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Las cosas eran muy complicadas. Ahora Mérida, Hiccup y yo pasábamos muchísimo tiempo juntos, las únicas excepciones son veces que ambas comemos junto al grupo de Hiccup ya que Jack me cae bastante bien y es mi oportunidad de verlo, y Kristoff y Flynn parecen buenos chicos así que trato de conocerlos.

Por otro lado Anna y Rapunzel se han sentido muy apartadas, y la verdad no las culpo, para ellas es como si Mérida y yo tuviésemos un club propio dónde las excluimos, que así es, y me molesta no poder hacer nada al respecto.

Ahora estábamos en el almuerzo solo los tres. La semana pasada habíamos invitado a ambos grupos a comer con nosotros algún día, sin embargo no sabíamos cuándo, de esta manera sería mucho más fácil poder irnos los tres a hablar de nuestras cosas (o hacer de las nuestras en casos necesarios) sin que ellos se sientan tan excluidos pues se tendrán los unos a los otros, además por sus actitudes estaba segura que Rapunzel y Anna se llevarían bien con Jack, Flynn y Kristoff.

— Estoy muy cansado. — Se queja Hicc mientras da un sorbo a su café.

— ¿Por? — Cuestiona Mérida con media sonrisa debido a que Hipo parecía un zombie en todos sus sentidos.

— He estado investigando sobre dragones y poderes, o cualquier cosa relacionado con ello. Todo lo que encuentro son leyendas.

— No ha aparecido nada parecido a lo del otro día, además no tenemos ninguna pista, es una búsqueda pérdida. — Mencioné indiferente con la boca llena debido al sandwich que comía.

Mérida e Hiccup callaron y siguieron comiendo. Eran las 11:30 de la mañana y era nuestra hora de descanso. Teníamos 30 minutos antes de la siguiente clase y estábamos hambrientos. En la madrugada hubo un robo al banco del Norte con armas de alto calibre, logramos detenerlos luego de 30 minutos, después hubieron varios asaltos por la misma zona por lo que no dormimos nada más que una hora, lo cuál solo fue posible porque nos quedamos dormidos en el búnker. Cómo salimos tarde, no alcanzamos a desayunar.

— Te envidio demasiado. — Me dijo Mérida terminando su pie de manzana. — Puedes comer todo lo que quieras sin necesidad de hacer ejercicio.

— Ventaja de la cantidad de energía que gastan mis poderes. Tengo hambre todo el día y puedo comer lo que quiera. — Sonreí mientras mordía un trozo de mi sándwich — Aunque descubrí eso desmayándome tres veces en un día. 

— Y también descubrimos que no se puede emborrachar, lo cual, en mi borracha opinión, es un castigo. — Agrega Hiccup después de tomar el último sorbo de café que le quedaba.

La mesa se quedó en silencio a excepción de los murmullos de la cafetería y las noticias puestas en la televisión. En éstas, tras unos días de lo ocurrido, aún se mostraba sobre el robo al museo de la otra noche, era una masacre y un modus operandi muy extraño, los rasguños, las mordidas, los rastros de sangre y el tiempo en el que se llevó a cabo no encajaban.

— Por cosas como esa dejé la ciudad.

Sorprendida por aquella voz a mis espaldas, me volteo rápidamente sin creer a quién me encontré ahí. Con su sonrisa cariñosa, sus ojos medianamente rasgados y su cabello negro ordenado, a diferencia de su hermano menor.

— Tad... ¿En verdad estás aquí?. — Cuestioné casi sin aire sin poder creer que aquel chico asiático estaba parado frente a mis ojos

— Hiro llamó hace unas semanas, dijo que me necesitabas aunque se me hizo extraño pues no mencionó para qué. Años atrás te prometí algo, els, y yo no juego con las promesas.

Dejo mi sándwich en la mesa y me lanzo a los brazos de Tadashi a lo que me recibe gratamente.

Hace un tiempo atrás, cuándo anuncié que dejaba las peleas de jaulas, Tadashi me prometió que cuándo lo necesitara el vendría de dónde fuera que esté, claro que para ese entonces no pensé que estaría en Tokio.

— Te extrañé muchísimo. — Dijo mientras me abrazaba aún más fuerte.

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Tras presentar a Tadashi decidí ir a caminar por el campus junto a él. Hace un par de años que no lo veía y claramente había muchísimo que contar. él era bastante inteligente, al igual que Hiro, por lo que si escuchó sobre la encapuchada, es obvio que sabe que soy yo, sin embargo creo que decirle mi identidad sería la más corta de las explicaciones.

Tadashi sabe sobre mi pasada "admiración" por él ángel guardián, pues le confesé muchas cosas de las cuales claramente no podía hablar en casa, fue y es mi mejor amigo, cubría mis espaldas en la peleas, me llevaba a lugares para entrenar y con él, lograba ser yo, y no una falsa faceta donde me veía callada, elegante y feliz con la familia que tenía.

— ¿Cómo has estado? — Pregunté tratando de empezar una conversación antes de revelar todos los datos de golpe.

— Bien la verdad, hace una semana terminé mi intercambio en Tokio así que decidí que era tiempo de volver. — Dijo  mientras se sentaba bajo la sombra de un cerezo del patio trasero del campus.

— ¿Entonces te quedarás? — Sonreí ilusionada ante sus palabras, realmente lo necesitaba pues, a pesar de que me llevo bastante bien con Hiccup, Tad sabe hasta las facetas más oscuras de mi vida lo cual lleva nuestra amistad a otro nivel.

— Así es, ¿Qué hay de ti?.

— Más mal que bien, la verdad. — Suspiré demostrando mi nivel de agotamiento.

— Presiento venir una historia.

Reí ante su comentario y mojé mis labios tratando de encontrar una manera para hablar, pensaba demasiado las cosas, el como reaccionaría y que pasaría después, pero recordé que era Tadashi con quien hablaba y que era la única persona por la que pondría mis manos al fuego sin pensarlo, así que simplemente hablé.

— Déjame contarte la verdadera historia de la nueva leyenda urbana sobre una vigilante encapuchada, Snow Queen.

Al ver su sonrisa cómplice supe que no había casi nada que explicar.

Era momento de comenzar la verdadera nueva era.

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Bitches... I'm back ;)

La era de los nuevos guardianes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora