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La primera hora estuvo llena de miradas, incluso su profesor, en una de las clases, se lo quedaba mirando más tiempo de lo que debería, como queriendo ver la mordida es su cuello para saber si era verdad.


Lamentablemente, pensaba Jung Min cada vez que encontraba a alguien mirándolo interrogativo, es verdad.

Incluso algunos, quiénes no tenían un poco de pudor, se acercaban y le preguntaban si Heo Young Saeng lo había marcado. Y no era el hecho de que se metieran en su vida lo que molestaba a Jung Min, sino que lo decían de una forma en la que daban a entender que no entendían cómo Young Saeng estaba con alguien como él. Porque bueno, Young Saeng era el hijo de un importante empresario, mientras que él era el hijo del director de una prestigiosa escuela. Mucha, mucha distancia de poder.

Pero Jung Min, como buena persona que era y con toda la paciencia que tenía, les respondía que si tanto querían saber leyeran u oyeran los chimentos de la actualidad, ya que dijera lo que dijera no le creerían y terminarían distorsionando los hechos. Además, por supuesto no tenía por qué explicarle algo a alguien... excepto a Kyu Jong y a su familia, a ellos sí debe explicarles.

Así que cuando vio el auto de Young Saeng en la calle, no tardó en caminar lo más rápido que pudo y enseguida se adentró al vehículo.

— ¿Mal día? —preguntó Young Saeng con una sonrisa.

No estaba vestido con la misma ropa que usaba en la mañana cuando fue a dejarlo, por lo que Jung Min supuso que había estado en el departamento. ¡Por supuesto! ¿Qué otra podría haber estado haciendo? Hasta ese momento, Young Saeng no hacía nada, ni estudiar ni trabajar, y a pesar de que le dijo que empezaría a estudiar, Jung Min comenzaba a dudarlo.

— ¿Te refieres a la universidad o a lo que pasó hoy en la mañana con Kyu Jong? —cuestionó con la voz neutra.

Young Saeng se encogio de hombros mirando hacia el frente, luego llevó su vista a él. Sonreía de manera socarrona, aquella sonrisa que le decía a Jung Min que nunca se tomaría nada en serio.

—Bueno, entonces teniendo en cuenta de que por tu cara no ha sido un buen día, no te comentaré lo que hablé con mi padre. Oh, y tampoco que ya sé de dónde salieron las fotos de nosotros en Las Vegas.

Jung Min soltó una risa ahogada, casi sintiéndose incrédulo. ¿Quería saber eso, realmente? Muy seguro no estaba, pues ¿de qué serviría? Si lo hecho hecho estaba. El saber quién difundió fotos no regresaría el tiempo atrás. La mordida aún estaba en su cuello, ahora fresca gracias a que Young Saeng la había reabierto en la mañana. Aún le cosquilleaba ese lugar, aún le decía como un recordatorio permanente de que todo estaba acabado.

Y a pesar de que no quería admitirlo, aquel cosquilleo no le molestaba. No le molestó cuando más temprano Young Saeng reabrió la mordida. Incluso le gustó,

¿Así era como se sentía? ¿Así se sentía cuando un Alfa mordía a algún Omega? ¿Era eso lo típico? Jung Min no estaba seguro, pues era Young Saeng quién lo había marcado. Sí, no la persona exacta que quería que lo hiciera, pero al fin y al cabo era su amigo, en quién confiaba y quería. Y sólo está tratando de pensar de una manera positiva cuando compara su situación con la de Omegas que han sido mordidos en contra de su voluntad. Él sabe que si un Alfa en el cual no confía, no quiere y le teme lo marcara contra su voluntad, no se sentiría de la misma manera en la que se siente con Young Saeng: seguro, protegido y en confianza.

— ¡Eh! ¿Jung Min?

Parpadeó un par de veces saliendo de sus pensamientos al oír la voz de Young Saeng y lo miro confundido. ¿Le había estado hablando?

Mordida Equivocada {SaengMin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora