𝖁𝕴𝕴. 𝐏𝐑𝐈𝐄𝐒𝐓𝐄𝐒𝐒

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acto i,
capítulo siete,
( sacerdotisa )

「 Cuando la oscuridad se instale en tu alma, la luz siempre hallará la forma de vivir」

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Cuando la oscuridad
se instale en tu alma, 
la luz siempre hallará
la forma de vivir

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Arturo corría por los pasillos del castillo con Amelie en sus brazos, desesperado. No entendía qué sucedía con la joven, cómo parecía estar bien y, de un momento a otro, comenzar a desfallecer de a poco sin razón aparente. Había estado en esta situación muchas veces, en batalla, donde muchos de sus caballeros perdían la vida frente a sus ojos por heridas que no se veían a simple vista pero que terminaban por arrebatarles la luz de sus pupilas. Pero esto era diferente, porque no era un caballero el que respiraba con dificultad sobre su pecho y cuyos sentidos iban apagándose de a poco, era Amelie. Y ella no era como cualquier otra persona que Arturo haya conocido, era la joven que lo desafiaba y que le quitaba el sueño noche tras noche. Lo aterraba pensar que la castaña estaba perdiendo la vida en sus brazos, que estaba perdiendo la vida y él no podía hacer nada más que correr y buscar auxilio en alguien más. Miles de pensamientos surcaban la cabeza del rubio y ninguno de aquellos lo ayudaba a salir de su estado de pánico. ¿Y si alguien lo veía corriendo con una simple sirvienta en sus brazos? ¿Si su padre se enteraba de eso? ¿Era capaz de hacerle algo a Amelie? Se obligó a empujar todas aquellas dudas en lo más profundo de su mente y concentrarse en la castaña, cuya vida parecía pender de un hilo.

—Resiste, Amelie —susurraba a la castaña, que no podía oírlo—. Por favor. No me hagas esto.

No supo en qué momento sus pies lo llevaron con tal rapidez a las cámaras del galeno de la corte, pero lo agradeció. Entró a las cámaras de Gaius pateando la puerta con fuerza y tanto el anciano como el joven Merlín, que se hallaban desayunando, se sobresaltaron al escuchar la fuerza de tal impacto. Sobresalto que pronto se convirtió en preocupación y desespero al ver a la joven inconsciente que el príncipe llevaba en sus brazos. El vaso que el mago sostenía cayó de sus manos haciendo un estruendo al que ninguno de los presentes prestó atención... el mundo de Merlín se paralizó en el preciso instante en que posó sus ojos en el cuerpo casi inerte de Amelie, resguardada en los brazos del príncipe. No podía estar pasando esto, no ahora que había descubierto que el destino de ambos estaba unido. ¡Planeaba contarle todo! Que él era Emrys, que también tenía magia, que debían proteger a Arturo, incluso estaba pensando en decirle que comenzaba a tener sentimientos encontrados por ella. ¿En qué momento todo se vino abajo? ¡Amelie se encontraba perfectamente bien esa mañana! No podía perder a la única persona que, sin saberlo, compartía la misma vida que él. El azabache, presa de las innumerables emociones que se apoderaron de su cuerpo, comenzó a respirar con dificultad, conteniendo las lágrimas que amenazaban con inundar sus ojos y le impedían emitir palabra alguna.

𝗥𝗘𝗦𝗨𝗥𝗥𝗘𝗖𝗧𝗜𝗢𝗡 ⎧ merlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora