Capítulo VI: Tokio-3

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A las 7 hrs de la mañana, la ojiverde junto a los niños tomaron un taxi rumbo al aeropuerto, Yui consiguió pasajes para las 8:45 hrs. Asuka tenía momentos buenos y malos, prácticamente era una montaña rusa emocional, por un lado, estaba ansiosa ya que sería la primera vez que se subiría a un avión, por el otro estaba triste por dejar su tierra natal, también estaba feliz porque permanecería junto a su amigo, no tendría que estar sola.

*****

Llegaron al aeropuerto a las 7:50 hrs, los trámites de check-in demoraron unos 20 minutos, Shinji nunca soltó la mano de la pelirroja, él la distraía, contándole cómo sería el despegue, para que no se sorprendiera tanto. Antes de abordar, dieron una vuelta por la terminal, era la mejor manera de distraer a la niña. Cuando pasaron por una tienda de ropa para niños, Yui les compró un lindo vestido azul con un chaleco rojo a Asuka y unos largos pantalones negros con una camisa violeta de mangas cortas a Shinji, los niños se veían muy bien con esa ropa, estaban tan encantados con la nueva vestimenta que terminaron dejándosela puesta para el viaje.

A las 8:10 hrs, una voz femenina anunció en alemán, que los pasajeros podían iniciar el abordaje, Asuka le dio a Yui la traducción además de indicarle la puerta correspondiente a su vuelo. Por suerte para ellos no había mucha gente que compartiera su destino, se quedaron unos minutos en la sala de espera antes de abordar, mientras los niños observaban como los aviones despegaban y aterrizaban en la pista por los grandes ventanales de la sala. El avión en el que viajarían solo tenía dos filas, compuestas por tres asientos cada una y un amplio pasillo en medio. Shinji le indicó a su amiga que se sentara en la ventana, para que pudiera apreciar la vista, ubicándose él en el asiento del medio y la ojiverde en el del pasillo.

–Ya verás, la sensación del despegue es muy parecida a la montaña rusa, aunque un poco más intenso. –comentó Shinji a su amiga con una gran sonrisa.

–Entonces será muy emocionante. –dijo Asuka con ansiedad apretando la mano de su amigo.

Yui les sujetó los cinturones tras escuchar al comandante del avión indicar que estaban por despegar. Asuka se empezó a emocionar ante lo que estaba por venir, aunque no pudo evitar sobresaltarse un poco al escuchar el rugido de los motores cuando se encendieron, Shinji trató de disimular y mostrar su mejor sonrisa para tranquilizarla, ya que él también se sorprendió un poco a pesar que ya lo había experimentado antes. Luego, le indicó a la pelirroja que mirara por la ventana y pronto sintieron como la inercia los oprimía un poco contra los asientos.

–Sí se parece un poco a la montaña rusa. –afirmó la niña con emoción y un leve temor en su voz.

–Prepárate, esto será un poco más largo, pero no nos inclinaremos tanto. –detalló el morocho tratando de sonar confiado, a pesar de que también se estaba poniendo nervioso.

–No te preocupes, solo serán unos minutos, hasta que alcancemos la altitud necesaria. –agregó Yui con una amplia sonrisa, más por el nerviosismo y actitud que veía en los niños que por darles tranquilidad.

Esta vez Shinji no sujetó la mano de su madre, solo la de su amiga, entre los niños se transmitían calma y seguridad, la niña apretó un poco más la mano del niño, este además de devolver el gesto, la miró con algo de rubor en sus cachetes. Asuka reaccionó igual y con un poco de timidez, antes de volver lentamente a mirar por la ventana, por suerte para ella el sol estaba del otro lado del avión, lo que le permitía apreciar la vista.

El cielo estaba en un hermoso celeste, la ciudad se volvía cada vez más pequeña, la vista era magnífica, le recordaba un poco a la niña sus monumentos de bloques, podía ver cómo poco a poco se acercaban cada vez más a las nubes. Estaba casi convencida, de que si pudiera sacar sus manos por la ventana pronto podría tocarlas. A pesar de su esfuerzo por mantener sus ojos abiertos para no perderse ningún detalle, Asuka no pudo evitar parpadear cuando el avión atravesó las nubes, viendo cómo la ventana se volvió gris por unos segundos y cómo algunas gotas impactaban contra el vidrio. Algunas de las gotas casi llegaban a cristalizarse antes de abandonar la superficie, después el cielo volvió a ser celeste con algunos destellos rosados en el horizonte. Mientras el avión se nivelaba, la pelirroja pudo ver cómo las nubes parecían formar un océano debajo de la aeronave, apenas distinguía un poco la tierra en algunos espacios huecos entre ellas.

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