C A P I T U L O. II

772 57 63
                                    


La sonrisa de Murray es cálida e infecciosa, como siempre. El público lo ama. Responden a cada broma con fuertes carcajadas: ¡Ja, ja, ja! ¡Jaja!

Normalmente Arthur se reiría junto con ellos. Ahora está en silencio, perdido en sus pensamientos.

Hoyt descontó el costo del letrero de su cheque de pago. Eso significa que su presupuesto se ajustará aún más de lo habitual. Intenta ignorar el ardor sordo y amargo de la ira que hierve en la parte posterior de su cabeza. Para calmarse, piensa en la presión del brazo de Travis sobre sus hombros, sosteniéndolo en alto.

Ya estaba empezando a preguntarse si alucino toda esa experiencia. Han pasado años desde que tuvo una alucinación tan vívida, tan completa, pero el recuerdo se siente sospechosamente como una de sus fantasías, como algo que su cerebro diseñó para consolarlo. Pero entonces, ¿cómo llegó al teléfono público? No podría haber caminado tan lejos, no en tan poco tiempo.

—¿Qué pasa, cariño?—, pregunta su madre—. Estás calmado.

Los dos están comiendo su cena congelada ¹, sentados uno al lado del otro en la cama y viendo el programa.

—Estoy un poco cansado.

—Estás preocupado por algo. Lo puedo notar.

Mira la mancha grisácea del filete Salisbury ², cubierta de salsa de pescado. Se las ha arreglado para comer solo unos pocos bocados. El medicamento afecta su apetito incluso en los mejores días. A veces la comida es una caso perdido.

—No estoy preocupado. Yo sólo estoy pensando.

—La vida es muy corta para preocuparse. Come tu cena.

Si Travis fuese una alucinación, ¿qué significaría eso para él? ¿Está perdiendo contacto con la realidad? ¿Va a terminar en Arkham?

¿Sería eso tan malo?

Siempre tuvo la sospecha furtiva de que algún día perderá su control tenue sobre su cordura y será enviado de regreso. Tal vez sería mejor terminar de una vez. Excepto por, ¿quién cuidará de su madre, si no es él? Ella se está haciendo mayor. Ella se confunde a veces. El otro día encontró sus zapatos en la nevera, Dios sabe por qué. Y a veces deja velas encendidas demasiado cerca de cosas que podrían incendiarse, y ...

—Arthur, come.

Se obliga a sí mismo a comer otro bocado de filete Salisbury, que tiene la consistencia de mocos horneados dentro de una hamburguesa y cubierto con esperma tibia.3 Su garganta se contrae. Lo ahoga. Se imagina que puede saborear el sufrimiento del animal que murió para poder procesarlo y comprimirlo en esta masa repugnante, esta sustancia gelatinosa que apenas parece comida.

—La próxima vez debería comprar las cenas de pollo a la cacerola. Ya no estoy seguro de que me guste el filete Salisbury.

—¿De verdad? Solías amarlo tanto cuando eras pequeño. Lo pedías todas las noches. Eso o hamburguesas con queso.

Eso puede ser cierto. No tiene forma de saberlo. Sus recuerdos de su infancia son pocos y confusos, un efecto secundario de las terapias de shock, probablemente.

Sigue comiendo, sigue pensando en Travis. Se lleva la mano al bolsillo,la desliza dentro y toca los pañuelos que Travis le dio. Todavía están envueltos en su bolsillo, manchados con pintura facial y lágrimas. Él debe ser real.

¿Pero importa? No van a volverse a ver. No es que Travis vaya a aparecer en Pogo's.

Su madre se duerme, roncando suavemente contra la almohada. Él la acurruca, le da un beso en la frente y luego va a botar el resto de la cena al triturador de basura. Se siente culpable desperdiciando comida cuando tienen tan poco dinero de sobra (piensa de nuevo en la vaca, la pistola de cerrojo golpeando su cerebro, terminando con su corta y sombría existencia, su cuerpo luego desarmado y procesado para que luego le salgan manchas grises no identificables). Pero no la va a guardar. Ha intentado recalentar cenas congeladas antes y son dos veces más desagradables.

People Like Us [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora