𝖃𝕴𝕴. 𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐊𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓

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acto i,
capítulo doce,
( caballero oscuro )

「 Nos encontramos solos en algún punto sin importar la gente que nos rodee hasta que conocemos a alguien que parece entender y, de pronto, la soledad desaparece 」

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Nos encontramos solos en algún punto
 sin importar la gente que nos rodee
hasta que conocemos a alguien
que parece entender y,
de pronto,
la soledad desaparece
 」

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El sonido de platos, utensilios y copas repiqueteaba en los oídos de Amelie mientras su vista se veía nublada por el vapor que emanaba de la gran olla frente a ella y el olor a la exquisita sopa de pollo se colaba por sus fosas nasales. La cocina del reino era un caos y no era para menos, siendo aquel día uno de los más importantes para el pueblo del Camelot: aquel día, Arturo sería coronado oficialmente como príncipe del reino y legítimo heredo al trono.

Amelie también era un caos, a tono con todo lo que sucedía a su alrededor. Y no únicamente por estar a cargo de las cocinas en un acontecimiento tan importante, sino porque las últimas semanas su mente era un embrollo de preguntas sin respuesta, de sensaciones encontradas que le quitaban el sueño.

Desde aquel día en que, junto al rubio príncipe, salvaron al pequeño druida de una muerte segura no paraba de preguntarse si Merlín realmente tenía razón al respecto del niño. Claro que el joven mago ya se había disculpado innumerables veces con la castaña por haberlos dejado a merced de los guardias, argumentando que la preocupación había nublado su juicio y no le había permitido ver que, al tomar la decisión de no arriesgarse por el pequeño, también estaba poniendo la vida de Amelie y Arturo en juego. Y Amelie lo había comprendido y perdonado —no podía enfadarse con Merlín por más que quisiese, lo apreciaba demasiado— más eso no lograba que la castaña quitase de su cabeza la constante preocupación sobre qué poder tendría ese niño en el destino de Arturo, de su destino. ¿Había cometido un error al salvarlo? ¿Realmente ese niño sería el responsable de terminar con la vida de Arturo en un futuro, esperaba, muy lejano? No podía saberlo, ni tampoco sabía si quería, pero aquello no evitaba que la intranquilidad emanase por cada uno de los poros de su piel.

Eso, y el que cualquiera hubiese sido capaz de notar a kilómetros los cansados orbes verdes de la muchacha, tan acostumbrados a estar llenos de luz y jovialidad, hacían que la castaña esté más alerta que de costumbre. No había podido conciliar el sueño los últimos días y, por única vez en un largo tiempo, no había sido por culpa de las pesadillas que la mantenían despierta. Era una sensación distinta, que parecía augurar que algo malo sucedería pronto, pero con la intranquilidad de no saber qué ni cuándo. No dudo un segundo en, al ser cuestionada por el peliblanco Gaius sobre el porqué de sus constantes desvelos, confiarle todas sus preocupaciones al anciano quien, con voz apacible, le aseguró que las sensaciones que la embargaban probablemente se debían al cansancio que había transitado los últimos días y que no había que temer en lo absoluto.

𝗥𝗘𝗦𝗨𝗥𝗥𝗘𝗖𝗧𝗜𝗢𝗡 ⎧ merlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora