SEXTO AÑO III

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Febrero, 1991

Quizás jamás le había puesto atención o simplemente era demasiado despistada, pero el día de San Valentín parecía una fiesta muy esperada en el castillo. Me atrevía a decir que incluso más que Halloween o Navidad y eso ya era decir bastante.

No era como si los profesores autorizaran a celebrarlo oficialmente. Tampoco era necesario. Tanto chicas como chicos participaban en las diferentes actividades que se inventaban para aquel día, tales como el obsequio de presentes, chocolates hechos a mano o el intercambio de mensajería...romántica.

Para algunos, era el momento perfecto para hacer la declaración que por tanto tiempo se habían guardado para si mismos. Para otros, era el día de un inevitable rechazo y unas cuantas lágrimas de decepción.

Bea y Critt estaban más que encantados cuando Dumbledore anunció que gracias a las muchas peticiones que había recibido durante la semana, incluyendo cartas y algunos que otros obsequios, el alumnado estaba autorizado a hacer una visita a Hogsmeade, solo por aquel día.

Mis amigos comenzaron enseguida a planear donde ir y que hacer en su estadía, insistiendo que debía acompañarlos. Me negué absolutamente, no quería hacer mal tercio.

—¿Y si llevas a alguien? —sugirió Bea, mirando hacia un punto específico de la mesa de Gryffindor donde el pelirrojo pecoso miraba concentradamente su libro de Animales Fantásticos y dónde encontrarlos.

—¿Estas loca?

—¡Oh vamos, Rose! Es su último año, en unos meses no volverás a verlo ¿Realmente perderás la oportunidad?

—Es como ponerme un cartel gigante en la cabeza que diga ''Me gustas'' con letras enormes y brillantes.

—¿Están hablando de Charlie? —preguntó Critt cuando llegó junto a Bea, sentándose a su lado.

Me quedé muda y totalmente sorprendida. Sentía como se me había hecho un nudo en el estómago y estaba segura que mi cara había perdido el color momentáneamente. Miré a Beatrice y mi rostro se transformó en furia.

—¿Le contaste?

—No fue necesario —respondió Critt—, se te nota de lejos. Aunque debo decir que me duele que no me lo hayas dicho.

—Eres su amigo —señalé yo, ahora roja de vergüenza.

—Tu eres mi mejor amiga. Jamás se lo diría. Me dueles, Rose —dijo llevando la mano a su pecho, dramáticamente—. Pero, Bea tiene razón. No deberías perder la oportunidad de decirle lo que sientes. Estoy seguro que te arrepentirás luego.

Medité sus palabras y observé a Charlie.

Durante todos aquellos años había intentado suprimir un poco los sentimientos que habían aparecido casi como por arte de magia hacia el pelirrojo. No consideraba que fuésemos demasiado cercanos. Aunque tampoco podía negar que los últimos años nos encontrábamos más seguido y siempre teníamos algo de que hablar.

Incluso en algunas ocasiones me lo topaba en la sala común, después de sus entrenamientos de quidditch, mientras me encontraba estudiando para los EXTASIS.

Como si no estuviese cansado, Charlie dejaba sus guantes de cuero de lado, tomaba una de mis plumas de repuesto y comenzaba a ayudarme, señalando mis errores y explicándome lo que debía ser.

Cuando vi que el amante de dragones se levantaba de su puesto, imité su acción y con un golpe seco en el mesón, observé a mis amigos.

—Lo haré —dije con determinación, antes de comenzar a caminar hacia él.

Rose Grey y la historia perdida en el tiempo [#1] [Charlie Weasley x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora