Final.

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L.

Todo estaba oscuro y sentía como si flotara en lo más profundo del océano. De repente, se sintió más bien como una caja llena de agua, a la que de vez en cuando le daban golpes y hacía vibrar el líquido. Los golpes se convirtieron en campanadas, una, y otra, y otra más...

L...

Escuché con interferencia, mientras las campanas seguían sonando.

Mi amor, perdóname...

Reconocí la voz quebrada de Jane. Sentí una fuerte presión en todo mi cuerpo, y con una última campanada, emergí de aquella agua turbia.

Desperté de golpe en el cuartel, tomando todo el aire posible. Lo que veía parecía tan irreal como lo anterior, incluso más. Los policías asustados, un shinigami de gran tamaño en medio de la sala, Light en el suelo y... el cuerpo de Jane sobre mis piernas.

– ¡Jane! –Grité, tomando su rostro– No, no, no ¡No! ¡Mierda! ¡¿Jane, qué hiciste?!

Mis manos recorrían todo su cuerpo, buscando vida, sólo un pequeño atisbo de vida, mientras que mi boca no dejaba de soltar su nombre desesperadamente.

–L –Me llamó el gran ser, acercándose a nosotros. Instintivamente, alejé a Jane, ocultándola más en mis brazos–. Es mi hija... –Al escuchar su voz, el dolor en mi pecho aumentó.

Dejé que se le acercase y vi que le acariciaba el rostro, como si pasara una pluma sobre un jarrón de porcelana.

– ¿Por qué...? –Susurré– ¿Por qué hiciste esto, Jane...?

–Ella... tuvo desde que se enteró sabía que debía salvarlos. Nunca pensó en retroceder –Explicó el padre–. Una vez que asesino al joven Light, te cargó y sin pensarlo, solamente, lo hizo.

–Yo... Ni siquiera pude decirle que...

–No te preocupes –Me interrumpió–. Murió sabiendo cuanto la amabas, tenlo por seguro.

Murió. Recordé como me había sentido cuando escuché que estaba en coma, y la igual que esa vez, la palabra taladró mi cabeza. Las lágrimas me brotaron a borbotones.

–Lawliet... –Susurró el padre–. Aún hay algo que podemos hacer... –Lo miré, fijamente y con los ojos bien abiertos, esperando– Pero necesito que me prometas algo.

–Lo que sea, por favor, sólo dígame.

–No volverás a dejar que se aleje de ti. Haz feliz a mi hija.

(...)

No me gustaba estar en los hospitales, en especial con Jane en una camilla, pero en ese momento era una excepción.

–Señor... –Me dirigí al padre de Jane, que estaba al otro lado de la camilla con la mano de su hija sobre la suya– ¿Ella lo olvidará todo, como si fuera renunciado a la libreta?

–Quitarle un poder con el que nació y que lo olvide todo sería muy complicado –Aclaró–. Agradezco que no sea así... Ella lo recordará... Me recordará, sólo que ya no podrá volver. Al quitarle sus poderes, dejó de ser un shinigami y podrá recuperarse como un humano.

Noté el tono triste en sus palabras, él había perdido a la humana que tanto amaba y ahora perdería a la otra que más ama, para que yo no me quedara sin ella.

–Ya está despertando –Anunció–, L... Sé que cumplirás lo que te he pedido.

–No lo dude.

–Recuérdale que la quiero, por favor.

–Lo haré –Asentí–. No sabe... lo agradecido que estoy con todo lo que ha hecho por mí.

Sin más que decir, se desvaneció de la habitación y, con él, toda preocupación. El caso había llegado a su fin y ya no volvería a caer una libreta más en este mundo.

–L... –Escuché la voz débil de Jane, haciendo que mi día brillara– ¿Estas bien...?

– ¿Cómo puedes preguntarme algo así? Mírate... –Acaricié su rostro.

–Mi padre... él me quitó...

–Si –Afirmé–, ¿Cómo lo supiste?

–Se despidió de mí mientras me recuperaba... –Explicó–. Lo voy a extrañar...

–Lamento qué...

–No –Me interrumpió–. Cariño... Hemos pasado los últimos días recordando cosas, en su mayoría malas y dolorosas... Ya esto ha acabado y lo único que te pido no es un perdón, es que olvidemos. Olvidemos este caso del demonio, dejémoslo atrás de una vez –Me habló con firmeza–. Recordemos nada más lo bueno que nos dejó, nos unió, nos fortaleció y nos dio nuevas amistades. Es lo único que te pido que hagas.

–Jane... –Acaricié su suave y brilloso rostro– Gracias por volver, otra vez –Ella me sonrió radiante, me encargaré de que esa risa jamás desaparezca–. Tus ojos... Ahora son azules.

–Oh... –Musitó–. Vaya no creí en serio que antes eran morados por el contraste entre mi azul natural y el rojo de los shinigami... –Explicó– ¿No me quedan bi...?

–Tus ojos son hermosos –La interrumpí–. ¿Recuerdas? Rojos, morados, grises, azules... Sabes que el brillo en ellos no dejará de ser el mismo –Pegué su frente con la mía–, siguen siendo los ojos más vivos que he visto y estoy feliz de que siga siendo así.

La besé y, aunque me pidió olvidar, recordé cada beso que le di que me hizo sentir que era la primera vez que lo hacía. Ella siempre fue grandiosa de una manera divina. Es mi diosa, pero no de la muerte.

FIN...



Nota del autor: DEMONIOS BILLY, POR FIN LA ACABÉ AAaaaAaaaAAaaAAAAAAA. Son las 2:38 am, y escribí esto mientras se publicaba el resto de la historia. Quiero aclarar que siempre la historia estuvo destinada a acabar en el capítulo 25 de la serie, Jane no puede vivir sin L ni Watari señoritas.

Espero de corazón que les haya gustado todo y me disculpo una vez más por todo lo que las hice pasar durante uff, cuatro años casi. Espero, x2, que el final no haya parecido forzado, en serio :') Gracias por todo el apoyo que me dieron por tantos años, esta historia llegó tan lejos que no podía dejarla así.

¡Espero que tengan un grandioso año! Yo espero, x3, poder terminar varios de los libros que tengo planeados publicar (jaja veamos que pasa) pero shh no digo nada xd.

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¡¡Muchísimas gracias por todo!! <3

Mi Diosa De La Muerte [L Lawliet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora