Debía de dejar de pensar en Jungkook.
Sumergido en la enorme tina de baño del Rey jugaba con el agua tibia en sus piernas, era el único lugar donde podía pensar sin juzgarse a sí mismo, donde las preocupaciones salían liberando a su ajetreada mente.
Se sentía distinto, había madurado de nuevo, al igual que en el pasado, cuando se dio cuenta que se había quedado sólo y con un bebé en su vientre.
La realidad había sido demasiado cruel con él, rompiendo las ilusiones de una vida fantaseosa llena de brillo. En esa ocasión había decidido no volver amar a nadie, solo a su hijo.
Pero, con la constante atención del alfa en su cuerpo se había hecho más consciente de sus peculiaridades, este ya no le parecía tan feo, ahora mismo admiraba sus largas piernas. Había dejado de ocultar su aroma, no lo exaltaba como lo hacían otros omegas, solo había dejado de parecerle molesto, él parecía disfrutarlo extasiado, eso era divertido.
La ropa nueva le daba una imagen al espejo diferente, más serio y reservado, mejor que la facha de tonto que tenía antes.
Jungkook adulaba su cuerpo con frecuencia, decía que tenía una nariz bonita pero el solo negaba enojado por el halago; sin embargo, cuando se quedaba solo en la intimidad de su recámara, buscaba su reflejo tratando de corroborar aquello que él había dicho que era bonito y justo lo encontraba, su nariz pequeña y delicada. Lo mismo había sucedido con sus ojos cafés, sus labios, incluso tuvo que rectificar que su cintura fuera tan encantadora como él afirmaba.
Se sentía renovado, de alguna manera pensó que en verdad podría llegar a gustarle. Sonrió como un tonto recordando sus hermosas expresiones.
Se volvió a sumergir molesto.
El trataba de no emocionarse, de no revivir sus ilusiones, él jamás había estado a su alcance. Pero, ahora él estaba allí, disponible, haciendole saber que era el centro de su vida. Se convencía a cada momento que todo era solo por la marca.
Pero su omega amaba a Jungkook.
Traicionero.
Por su puesto el lobo omega no le contestaba, ya no le hacía caso, ni le ponía atención. No era racional y lo único que buscaba era estar cerca de él.
Salió del agua más alterado por tratar de hacer entender a su omega de los riesgos de dejarse llevar por sus halagos y lo primero que vio fue un ramo de flores demasiado cerca a su rostro. Sin entender que era lo que sucedía, empujó las flores rápidamente espantado, salpicando bastante agua fuera de la tina, se sujetó de la orilla y se levantó tapándose la entrepierna con sus manos.
Jungkook estaba a un lado de la tina viéndolo sorprendido, su mirada recorría totalmente su cuerpo mientras que de su rostro y cabello escurría el agua que había salpicado, las flores yacían en su mano, arruinadas por su golpe.
- ¡Jungkook! ¡¿Qué haces aquí?! ¡Me espantaste!
Jimin miró su cuerpo desnudo.
- ¡Maldición!
Salió de la tina rápidamente y envolvió una toalla a su cadera, cuando dio la vuelta Jungkook ya había salido del baño, dejando las flores tiradas a un lado de la tina.
- ¡Jungkook! ¡Lo lamento! ¡No fue con intención!
Sintió su cambio de ánimo. Joder, él había pensado que le había rechazado las flores.
Se acercó, agarró las flores que habían quedado completas y salió tras él.
Jungkook se estaba quitando la ropa mojada muy molesto. Jimin puso las flores en su buró y se sentó en la orilla de la cama tratando de entender su reacción tan repentina pero, tenía miedo preguntarle.
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Cuando el amor espera.
Historical FictionJungkook alfa rey que todo el mundo lo cree muerto desde cinco años atrás... escapó de su cautiverio, regresa a vengarse de sus enemigos y a recuperar su reyno pero no ha reclamar a su omega Park Jimin, a él no le interesa y menos cuando se entera...