Capítulo 1: Polo

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-404 tienes visita, en 10 minutos bajamos al centro de visitas.

Abro los ojos, el sol que entra por la rendija abierta en ese espacio minúsculo me ciega al principio. Con una tiza que casi ha agotado toda su vida hago una nueva línea paralela en la pared que hay justo a la derecha de mi cama. Ese es mi calendario, esa es la línea que me informa que llevo 5 años en ese espacio.

Cuando con 17 ingrese en ese centro de menores creí que no podría existir nada peor, pero me equivocaba. Aun recuerdo la celebración de los 18, la mítica celebración de los 18. Según marca la tradición hay una gran fiesta, un gran pastel, con todas las personas a tu alrededor demostrando lo mucho que te quieren. Para mi el día de mi decimoctavo cumpleaños solo se convirtió en un traslado a la cárcel, un lugar que me había cambiado para siempre.

El día que el juez anuncio mis 11 años de condena, aparte del año que pase en el centro, nació una persona totalmente diferente. Hasta entonces había creído que me había equivocado, que en un arrebato había destrozado la vida a muchas personas, aparte de llevarme una por delante, pero eso era lo que pensaba mi antiguo yo, ahora en mi cabeza esa hija de puta se merecía estar bajo tierra.

Hice caso a mi abogado, un buen comportamiento me ayudaría a reducir la condena, según hablamos ayer en 1 semana podría tener la condicional a mi disposición y salir de este infierno. La única que me había venido a visitar era Cayetana, supongo que se sentía en deuda conmigo por haber salvado su culo con el dinero y gracias a ello ahora había conseguido abrir su propia línea de ropa. Mis madres no quisieron saber nada mas de mí y después de este escandalo se fueron a otro país, dejándome un pellizco de dinero para no tener que relacionarse conmigo nunca más, aunque Cayetana si que me dijo que estaban de vez en cuando en contacto con mi abogado, aunque poco me importaba lo que pensaran de mí, ni ellas ni nadie.

El sonido de llaves me informaba de que me venían a buscar. Bajando por todas las escaleras y por los pasillos de ese sitio, la rabia se apoderaba aún mas de mí. Había desperdiciado muchos años de mi juventud encerrado en ese sitio y eso no se me iba a olvidar.

-Me has traído lo que te pedí? -le digo a Cayetana nada más sentarme.

-Si claro...- se sienta de nuevo, iba inclinándose para darme un beso, pero supongo que mi tono y mi cara le demostraban que lo que menos me interesaba en estos momentos era un beso de nadie.

Nada mas coger el cigarro y encendérmelo me lo llevo a la boca. Nicotina, como la necesitaba, en cada visita la pedía me ayudaba a tranquilizarme, a relajarme, a concentrarme.

-Tu abogado me ha comentado que casi todo el papeleo esta hecho, se cumplirán los plazos y ya podrás salir con la condicional. -mi silencio mientras sigo fumando la invitan a continuar- Había pensado de irnos a Pamplona, ahí esta mi madre y me ha dicho que podríamos coger un piso donde instalarnos, podrías empezar a rehacer tu vida y yo seguiría con la tienda ahí.

Mi risa estridente le cambia el rostro y le quita la sonrisa. Pero no la podía evitar, toda esa palabrería que estaba profiriendo me provocaba carcajadas.

-Rehacer mi vida...A QUE PUTA VIDA TE REFIERES- mi tono subía incontrolablemente en algún momento y notaba su expresión de miedo- he perdido 6 años, 6 años de mi vida encerrado por culpa de unos hijos de puta, unos hijos de puta que no podían estarse quietos, que no podían dejar el caso cerrado, que no descansaron hasta verme aquí encerrado. – suspiro mientras me termino el cigarro.

-Cariño, sé que te querían ver encerrado, pero escondimos las pruebas hasta que pudimos, al final la verdad salió a la luz...y ya has sufrido bastante vas a salir con la condicional y eres joven tienes 23 puedes rehacer...

Un golpe seco con el puño cerrado en la mesa silencia el discurso de mi chica.

-Como vuelvas a decir rehacer te juro que no respondo...mi vida ya esta jodida por culpa de ellos y juro que una vez salga de aquí no descansare hasta hundirlos a todos en la miseria...

-Co...como a todos? -veo su expresión de terror, pero no me preocupa lo mas mínimo, al contrario, disfruto con esta sensación de provocarle pánico.

-A todos...-mi sonrisa se va agrandando a medida que voy diciendo nombres- a Ander...a Nano...a Samuel...a Guzmán....

Pego una ultima calada y mi sonrisa desaparece para volver a la seriedad y rabia mas profunda, mientras aprieto ambos puños con rabia, hacia mucho tiempo que no pronunciaba su nombre y solo de pensar en ella me revolvía por dentro.

-...y a Carla.

Élite: Toda una vidaWhere stories live. Discover now