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Elsa

Hace muchos años, tiempos en los que mi padre estaba vivo, siempre solía contarme historias, pero había una en especial, la cual me hacía sentir segura, muchos creían que esta era una simple leyenda urbana, una historia que comienza a propagarse por la comunidad porque algún loco la contó con tanta seguridad, aún cuando en realidad era otra de sus simples ilusiones, sin saber que en realidad es una mentira, una mala jugada por parte de su propia consciencia, hasta que los mismo medio de comunicación confirmaron su existencia. La existencia del encapuchado, aunque mi padre solía llamarlo The guardian.

Aquel ser que se dedicaba a eliminar a aquellos que dañan a la ciudad. Ricos que se aprovechan de su dinero, narcotraficantes que venden a niños ingenuos a través de mentiras, ladrones, mafias y cualquiera que dañe la esperanza y seguridad de las personas. El día en que desapareció, el mundo volvió a ser tan gris como lo era desde que la oscuridad venció a la luz y dominó el mundo.

Eso fue hace 8 años, y no entiendo como no fui capaz de atar cabos sueltos y notar la coincidencia de su desaparición con la de mi padre. Siempre admiré a aquel hombre encapuchado, a pesar de que Anna, Rapunzel y muchos de mi familia pensaban de él como un asesino, yo lo veía como un héroe, porque gracias a las historias de mi padre, lograba entender que eran sólo algunos, y que a veces hay que matar por tu propia supervivencia, y aveces hay que morir por la del resto.

Mi padre sabe que murió como héroe, y a pesar de que yo lo quería para ser mi padre, no tengo el derecho a quitarle eso.

- Estás segura que es aquí?. - Pregunta Hicc mientras estábamos parados frente a la antigua oficina de mi padre la cual ahora me pertenecía.

- Totalmente, además de que se como leer un mapa, recuerdo que siempre dejó muy en claro que al momento de irse este sería mi lugar personal. Suelo ocuparlo cuando quiero escapar del mundo y estar sola, es decir la mayoría del tiempo. - Reí un poco al final a pesar de que mi cara seguía con rojeces por el llanto que tuve al momento de terminar el vídeo.

Odio llorar frente a la gente, no importa cuanta confianza exista entre nosotros, odio hacerlo, y no es porque piense que el resto me ve con alguien débil, es porque yo me siento así, pero después de ver a mi padre, diciéndome cuanto me ama y todo lo que hizo de mi sin yo darme cuenta, simplemente me hizo romperme, mi deseo se había cumplido, un último recuerdo de mi padre, y lo único que pude hacer como reacción fue llorar en el hombro de Hicc mientras él trataba de consolarme.

La oficina estaba bajo llave, y yo era la única que la tenía, de vez en cuando para mantenerla vengo a limpiar y sacudir el polvo yo misma ya que no quiero que nadie toque nada, y ahora agradezco haber tomado esa decisión.

- Según esto, debería de haber un botón justo...- Dije mientras buscaba en la pared dejando las palabras en el aire hasta que... - Aquí.

Al apretar el botón la pared se mueve a un lado, como si fuera una puerta deslizante, Hipo y yo nos miramos antes de ver que lo que hay detrás de la pared es una especie de elevador por lo que sin pensarlo lo arrastro dentro de la cabina y al apretar un botón las puertas se cierran llevándonos a lo que supongo es el bunker de mi padre y así era, a los pocos segundos las puertas se abren dejándome ver un lugar bastante grande, o eso veía a través de la oscuridad, al ver a mi lado, veo un interruptor, al apretarlo todo el lugar se enciende, por lo que vi claramente la avanzada tecnología que el lugar poseía.

Era un poco más grande que el salón principal donde se estaba llevando a cabo mi fiesta, aunque no tan alto, había una pared llena de grandes pantallas apagadas y frente a ellas teclados de pantalla. Un maniquí para colocar un traje, mesones de metal, una zona de entrenamiento, armas, un pequeño laboratorio con equipos básicos avanzados y una zona de aparente cirugía y temas de salud. El lugar era d paredes azules y negras pero con varias luces blancas y pilares de metal, era un lugar bastante moderno aunque necesitaba una limpieza pues estaba cubierto de polvo.

- Wow... - Exclamó Hicc admirando el lugar. - Esto es como una película, Els. Tu padre... era una especie de antihéroe. Algo así como Bruce Wayne u Oliver Queen, rico por el día, vigilante por las noches.

- Siempre supe que tenía secretos, aunque nunca imaginé algo así. Aclaro que ahora que lo sé, me parece muy tonto no haberlo visto antes. Las salidas secretas, su repentino conocimiento por barrios bajos y peligrosos, o por agentes químicos, también su pronto interés por culturas guerreras y sus métodos de pelea, sus bases y sus planes de ataque. Todo me hace sentido ahora.

- Como te sientes?. - Pregunta dejando el asombro atrás.

- Bastante abrumada, siendo honesta, algo triste y también enojada, el fue un héroe... no tenía porqué tener un destino tan cruel como el que tuvo. Una muerte en soledad.

- Bueno... ya sabes lo que se dice: "Muere como un héroe, o vive lo suficiente para convertirte en un villano."

Di un suspiro con mi cabeza gancha antes de recordar la razón por la que estaba ahí. Levanté mi cabeza decidida y a paso rápido camino hacia aquella zona quirúrgica en busca de lo necesario para abrir mi brazo y descubrir lo que mi madre me estuvo escondiendo aún cuando papá no quería hacerlo.

- Ayúdame, Hicc, necesito: un bisturí, guantes nuevos, algodón, pomada o alcohol, una bandeja, aguja, hilo y vendas, además de un trozo de tela, haremos esto lo más rápido posible.

En menos de 5 minutos teníamos todo lo necesario para hacer esta mierda de cortar mi brazo y sacar lo que sea que está dentro de él, sólo espero no desangrarme en el intento.

- Espero y la sangre no te asuste porque habrá mucha aquí.

Amarré el trozo de tela por la zona de mi bícep para así cortar la circulación hasta cierto punto evitando que salga demasiada sangre al momento del corte. Luego de eso mojó el algodón en pomada y desinfecto toda la zona de mi antebrazo puesto a que mi padre no dijo una zona en específico, tendré que hacer un corte bastante largo y me preocupa eso, con los guantes puestos tomo un bisturí recién sacado de un paquete y tras una respiración profunda aplico presión para hacer el corte pero Hipo me interrumpe.

- No tomarás un analgésico o algo?!.

- No te preocupes, Hicc, se muy bien como lidear con el dolor.

Respiro profundo nuevamente antes de que comience a hacer el corte. Mi piel ardía en niveles inimaginables, mi tez blanca se cubría por un color rojo carmín, tomo una venda y limpio la sangre para así dejar más a la vista. Sin pudor y a sangre fría, introduzco mis dedos en busca de lo que sea que mi padre dijo que buscaba, un cilindro brillante el cual, asombrada, en poco más de un minuto logré extraer de mi brazo.

Al tenerlo entre mis manos estaba asombrada al igual que Hicc, claro que su cara era un verdadero poema.

- Qué es eso? - Pregunta él.

- Ni puta idea... - Susurro en shock. - Será mejor que cierre esto antes de averiguarlo. - Mencioné saliendo de mi trance.

Tomé la aguja, la cual había enredado al hilo previamente, y antes de que pudiera pasarla para unir mi piel siento como un escalofrío recorre todo mi cuerpo, solo que se sentía demasiado extraño, era como si hielo cubriera cada una de mis venas en todo mi cuerpo, ignora el aquella sensación, retomo mi plan con la aguja pero antes de eso el escalofrío llega a mis mano haciéndome dejar caer la aguja.

- Mierda...

Una sensación extraña cubre mi antebrazo por lo que la voltear a verlo, veo como la herida se centra mientras se está cubriendo por...

- Dios... que es eso? - Cuestiona Hipo.

- Esto es... hielo?! - Exclamé asustada.


La era de los nuevos guardianes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora