TERCER AÑO I

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Noviembre, 1987

—¿Diez puntos menos por murmurar? —preguntaba una indignada Beatrice mientras apretaba un sándwich de pollo que no tenía culpa alguna de su enojo—. Por Merlín, ¿Qué acaso Snape tiene oído biónico o qué?

—Tienes que admitir que murmuraste en su contra cuando te dijo que tu poción no tenía remedio...—le recordó Critt sin despegar su mirada del libro de pociones.

—¡Y era de esperarse! —gritó indignada mi amiga—. Estoy más que segura que me odia. En todo caso el sentimiento es mutuo.

—Snape odia a todo alumno de esta escuela Beatrice, no te lo tomes personal.

—¿Y lo defiendes? —preguntó ella acusándolo con su cuchillo.

Escuchaba como discutían pero realmente no me encontraba con ellos, a lo lejos podía ver al equipo de Quidditch de Gryffindor comer, o más bien tragar su desayuno. Su capitán, Mitchell Holland los regañaba y advertía que aunque sus estómagos se sintieran mal, no saldrían de la cancha hasta que el partido hubiese terminado.

Con una sonrisa en el rostro, y sin parar de masticar su propio sándwich, Charlie Weasley le respondía en voz baja y relajada. Observé como sus ojos se achinaban cuando reía y como unos profundos hoyuelos adornaban sus mejillas pecosas.

Me sentí tonta al instante por estar fijándome en cada detalle de su rostro y no logré impedir sentir como el calor llegaba a mi rostro.

—¡Tierra llamando a Rose Grey! —gritó Beatrice frente a mi, haciéndome girar el rostro para verla—. ¡Por fin! Pensé que estabas petrificada mirando al equipo de quidditch.

¿Es que Beatrice no podía tener un poco más de filtro? Esperaba y rogaba a todos los magos para que el equipo estuviera lo bastante lejos para no escuchar la voz de mi compañera.

—¡No estaba mirándolos! —reclamé susurrando.

—¡Ay, si, claro! has estado más de cinco minutos pegada en ellos. ¿Qué acaso...? Oh ya sé...

—¿Qué?

Critt desvió su mirada del libro a Beatrice, esperando, como si también estuviese interesado en el tema, por la revelación de la rubia.

—¡Te gusta uno de ellos!

—¡Demonios, Beatrice! ¿Podrías decirlo más alto? creo que no te ha escuchado la otra mitad del colegio —dije ya un poco molesta por su tono poco disimulado.

—Lo siento —se disculpó honestamente—, pero ¿He acertado? Mira que te has puesto roja, Rose. 

—No, no has acertado, Beatrice.

—Oh vamos, ¿Entonces por qué los mirabas con tanta concentración?

Es tu amiga, no la mates. Es tu amiga, no la mates, me repetía mentalmente. A la vez, intentaba crear una excusa creíble para no decirle que estaba viendo con todo detalle a Charlie Weasley como toda una psicópata.

—Solo, me preguntaba que se sentiría ser parte del equipo...

—No sabía que te gustaba tanto el quidditch, Rose —comentó Critt, cerrando el libro y poniendo más atención a mis palabras. Lo que menos buscaba.

—Solo me gusta volar, Critt. No creo tener las habilidades ni el entendimiento necesario para ser jugadora de quidditch. Es... que, me parecen muy buenos en lo que hacen.

Mejor cállate Rose, me reprendí a mi misma.

—Yo creo que si las tienes Rose, te he visto volar, no eres mala en ello y yo tampoco, podemos practicar durante este año y audicionar para el quipo de nuestras casas el próximo —me propuso Critt. Su voz sonaba más emocionada de lo que hubiese querido.

—Critt yo... no creo estar...

—Si lo estás. Vamos no me dejes solo en esto.

Sus ojos de cachorro y el puchero en movimiento lograron convencerme. Quizás no sería buena como jugadora de quidditch o quizás me volvería la mejor de la promoción, quizás hasta podría jugar profesionalmente, o simplemente me rompería una pierna gracias a horrenda caía, ¿Quién sabría? El entrenamiento junto a Critt lo diría con el tiempo.

—Está bien —accedí sin más remedio.

—¡Excelente! Ahora debes hablar con uno de los jugadores de Gryffindor para que nos guíe en esta travesía.

—¿¡Qué!? —chillé, salpicando un par de gotas de jugo de calabaza —¿P-Por qué a alguien de Gryffindor? ¿Por qué tu no le preguntas a alguien de Ravenclaw?

—¿Debo recordarte la gran amistad que llevo con los demás estudiantes de mi querida casa? —preguntó de la manera más sarcástica posible, recordándonos que realmente no tenía amigos de su propia casa, solo un par de conocidos y los chicos con los que compartía habitación—. Además, todos sabemos que Gryffindor es el mejor equipo de Hogwarts actualmente.

Miré al equipo en el momento en que se levantaban de la larga mesa, tomado sus escobas y corriendo hacia las puertas del gran comedor.

—Bueno, quizás Madam Hooch quiera ayudarnos —dije sin pensar. Por supuesto que Madam Hooch no era una opción.

—Haré como que no dijiste eso, Rose. —Critt suspiró, juntando sus brazos en su pecho—. ¿Qué hay de malo en preguntarle a los de tu propia casa?

Suspiré derrotada y sin escapatoria. Finalmente con un gruñido de frustración solté un casi inaudible Bien para luego ver como Critt sonreía complacido con mi respuesta.

Me extrañé cuando noté que la peculiar voz de Beatrice no había sido escuchada durante nuestra conversación, por lo que cuando me giré hacia ella, esta me miraba concentradísima, con sus manos sosteniendo su barbilla en lo alto y con una sonrisa de oreja a oreja que, conociendo a Beatrice, no prometía nada bueno.

Rose Grey y la historia perdida en el tiempo [#1] [Charlie Weasley x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora