia el albino.

-¿Lo dices enserio?.- Preguntó asombrada la chica.- ¿Que no se te declaró hace unas semanas?.- Preguntó extrañada.

-Meh, yo sé que no se toma nada en serio ese pendejo, además, sale con una gorda.- Respondió Mecoboy con aburrimiento.

-¡Que hijo de la chingada!.- Dijo con enfado la chica.- Neta lo siento Meco, ¡Quiero ir a putearlo! Dame tus llaves.- Exclamó toda emperrada la chica.

-No es necesario wey, me vale madre la neta.- Contestó serio el chico.

-Escucha wey, por fuera serás un asqueroso, con la cara más culera que había visto jamás, y de pilón, un mamón, pero sobre todo eso, te conozco y yo sé que te gusta ese pendejo, y no va a estarte ilusionando porque me lo voy a putear así como te puteo mi hermano.- Respondió la chica extendiendo la "mano" esperando que el chico me diera las llaves.

-No tenías que recordar lo último.- Dijo algo enojado el chico, aún así le entregó lo pedido a la chica.- ¡Y no me gusta ese wey!, No ha conseguido un empleo en años, me ha puesto en peligro inumerables veces, me dejó hasta la chingada de deudas y no tiene el más mínimo sentido de la responsa- .- Fue interrumpido por la morena dando a entender que está no lo iba a escuchar.

-¡Muy bien! Volveré en quince minutos, cuida mi pastel.- Respondió decidida la chica.

La chica iba caminando con rapidez hacia la casa de su amigo, se encontraba bastante molesta con el compañero de casa de su amigo, ya que ciertamente todo lo que dijo el albino era cierto, pero también era cierto que este comenzaba a sentir algo por ese castaño pendejo y ella no permitiría que este ilusionara a Meco, cuando recién se enteró de eso y notó como actuaba Meco ante la declaración del castaño la dejó con el corazón roto pero aún así lo quería y por eso haría lo imposible por que esos dos esten juntos y su mequito sea feliz.

Llegó a la dichosa casa y abrió la puerta con cuidado mientras volvía a guardar las llaves, empezó a escuchar los dichosos ruidos y se emperró más, se dirigió con rapidez al lugar proveniente de los ruidos y abrió la puerta de un chingadazó.

-¡Así te quería agarrar puerca! Sabía que sentías algo por mi, aunque te pinches tardaste en escuchar- que pedo tú no eres Meco.- Dijo el castaño apagando los sonidos con un pequeño control y dejaba de saltar en la cama.- Ah no mames, eres la novia de ese wey.- Se acostó su cama y se hizo burrito en las sábanas.- Ya sácate a la verga que no estoy de humor para hablar con morras como tú.

La chica estaba un poco confundida, aunque se le ocurrió una idea, si realmente quería a Meco haría lo que sea por el, ¿Cierto? Sonrió ante la idea que se presentó en su mente.

-¡Ah cierto! Tú eres el compañero de Meco, ¿Darkar cierto?.- Preguntó fingiendo desconocer al castaño.

-Hablo enserio pendeja, ya lárgate de aquí a la verga.- Contestó dándole la espalda a la azabache.

-Oye, estás muy guapo, ¿Tienes novia?.- Se sentó en la orilla de la cama mientras se acercaba al moreno.- Deje a Meco en un café, podría quedarme un rato más contigo y-. Fue interrumpida por el moreno que se levantó de putazo sentándose en la cama.

-¡A ver, a ver, a ver!.- Puso su mano en la boca de la chica para que dejará de hablar.- ¿,Enserio te me estás insinuando aún si Meco es tu pareja?.- Preguntó confuso.

La chica sonrió complacida pues estaba logrando lo que queria, quitó la mano del chico mientras se acercaba más a este y quedaban en una posición comprometedora.

-Podemos divertirnos un rato aquí, Meco no se dará cuenta.- acercó su rostro al del chico con intensión de besarlo pero este la empujó tirandola al suelo.

-Mira pendeja, deja de estar de promiscua, tienes al hombre perfecto contigo y sales con tus fregaderas?.- Habló el moreno emputado.- ¿Siquiera sabes cómo soy? ¿Si soy de fiar o si no soy un peligro?.- Su voz sonó apagada con la última palabra, pero aún así siguió hablando.- No mereces a Meco, aún asi, el es feliz contigo así que no quiero ver qué andes de zorra por ahí o te las vas a ver conmigo, Perra.- Le miró con una mirada sería mientras tomaba a la chica bruscamente del brazo y la sacaba de su habitación.

La pobre azabache estaba anonadada, salió de ahí con rapidez dirigiéndose al café donde había dejado a Meco, al llegar lo vio con una mirada aburrida mientras jugaba con el popote de su malteada, se sentó en la silla enfrente de él y le entregó las llaves.

-¿Qué sucedió?.- Preguntó el albino algo intrigado.

-¡D-Después te lo digo! Pero enserio, ese wey se ve medio loco por ti.- Habló la chica mientras le robaba la malteada a Meco y le daba un sorbo.- Pasaron cosas y sentí como si me quisiera golpear.- Suspiró, lo que tenía que hacer por la felicidad de Meco, un chasquido de este se escuchó.

-Ese hijo de la verga.- Murmuró entre dientes el albino.- Disculpalo, ya sabes cómo es ese cabrón, pero ahorita que llegue le voy a dar en toda su-. Fue interrumpido rápidamente por su amiga.

-¡N-No te preocupes! Fue mi culpa de cierto modo.- Le regresó la malteada y comenzó a comer su pastel.- Pero quiero decirte que enserio deberías considerar bien las cosas, quizás no sea un gran chico pero creo que podría cambiar por ti.- Terminó de decir h de acabó el pastel de una mordida para luego dejar un billete en la mesa y levantarse.- Bueno, me tengo que ir, piensa en lo que te dije y inténtalo.- Le sonrió comprensiva y salió de ahí.

El albino pagó su bebida y fue a casa reflexionando lo que le dijo la azabache, hizo su rutina de limpieza y se fue a dormir aunque no podía hacerlo muy bien.

-¿Podría cambiar...?.- Se cuestionó mentalmente, aunque deshecho esa idea inmediatamente para luego quedar en un profundo sueño.

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uwu

-Alexandra.

Solo para mí. [Darkar x Mecoboy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora