SEXTO AÑO V

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Julio, 1991

El partido final no pintaba nada bien para nuestra casa. Slytherin estaba más bravo que nunca y el calor de inicios de verano solo empeoraba el ánimo de todos. El marcador llevaba la delantera para la casa de las serpientes, con un alcanzable 50-30. Ni el buscador de Slytherin ni Charlie habían alcanzado la snitch, aunque hasta el momento se habían visto envueltos más de una pelea y no me refería exactamente a la carrera por la diminuta pelota dorada.

Charlie era veloz, ágil y escurridizo. El buscador de Slytherin, bruto, tramposo, pero igual de veloz. Más de una vez en el partido había intentando botar a Charlie de su escoba mientras peleaban por quién alcanzaba primero la snitch. El Weasley intentaba salvarse como podía, con éxito además, encontrando siempre el espacio perfecto para salirse del apuro y saboteando los planes de su contrincante. El Slytherin terminaba dando patadas tontas al aire para luego refunfuñar y volver a molestarle.

Gryffindor realizó diez puntos más y el grito de jubilo se escuchó con fervor en las graderías. Desde mi posición pude ver a la profesora McGonagall aplaudir. Había estado igual de tensa que todos nosotros y en aquel instante, comenzaba a tener un poco más de color en su rostro.

Diez puntos más para Gryffindor y Tracy Madison anunciaba por los altavoces que nos encontrábamos en un empate 50-50. Mi mirada se fue instantáneamente al buscador pelirrojo. Charlie estaba a varios metros de altura, quieto, observando. Su rostro no pareció inmutarse cuando se anunció el actual empate, hasta sus aplausos habían parecido robóticos, sin emociones.

¿Qué te sucede Charlie?, le preguntaba en silencio.

En lo bajo, el resplandor dorado que daba la snitch al unirse con la luz del sol robó mi atención. El aleteo casi invisible la trasladó con una rapidez impresionante de un lugar a otro y no fue necesario mirar nuevamente a Charlie para saber que ya se había aventurado a alcanzarla. Aunque por supuesto, no era el único.

La carrera por la snitch nuevamente comenzó. Ambos buscadores eran tan veloces que lo único que podías ver en el campo eran dos manchas verde y rojo flotando en el aire y moviéndose aleatoriamente. Si bien el partido continuaba realizándose justo frente a mis ojos, lo único que realmente acaparaba mi atención era cómo el buscador de Slytherin empujaba con fuerza a Charlie para que se saliera de la línea de búsqueda.

Charlie subió unos metros con su escoba y el jugador se golpeó con la construcción de las nuevas graderías, destruyendo un poco la madera y perdiendo la snitch de vista. Celebré por dentro y disfruté que aquel idiota hubiese tenido su merecido.

Volví mi concentración al pelirrojo que se encontraba de vuelta en busca de la pelota dorada. Como nunca, en línea recta, intentaba alcanzarla con una de sus manos, mientras con la otra tomaba con fuerza el palo de escoba. Solo un par de metros y la victoria era nuestra.

Excepto porque algo me dio escalofríos.

Como si ya supiera lo que iba a suceder, mi mirada se dirigió a las graderías, donde el buscador de las serpientes, se encontraba flotando. Junto a él, pude reconocer al bateador de su mismo equipo, quien le proporcionaba su bate con una sonrisa en los labios.

Todo paso en un instante. La bludger loca se dirigió a su posición. El buscador, ahora con el bate de su compañero, golpeó la pelota con fuerza, como si fuera un mismísimo jugador de baseball profesional y lo peor, en dirección a Charlie.

—¡Charlie atrás de ti! —grité a todo pulmón sin importar nada, esperando que, aunque nos encontrábamos a bastantes metros de distancia, pudiese escucharme y evadiera la bludger loca que iba directamente a su cabeza.

Rose Grey y la historia perdida en el tiempo [#1] [Charlie Weasley x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora