39. El final

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- Esconderme detrás del enojo era más fácil.

- Es más fácil amarme.

Jungkook tomó su mano fuertemente.

El se soltó pero, rápidamente lo volvió a atrapar por la caderas, besándolo, pegándolo a la puerta del establo.

El sonreía.

- ¿Por qué tienes que seguirme a todos lados?

Regresándole el beso apasionadamente.

- Me apetece cabalgar contigo.

- Has estado tan extraño últimamente.

- Es el bebé.

Él acarició su vientre. El solo sonrió.

- Te dije que debes esperar.

- Y yo te digo que hueles a lilas, me puedo atrever a decir que será una niña.

Jimin lo empujó y se aproximó al caballo.

- Tal vez no deberías montar.

- Tampoco quieres que me sumerga en la tina, ni que camine rápido... tampoco que me desvele o que cargue a Sunoh.

Jungkook se abrazó a su espalda.

- Me preocupo por ti.

- No, te preocupas por ella.

- ¡Lo sabía!

Jimin se volteó a ver como saltaba y se reía como un loco.

- ¿Qué es lo que sientes exactamente?

- Solo son unos pocos de ascos y me mareo en las mañanas.

- ¡Oh por Dios!

Jungkook se dio la vuelta tapándose el rostro.

- Voy a ser papá de una niña.

Jimin solo se cruzó de brazos mirando todo el teatro.

- No, no, no te subirás al caballo.

- Koo...

- Jimin hueles a lilas, si entendies eso... vamos

Lo tomó de la mano llevándolo con él.

- Exagerado.

Se soltó de su mano y salió del establo.

- ¿Por qué no me habías dicho?

Lo volvió a abrazar.

- Ya lo hice.

Jimin sonreía por como se habían dado las cosas, el amor de Jungkook era demasiado protector para alguien que no estaba acostumbrado a eso.

Domarlo era su trabajo diario.

- Eres demasiado cruel conmigo.

No nego nada.

- Solo quería estar seguro, tu también percibiste su aroma, así que ahora estoy completamente seguro.

Lo besó abrazándolo por el cuello, impulsándose para que lo cargara.

- Te amo Koo

- Y aún así no te quieres casar conmigo.

- No empieces.

Se bajó de su regazo rompiendo el momento.

- Amor...

- No Koo... no me harás pasar por eso de nuevo...

Jimin caminó hacía el castillo, la nieve era más gruesa y el frío era aun más intenso.

- Amor, pero, ¿acaso no te gustaría que fuéramos esposos?

Cuando el amor espera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora