TERCER AÑO II

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Enero, 1988

No había sido a propósito, o tal vez si, un poco...en fin. De alguna manera u otra me había salvado hasta el inicio del descanso de Navidad sobre el plan de Critt. Me ayudó también el comienzo de los electivos y que mi amigo eligiera lo que creía su asignatura favorita. Cuidado de criaturas mágicas se había transformado en su pasión, y estaba segura de que cuando el profesor Kattleburn mencionó que podríamos tener una profesión con respecto a ello, todo lo demás dejó de existir para Critt.

Por otro lado, de Beatrice no me había salvado en lo absoluto. Después de dedicarme la mirada más sospechosa de la vida y de que Critt se retirara para hacer sus deberes, su pregunta fue clara y directa.

—¿Quién es el que te gusta del equipo, Rose? —la observé con nerviosismo y me limité a actuar, poniendo los ojos blancos para que creyera que estaba harta de su pregunta— No, no. No caeré esta vez. Lo he visto en tus ojos, a mi no me engañas.

—No me gusta nadie, Beatrice.

—Repítemelo hasta que tu te lo creas, Rose —dijo sin dejar de sonreír—. Esta bien, lo adivinaré con el tiempo, será divertido.

Lo que restó de días se la pasó observando todos mis movimientos. A penas si podía disfrutar de los partidos de quidditch sin tener su constante mirada sobre mi o sin la preocupación de que me pillase observando de más a cierto buscador pelirrojo.

Ya al anochecer, junto a Critt nos encontrábamos buscándola para dirigirnos los tres con prisa al gran comedor. Clem nos había preparado una nueva receta de pie de manzana y nuestros estómagos rugían desde el minuto en que lo había mencionado.

Bajamos por las escaleras a pasos apresurados, esperando encontrar a Beatrice en el patio del reloj, hasta que justo antes de salir, choque con fuerza contra una figura más alta que yo.

—Ten más cuidado por donde caminas, tu...—el muchacho no terminó su oración, en vez de eso una sonrisa lenta y siniestra se esparció en su rostro­—, vaya, vaya...si es mi día de suerte. —Malcom Callen sonreía con los brazos cruzados en el pecho. Me observaba con diversión—. La entrometida de Gryffindor.

—Déjanos pasar, Callen —le advertí.

—¿Perdón? —escupió con burla—. ¿Me estas dando una orden...después de haberme empujado?

Había soltado sus brazos a ambos lados de su cuerpo y comenzó a acercarse con pasos lentos.

—No te he empujado, Callen...

—Además me llamas mentiroso.

Malcom se acercaba cada vez más a nosotros, o específicamente, a mi. Parecía no tener vista para nadie más. Incluso Critt había quedado a unos pasos alejado de nosotros por la imponente figura del Slytherin.

Definitivamente no quería problemas con aquel idiota, pero era más que obvio que no iba a salir ilesa de esta. No si no me defendía.

Cuando sentí que mi espalda chocaba con una pared, saqué mi varita de la túnica y me separé los pasos que pude de él.

—Aléjate... —espeté con precaución. Intenté irradiar seguridad, pero mi voz, débil de volumen, lo impidió.

—¿Me retas a duelo, entrometida? —De la misma manera, Callen sacó su varita apuntándome—. No tengo problemas en dejarte aquí con Madam Pomfrey hasta el próximo año.

Vi como con un movimiento de muñeca y unas cuantas palabras lanzaba un hechizo hacia mi dirección, y aunque si bien no sabía algún hechizo protector que me ayudara, un rápido cuerpo delante mío impidió que las chispas rojas de la varita da Callen me dieran directamente.

Critt destilaba una especie de escudo a su alrededor, evitando las chispas rojas y protegiéndonos a ambos. Callen se sorprendió por unos segundos, antes de bajar su varita. Luego volvió a sonreír.

—Así que no solo eres un Ravenclaw de adorno ¿Eh? —le dijo a Critt—. Veo que haces buen uso de la magia que no debería ser tuya, ¿No es así? Sangre sucia...

¿Sangre sucia?

—¿No la escuchaste? —preguntó Critt, sin poner atención en lo que Callen decía—. Dijo que te alejaras.

—¿Crees que un mocoso como tu me da miedo?

Todo pasó rápido. Callen guardó su varita, se acercó a Critt y lo tomó de su túnica para alzarlo levemente y empujarlo a la pared. Escuché un leve gemido de dolor de mi amigo y preparada para abalanzarme sobre él, escuché una voz a nuestras espaldas.

—¡Malcom!

El grito de Edevane nos alarmó a todos, desviando nuestra atención hacia él. Como si de un rayo se tratara, el chico ya se encontraba con nosotros y apretaba el brazo de su compañero.

—No es ni el momento, ni el lugar para hacer esto —le advirtió Edevane mirándolo fijamente.

—No me interesa lo que digas, Brook.

—¿Quieres que Snape se entere de esto nuevamente? ¿O le darás una buena escusa a tu padre por pelearte en plena luz del día?

Callen pareció entrar en razón con la mención de su padre y soltó a Critt, no sin antes darle un fuerte empujón.

—Otra vez... —prometió mirándonos a ambos—... esto no se quedará así.

Miré a Edevane cuando caminaron lejos de nosotros. De alguna manera sentía que le debía una, incluso quizás dos. Sin embargo el solo me devolvió una mirada castigadora, antes de desaparecer con un más que furioso Callen.

—¿Te encuentras bien? —le pregunté a Critt cuando los Slytherin ya se encontraban fuera de nuestra vista.

—Si —respondió suspirando. Recogió su varita que había caído al suelo y arregló sus ropas arrugadas.

—Gracias por ayudarme, Critt.

—Ni lo menciones, ese idiota cree tener el derecho de amenazar y maltratar a cualquiera que se le cruce. Alguien debe hacerle frente —Le sonreí, esperando transmitirle el mensaje de lo valeroso que había sido—. Aunque no lo hiciste nada mal eh...

—Jamás podría haber hecho eso. No sabía que ya habías aprendido hechizos de protección.

—Bueno, en estos tiempos, alguien como yo debería aprenderlos.

—¿Alguien como tu?

—Un sangre sucia.











Doble y ...
¡Happy New Year!

Rose Grey y la historia perdida en el tiempo [#1] [Charlie Weasley x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora