12. Depredador y presa

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Naruto mira con extrañes al pequeño omega desde que llegaron a su destino, dos días en carretera y dormir en hoteles baratos hacían que su humor no estuviera nada bien. El alfa le acaba de gritar al omega y este ni se inmudó. Por eso la extrañes, conocía al omega y él jamás dejaba que alguien le gritara.

-Puedes golpearme si quieres -le dijo. El azabache negó.

-No. Solo entremos -sugirió el omega.

Ambos estaba a los pies de una cabaña caribeña. El omega no sabía porque estaba ahí pero lo que dedujo ese era su destino, el lugar estaba en buen estado y no quería perder el tiempo discutiendo con su alfa, además el omega sabía que los alfas eran temperamentales y él acabó con la poca paciencia del rubio. Así que no lo culpó.

-Puedes quedarte aquí, tengo que limpiar, no estado aquí durante años así que...- el omega no le tomo la palabra y comenzó a caminar hacía la puerta -o también puedes hacer eso -murmuró el rubio siguiendo al chico.

Ambos chicos se encontraban dentro de la cabaña, era algo pequeña pero acogedora. Como dijo el alfa estaba algo descuidada, pero ambos estuvieron de acuerdo para ordenar y sacudir todo. Bueno casi todo el trabajo lo hizo el rubio ya que este no quería que su omega se lastimara.

-Bueno eso es todo, solo falta desempacar -dijo el alfa con una sonrisa. El azabache asintió.

Después de concluir todo el alfa decidió ir por unas compras, el omega insistió en ir con él y el alfa era obvio que no se negaría a una petición por parte del azabache.

El pueblo no estaba para nada lejos y tener el mar de fondo lo hacía lucir muy hermoso, el omega disfrutaba la caminata y la brisa salada, aunque podía admitir que estaría mejor si el alfa sostuviera su mano.

-El lugar es muy bonito -comentó el azabache.

-Si...-fue la respuesta del alfa.

-¿Sucede algo? -preguntó.

-No, solo es... lo disfrutaría mejor si sostuviera tu mano -el omega se sonrojo ante la declaración del rubio.

-Pensaba lo mismo -balbuceó -¿quieres intentarlo? -pregunta el omega ansioso.

El rubio asintió no muy convencido. Al tocarse la incomodidad volvía y el omega fingía no afectarle.

Caminaron de ese modo hasta llegar al centro del pueblo, los habitantes eran muy alegres y carismáticos, saludaban a la pareja con mucha amabilidad. El omega pudo ver una tienda de collares y el alfa notó la mirada del omega en ese lugar.

-No te obligaré a nada -se inclinó el alfa para susurrarle.

-Lo sé -el omega se soltó del agarre del rubio y camino al puesto.

-¿Le puedo ayudar? -pregunta la dueña sonriente.

-Un collar -dice con seriedad. La mujer asiente y le muestra. Sasuke nunca en su vida había utilizado collar pero ahora lo único que quería era ocultar su olor y esa horrible marca vergonzosa.

Eligió uno negro con un gato justo enmedio. El rubio lo esperaba a unos metros, el azabache al pagar volvió con el rubio y le entregó el collar.

-¿Crees que sea una buena idea? -preguntó el alfa nervioso.

-Nada de lo que hacemos es una buena idea -respondió con simpleza, el azabache.

El rubio tomó el collar y Sasuke se giró para quedar de espaldas para mostrar su cuello, el alfa tragó saliva al ver la marca roja y algo inflamada, quería lamer para aliviar el posible dolor que el azabache estuviera sintiendo, pero era tan incorrecto que prefirió dejarlo así. Colocó el collar y un "click" di a saber que el collar estaba cerrado.

Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora