SEPTIMO AÑO V - PARTE I

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Junio, 1992

Ron había asegurado que Charlie hablaba bastante sobre mi los días antes de partir a Rumania. La constante mención de mi nombre pronto desató que la familia Weasley pensara, nada menos, que aquella famosa Rose de la que tanto hablaba sería su novia.

Me sonrojé hasta las orejas al solo imaginar que lo que el pequeño Ron decía fuese cierto  y estaba segura de que si hablaba en aquel preciso momento, tartamudearía como una tonta.
Afortunadamente para mi, logré controlarme frente a los tres y le expliqué al pelirrojo menor que Charlie y yo no éramos más que buenos amigos.

Para salir de prisa de aquella situación, me limité a cambiar el tema, advirtiéndoles que, fuesen donde fuesen, tuviesen cuidado con los profesores en aquellas horas pues sino, tendrían un feo castigo.

Días después Hermione me confesó que un chismoso de Slytherin los había delatado cuando visitaban la cabaña de Hagrid, haciendo caso omiso a mi advertencia por supuesto, y siendo castigados, según ella, con una horrible visita al bosque prohibido.

Al menos el delator había caído con ellos, ya que según el reglamento, se suponía que tampoco debía estar afuera a esas horas nocturnas.

A mediados de Junio, las cosas se habían calmado un poco o eso quería creer. El numero de estudiantes atacados había disminuido considerablemente, sin embargo, las heridas eran más graves.

El díctamo para cerrar las heridas causadas por extraños cortes en las extremidades era pan de cada día, al igual que las pociones de crecehuesos. Fue tanto el uso de estas que Madame Pomfrey decidió cambiar los pequeños frascos por unas enormes botellas con forma de esqueleto que había llegado en una carga nueva directa de San Mungo.

De hecho, no había sido lo único en llegar del hospital mágico.

Un sanador y una enfermera habían aparecido silenciosamente para ayudar con los estudiantes afectados y aunque protesté un poco con Madame Pomfrey sobre mi estancia permanente en la enfermería, ella ganó la disputa, terminando por advertir que si me veía de nuevo por el ala del hospital me llevaría con el director.

Algo dentro de mi se negaba molestarse realmente con ella, pues a fin de cuentas, entendía que lo hacía por mi propio bien.
Después de tanto tiempo a su lado, Madame Pomfrey estaba al tanto sobre mi bajo rendimiento en el estudio para los EXTASIS y sabía que los exámenes estaban demasiado cerca.

Luego de unos días, me di cuenta que aquel desapego de las labores en la enfermería pronto dieron fruto para con mis estudios. Agradecí mentalmente a Madame Pomfrey y me prometí que lo haría también de forma personal en cuanto todo acabara.

Por otro lado, la profesora McGonagall, al igual que el profesor Snape, me había citado a su oficina por los sucesos y rumores que corrían de boca en boca entre los estudiantes de últimos años. Por fortuna, ella no había dudado de mi en ningún instante y su llamado había sido solo para advertirme que tuviera cuidado con los demás estudiantes y sobre todo, que no dudara en hablar si estaba siendo abusada de alguna manera.

Agradecí infinitamente a Godric por tenerla de mi lado.

Beatrice y Critt no se quedaban atrás, mis dos mejores amigos salían en mi defensa contra todo aquel que se atreviera a molestarme. A punto de batirnos a duelo un par de veces con los constantes matones de Slytherin. Para mi sorpresa, Malcom Callen brillaba por su ausencia y realmente no sabía si eso era algo de lo que tenía que estar contenta o alerta.

En mi interior solo esperaba que esa pesadilla acabara pronto, pues incluso algunos Gryffindor me miraban con miedo y cuidado, lo que hacía que me sintiera un bicho raro entre mis propios compañeros.

Rose Grey y la historia perdida en el tiempo [#1] [Charlie Weasley x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora