9. Enlace

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-¿Los puedo ayudar? -preguntó el alfa después de largos minutos de silencio.

La respiración de la omega se cortó, y el alfa de esta suspiro para responder.

-Es mi hijo...-habló ronco. El rubio abrió los ojos sorprendido. ¿Su omega?

-¿Que le sucede? -pregunta con rapidez.

La mujer quiso dar un paso hacia delante pero el rubio gruñó. No quería nadie dentro de su pequeño departamento que contaba con el olor de su omega. Nadie podía corromper ese dulce olor.

El alfa mayor sujetó a su esposa del hombro, estaba consciente que se estaba entrando al territorio del alfa rubio. Donde solo permanecía el olor del omega y la de él.

-No quiero ser grosero pero quiero que vayan al grano. ¿Mi omega esta en peligro? -gruñó lo último.

-No...solo...solo...

-Él esta en celo -soltó el mayor al ver que su esposa estaba muy alterada como para responder -queremos que lo acompañes.

-No. Si mi omega esta en celo lo mejor es que este lejos -balbuceo mordiendo su labio inferior. Ahora entendía. Eso era lo que su alfa sentía.

-Por favor...-susurró la omega.

-Lo siento. No puedo -el rubio se moría por ayudar a su omega pero no sabría resistir. Lo marcaría y así sería más difícil estar lejos de él. No sabría como mantenerlo.

-¡Mi hijo te necesita! ¡se esta lastimando! -gritó la mujer desesperada.

El rubio solo bajo la mirada. No podía, solo no debía.

-Esta bien cariño. Buscaremos otro alfa que lo ayude -el alfa mayor no lo decía enserio solo quería obligar al rubio a aceptar.

-¡NO DEJARE QUE NADIE TOQUE A MI OMEGA! - La voz poderosa del alfa salió y ambas personas se congelaron.

El azabache nunca había estado en una situación donde su alfa temblaba de miedo.

¿Que mierda había provocado? Se preguntó sin dejar de temblar.

[...]

El pequeño omega no deja de gemir contra la sábana, su nariz inhalaba, el casi inexistente, olor de la prenda de su alfa. Pasaba sus manos por su cuerpo imaginando que eran las grandes manos del rubio.

-Alfa...-gimoteó abriendo la boca para no ahogarse con su saliva.

Lo necesitaba. Y su omega no iba a detenerse hasta que fuera llenado y anudado por ese gran alfa.

Lo quería y pensó que moriría por el dolor en su cuerpo. Todo quemaba y deseaba que parara.

Escuchó pasos afuera pero no le prestó atención. Pensó que sería su madre pero en realidad no fue así.

La puerta fue abierta de golpe y un olor a alfa llegó a sus fosas nasales. Era un olor fuerte y fiero...ese olor...ese olor no era de su alfa.

Se trató de levantar para tratar de huir pero ese desconocido fue más rápido que él y lo acorraló.

-Que delicia -rugió el alfa desconocido sobre su cuello. Todo el cuerpo del omega tembló y por su estado las fuerzas lo habían abandonado.

-N-no...-lloró el azabache. Estaba aterrado.

El omega del chico temblaba y llamaba a su alfa para que lo salvará. Pero para su mala suerte este nunca respondió.

Ahora estaba a punto de ser violado y poseído por alguien que no era su alfa.

Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora