𝕺𝕺𝕺. 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄

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El futuro la acosaba pero la mantenía viva,
seguía siendo su sustento y también su depredador

El futuro la acosaba pero la mantenía viva,seguía siendo su sustento y también su depredador

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acto ii,
prólogo,
( donde amelie confía
sus temores a merlín)





«En la noche se advierten con claridad los estruendos del corazón, el murmullo de los pensamientos y el silencio del universo», solía decir Odrina cada vez que la encontraba desvelada al caer el sol. Tal vez era esa la razón por la que solía disfrutar de las oscuras noches donde se hallaba con la única compañía de su atormentado ser y permitía que sus mayores temores danzasen libremente en la lobreguez que la envolvía y parecía develarle todos los secretos que ocultaba en su interior.

—¿Otro de tus sueños?

Tan inmersa se encontraba en el paisaje que Camelot le ofrecía a aquella horas y en el constante flujo de pensamientos recorriendo su mente que no se percató de cómo el azabache se había escabullido de su habitación y caminado a su encuentro al no verla descansando junto a él. Merlín no había tenido que caminar por mucho tiempo para encontrarla descansando sobre uno de los pasillos del castillo ni tampoco había dudado en buscarla, sabiendo que los sueños que la castaña solía tener la agotaban física y mentalmente.

—No esta vez —respondió con suavidad, dedicándole una sutil sonrisa al percatarse de la preocupación que surcaba sus orbes azules—, tan sólo es... mi mente manteniéndome en vilo.

—¿Te molesta si te acompaño?

—Tu presencia es siempre bienvenida, Merlín.

En cuanto sintió el calor del cuerpo del joven junto a ella, volvió la vista a lo extenso de los terrenos del reino donde cientos de diminutas luces de antorchas podían vislumbrarse alumbrando hasta el más ínfimo recoveco del lugar y cerró los ojos dejándose embargar nuevamente por los sentimientos y emociones que florecían cada vez con más ímpetu en lo profundo de su ser.

Desde que habían logrado derrotar a Nimueh meses atrás, una aparente tranquilidad había caído sobre el reino y sobre sus vidas dándoles un respiro de su destino y los peligros que solían acecharlo. Sin embargo, para Amelie el desasosiego era moneda corriente en su día a día gracias a las revelaciones que habían caído sobre sus hombros sin previo aviso, abrumándola cada día que transcurría sin tener respuesta a los centenares de dudas que oprimían su pecho.

—Cada vez que me detengo a pensar un momento en todo lo que he vivido hasta ahora llego a la misma conclusión: no sé quién soy.

La castaña habló con la mirada fija en algún punto dentro de los bosques más allá de las murallas del reino, mas Merlín supo que estaba dirigiéndose a él y dejando salir todo aquello que la carcomía. Clavó su vista en el perfil de la joven y observó sus delicados rasgos bañados por la luz de la luna, resplandeciente sobre ellos. Siendo consciente que ella aún tenía palabras atascadas en su garganta que necesitaba liberar, contuvo el amago de interrumpirla y decirle que él sí sabía quién era: Amelie, la mejor hechicera que jamás conoció y la persona más gentil y bondadosa que pisó este mundo.

—Lo único cierto en mi vida es que nací con magia corriendo por mis venas y que mi familia me fue arrebatada de las manos cuando menos lo esperaba.

Sus ojos se aguaron sutilmente al recordar la cantidad de personas que había perdido en su corta vida y lo doloroso del vacío que cada una de ellas había dejado en su alma.

—Llegué aquí y, de pronto, un inmortal ser mágico aseguró que la Antigua Religión me había encomendado un destino que aún no logro entender y un viejo libro declaró que profecías se habían escrito sobre mí —giró su rostro con una triste mueca tirando de sus labios y sus ojos se toparon con los de Merlín—. Eso sin contar que poseo habilidades que desconocía y no sé cómo manejar.

Negó lentamente con la cabeza mientras dirigía su vista al suelo, indignada e irritada ante el desconocimiento de su propia existencia.

A lo largo de su vida había aprehendido que su magia no tenía propósito alguno, que sólo había tenido la desdicha de nacer con un don que la condenaría hasta el fin de los tiempos y que, como tal, debía ocultar del mundo y de sí misma. Y ya había aceptado aquello mucho tiempo atrás, empero, los sucesos que se habían desarrollado a su alrededor en los últimos meses la incitaron a cuestionarse su realidad: había nacido con magia porque su destino corría a la par del de Emrys y Arturo, motivo por el cual también poseía dones excepcionales que nadie entendía y por el que profecías absurdas, inciertas y desconcertantes se habían escrito sobre ella.

Tenía la constante sensación de que su vida no era suya y que simplemente era un títere que la Antigua Religión movía a su antojo en el camino que ya había pautado para ella.

—Realmente no se si reír por lo utópico que todo suena o llorar por la incertidumbre y el temor que me genera no saber nada de mí.

Ante las palabras que la joven había confiado en él, Merlín soltó un suspiro cargado de frustración por no poder hacer nada al respecto y sólo atinó a depositar una mano en su espalda, dando suaves caricias en un intento de reconfortar el pesar que llevaba cargando sobre sus hombros y sobre el cuál él mismo se había encontrado divagando en numerosas ocasiones.

—No tengo las respuestas que necesitas, Amelie, y créeme que desearía tenerlas sólo para aminorar todo el peso que cargas sobre ti —escrudiñó su figura rápidamente antes de agregar:—. Pero puedo prometerte algo.

Posó su mano libre en la mano de Amelie, obligándola a levantar la mirada en cuanto sintió su suave voz abrirse camino en su dirección acompañada del cálido tacto de su piel contra la suya.

—Estaré siempre contigo, a tu lado, y no descansaré hasta que encontremos las respuestas que tanto ansías.

Sólo una mirada bastó para que ambos sellasen un pacto silencioso que los colmaba de un pequeño atisbo de tranquilidad. Sus vidas eran un embrollo de preguntas sin respuesta y de altibajos en cada paso que daban, pero se tenían el uno al otro para enfrentar las adversidades y eso nunca cambiaría.

𝗘𝗡𝗗 𝗢𝗙 𝗣𝗥𝗢𝗟𝗢𝗚𝗨𝗘

𝗥𝗘𝗦𝗨𝗥𝗥𝗘𝗖𝗧𝗜𝗢𝗡 ⎧ merlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora