9.- Como cada vez
No podía sentirse peor, desde hace semanas que las pesadas agruras no le dejaban disfrutar debidamente de cualquier alimento, Naruto trató en la medida de lo posible mantenerse con un humor neutro, sin soltar improperios innecesarios o sonrisas exageradas que solo resultarían una máscara vacía.
Su padre se acercó para hablar en más de una ocasión, con argumentos poco entusiastas sobre un compromiso que no deseaba, tarde se había mostrado más que arrepentido. No quería casarse con una desconocida y muchos menos tener hijos con ella.
Sin embargo a esas alturas tampoco se sentía con la suficiente determinación para plantarse frente a Minato y rechazar tremendo disparate.
Así que el día fijado para su cena de "compromiso" se apreció por completo famélico, con esfuerzo llegó a sentarse a una de las sillas en la cocina, viendo como varios sirvientes se encargaban de preparar un opulento banquete.
—No se ve muy animado, joven Naruto —la mujer le habló. Sonriente en medio de ya varias arrugas, una de las pocas personas que podía recordar desde su niñez.
—Solo estoy cansado —bostezó sin delicadeza, llevándose un trozo de pan a la boca después.
—Yo diría que no se trata de eso -enternecida dejó un momento los vegetales que cortaba para acercarse —sabe que el señor Minato cancelará todo si en verdad usted no quiere esto.
Puntualizó pero Naruto no pudo creerle, no era factible que su padre diera por terminado su trato con tan sólo pedírselo. Mandando por tierra esa insistencia de meses, chasqueó la lengua cuando el mendrugo de pan pasó por su garganta.
—Iré a tomar algo de aire —dijo antes de ponerse de pie para salir.
Poco alivio le ocasionaba ver a un montón de desconocidos recorriendo los jardines de su casa, como invitados del compromiso a los cuales jamás invitó. Aguardando por comida y bebida gratis como si fuera alguna especie de hospicio para huérfanos, Naruto sonrió ante su deducción optando por sentarse al lado de un arbusto, sería buen momento para que alguno de sus perros le hiciese compañía.
Suspiró cuando sólo pudo recostarse sobre el césped contemplando el infinito cielo con desgano, sus pensamientos no tardaron en volar hacia Itachi, preguntándose cómo se hallaría ahora. Cada noche despertaba pensando en él, extrañándolo, temiendo como un niño que lo llegase a olvidar aunque ese fuese el resultado más obvio, dejando todas las cosas que no le pudo decir y sin siquiera poderse justificar.
Todos sus pequeños planes jamás serían cumplidos.
Suspiró de nuevo sabiendo que ya no quedaba nada prometedor en su futuro, todo por culpa de sus tontos miedos que lo llevaron a correr como un niño.
—Más que tu fiesta parece tu velorio.
La voz animada de Kiba llegó a sus oídos, su amigo salió de atrás de uno de tantos árboles que podían apreciarse en las grandes extensiones del jardín.
—Llegas temprano, la comida y la bebida gratis se darán en la noche.
—Puedo esperar —bromeó sin dejar que su mal ánimo lo contagiara.
Naruto bufó algo fastidiado, una molesta sensación parecía estar expandiéndose en su interior, sin estar seguro de a qué podría deberse el presentimiento de que debería estar haciendo algo más importante que estar recostado sobre el verde césped.
Verde.
Chasqueó la lengua irguiéndose en el acto, bajo la confundida mirada del recién llegado.
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Intoxicación
FanfictionA Naruto no le agradaban los omegas. Así que su escala en Japón solo irritaba sus sensibles fosas nasales, sin deseos de regresar a casa decidió tomar un empleo de medio tiempo para mantenerse lo que durase su fuga. Estaba seguro de que no regresar...