Te deseo entero

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Atención: Escenas R18 incluidas.🍋

Habían transcurrido 2 semanas.

Estados Unidos se estiraba con la luz de la mañana, observó su cama buscando a su pareja, pero recordó que el mexicano había vuelto a Los Pinos, por sus mismas órdenes. Le rechazó cuando fue a visitarlo, excusándose con que necesitaba tiempo para serenarse y pensar bien las cosas, dejándolo preocupado.

—Lo siento, Alfred, yo... necesito algo de tranquilidad propia.—Le respondió cuando llegó a su casa con los brazos abiertos y una enorme sonrisa brillante.

—Entiendo.

De un portazo había cerrado la puerta. No sabía si estaba enojado con él o simplemente no tenía ganas de conversar, decidió no indagar más aunque su mente pensara cada cinco segundos sobre él.

Atendió llamadas telefónicas, revisó y firmó documentos, todas aquellas tareas necesarias pero aburridas que ya le tocaba cumplir. Soltó un suspiro y continuó su labor, sin dejar de pensar en México.

Una semana antes había llegado al hospital, después de muchas dificultades, su buen jefe. Con su mal pulso y temblores se abalanzó sobre su nación, suspirando al ver que todo estaba bien. Sin embargo, Estados Unidos no se sentía en plenitud luego de lo que había sucedido, las dudas comenzaban a sumergir en su mente. Claramente le creía más a su México, lo apoyaría en lo que ocurriese a pesar de que lo tratasen como un loco o desorientado.

Dejó de lado los documentos y tomó su celular, dispuesto a comunicarse de nuevo con él. Se dio cuenta que no le llegaban los mensajes y por su mente pasó la idea de que lo había bloqueado quizás. No podía continuar así.

—Voy a salir—avisó al personal de seguridad mientras bajaba las escaleras—si pregunta por mí, díganle que fui por una hamburguesa de Mc Donalds.

—Pero señor... Acaba de salir a comprar una en la mañana. —Le recordó uno de los agentes un poco apenado.

—¿Me estás diciendo gordo? —preguntó serio, haciendo temblar al agente—it' a joke, relájate, amigo.

Se dirigió a la casa que tanto odiaba el mexicano, Alfred sospechó que en realidad lo tenían en contra su voluntad encerrado y; como buen héroe que es él, irá a rescatarlo cual damisela en peligro.

Escribió su plan varias veces en el bloc de notas de su celular.

—Vamos a ver... El plan número uno es sobornar a los guardias de la entrada, dispararles a unos cuantos adentro, patear la puerta de México, cargarlo como mi princesa, saltar por la ventana y huir como fugitivos.

Revisó su cartera y buscó su dinero.

—¿Aceptarán tarjeta de crédito?—Murmuró al ver que solo tenía 20 dólares. ¿En qué se lo habría gastado? Que gran duda.

—En ese caso, el plan número dos es colarme por la parte trasera de la casa y escabullirme silenciosamente hasta encontrar a México y huir. Menos divertido, pero eficaz. Tal vez decida saltar por la ventana.

No lo pensó más y dio una vuelta a la casa, con guardias por todos lados y cámaras de seguridad hasta en las piedras. Que paranoico se volvió México. —Pensó.

Se escondió detrás de un árbol y escaló uno de los muros con ironía. Volteó a los lados para confirmar si nadie lo estaba viendo y con total silencio y delicadeza caminó evitando el contacto con las cámaras de seguridad y los guardias. Encontró las escaleras que llevaban a la habitación de México, pero para su mala suerte, un agente custodiaba la entrada. Sólo le quedó recurrir al plan tres.

Silencio [UsaMex] |Hiatus|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora