segundo día segunda semana (martes)

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Al siguiente día zim salió algo decaído de su guarida, se sentía terrible por haber visto a dib así de decaído, agarro fuerza y su expresión regreso a ser la de siempre, camino hacia la casa del azabache, entró con cautela al cuarto y saco unas cuantas fotografías de dib, salió del cuarto de nuevo por la ventana y se fue en dirección a la eskuela, tardarían demasiado en llegar los demás, aún era demasiado temprano, pero zim no quería ir a su basé, estaba ancioso por saber si dib iría a la eskuela ese día.
Dib al despertar se levantó con pesadez, fue a tomar un baño y se fue a desayunar, al terminar salió en dirección a la eskuela, no quería ir, pero tenía que ir, ya no podía faltar de nuevo, unos pensamientos se hicieron presentes ¿Que tenía planeado zim? ¿Por qué parece tan inactivo y cauteloso con su plan? ¿O será un plan distinto? Recordó las gomas de el viernes ¿Las gomas serán parte del mismo plan? Todos esos pensamientos no dejaban de rondar por la cabeza del azabache, pero incluso con su anciedad por saberlo no le daba el motivo suficiente para recuperarse y sentirse mejor consigo mismo.
Llegó al salón, miro a todos, de nuevo zim se sentó en su ahora nuevo lugar, dib fue en dirección a su lugar de siempre y se sentó, pero algo era distinto, miro quien estaba a su lado y era la chica, su ahora amiga.
-hola dib- saludo con una pequeña sonrisa.
-hola- saludo sin alguna expresión.
-¿Pasa algo por qué no viniste ayer?- la chica se acerco un poco.
-no, descuida, me sentía cansado así que... Espera... ¿Viniste el viernes?-
-no, me enferme, me sentía terrible y me quedé en casa, ho, es cierto, ayer uno de mis amigos me dió esto- mostró una de las supernovas que había dado zim a sus compañeros el viernes.
Dib se sorprendió, tenía una muestra de aquellos dulces a su alcance.
-¿Quieres un trozito?- pregunto la chica.
Dib se sorprendió aún más por la atención de la chica.
-¡c.claro!- dijo feliz.
La chica tomo la supernova y cortó un trozito de aquel dulce -vaya, si que es suave y ¡Mirá tiene un chicle dentro! ¿No es eso algo inconveniente para tragar?-
-si, lo creo- dijo dib recordando cuántas había tragado, aún que no le costó tanto, por suerte no se había atragantado, pero por como se sentía actualmente, pensó que era una desgracia que no se hubiera atragantado.
La chica comió de su trozo de supernova -mmm~ sabe cómo a... Uva... ¿mora azul? No, espera, fresa, un momento... Limón, no, no es limón, es piña... Ha naranja!, Zarzamora?... Leche? Cajeta? Aver aver, esto esta muy raro, son demasiados sabores... Aún que sabe bien, a lo mejor por eso me dijo mi amigo que se llamaban supernovas- saboreó el dulce en su boca.
-¿Enserio?- pregunto dib, todo lo que había ocurrido el viernes, ni siquiera le dieron la oportunidad de saborear el dulce.
-¿no vas a comerlo?- pregunto la chica.
-ho, verás el viernes... Comí tan rápido el mío que no pude saborearlo, sin embargo tenía ganas de que mi hermana probará el dulce- era la única mentira convincente que se le podía ocurrir en ese momento.
-ho, que buen hermano eres- dijo la chica.
Desde lejos zim miraba la escena, una rabia lo consumía por dentro, el lápiz que tenía en la mano fue destruido en cuestión de segundos, zim quería a dib para él y solo para él, quería hacerlo sonreír, acariciar su cabellera negra, tocar su suave piel y que sus labios tocaran los suyos... Espera... ¿Que? No sentía ningún impulso más que los celos, ¿por qué quería todo eso? ¿Será otra etapa de aquel líquido que hizo? Claro, no podría ser ninguna otra cosa, el jamás había pensado algo así y menos de su enemigo refunfuño un poco y se puso a dibujar, si había llegado a hacer dibujos de dib tan realistas tiernos y con tanto cariño, en esta ocasión eso no aplicaría este día, todos eran dibujos de dib siendo destruido, masacrado y gritando de dolor, se sentía frustrado hasta más no poder.
La profesora llegó al salón y comenzó a dar la clase.
Zim quería ver a dib, pero no quería ver de manera directa como la chica hablaba con su azabache, quería sacarle más fotografías donde pudiera ver a un dib apasible, tan tranquilo, tan angelical.
Entonces le llegó una idea, ¿Cómo podría sacarle fotos a dib sin que se diera cuenta? tenía que hacer un plan para antes de que llegara la hora del almuerzo, como si de ello dependiera su vida se puso a escribir en su cuaderno, miraba todo a su alrededor y volvía a escribir, todos los puntos estratégicos donde podría esconder la cámara donde pudiera fotografiar a dib fueron escritos y colocaba los pro y los contra de todos los lugares, hizo un pequeño plano de un control remoto simple que aún que fuese un simple prototipo pudiera funcionar perfectamente y también un pequeño dispositivo para integrarselo a la cámara que traía, quería hacer algo rápido pero funcional, esa idea le causaba emoción, se sentía como la primera vez que diseñaba algo para sus propios beneficios, algo torpe, algo un poco feo, pero funcional, unas pequeñas risas salieron de zim.
Todos en el salón miraron a zim, incluso dib, el de piel verde se quedó mudo y miró hacia un lado.
-¿Que es tan divertido de la clase zim?- pregunto la profesora.
-nada, recordé un chiste de un cerdo- dijo zim.
-no quiero volver a escuchar tu risa o volverás a limpiar todo el salón-
Dib extrañado se acercó a la chica y pregunto -oye ¿que fue lo que pasó ayer?-
-zim fue castigado por gritar encima del escritorio y todos por hacer escándalo perdimos nuestra hora de almuerzo-
-¿que estaba gritando zim?-
-se proclamó a si mismo como tú más grande enemigo en el planeta-
-¿por que?-
-¡callense y pongan atención!- grito la profesora.
Y tanto el azabache como su amiga no volvieron a hablar.
Al sonar la campana zim había terminado su prototipo para la cámara,la profesora salió y dib se levantó pero fue empujado de nuevo, el mismo chico que lo había golpeado el viernes lo estaba molestando, junto con el chico que le había dado un golpe en la cara a zim y uno más que estaba dispuesto a buscar pelea.
-oye ¿que te pasa?- se quejo el azabache.
-por tu culpa y la de tu noviecito todos fuimos castigados ayer-
-de que carajos hablas, acaso no vez que...- fue interrumpido por un fuerte golpe en el estómago.
-¿No te dije acaso que te murieras ya?-
-huy que miedo, tu noviecito vendrá a enfrentarnos, estás haciendo que el te proteja ¿no es así?-
-chicos dejenlo- de nuevo la chica salio a defender, está vez a dib.
Los chicos lanzaron a la chica hacia un lado, estaban más que dispuestos a golpear a dib.
Zim miraba desde lejos, no podía resistir lo que veía, quería golpearlos con todas sus fuerzas, otra idea se hizo presente y se acercó a un chico.
-oye ¿podrías hablar con ellos y decirles que la profesora los busca?-
-¿estas loco? Van a matarme-
-no te harán daño a ti, tu solo serás el mensajero-
-......-
-te daré 50 dólares-
-hecho-
Zim le dio al chico los 50 dólares y se acercó a los bravucones.
-disculpen, la profesora les habla-
-demonios- dijo uno.
-bueno, solo hay que ver qué quiere, por está vez te salvas estúpido.
Antes de irse cada uno de los bravucones le dio una patada a dib en el estómago y salió del salón, zim miraba a su pobre dib en el suelo, fueron segundos en los que se le quedó viendo antes de salir del salón, ya afuera busco a los bravucones y al encontrarlos se acercó a ellos.
-¿Acaso no escucharon lo que dije ayer? Solo yo puedo lastimar a dib-cosa-
-¿para esto nos sacaste?- los chicos se tronaron los dedos.
-sus movimientos no intimidan a zim-
-no siquiera hemos comenzado-
-ho, bueno, ustedes serán perfectos sujetos para mis experimentos, pero apresurense que tengo que armar mi prototipo-
Uno de los chicos lanzo un golpe, zim lo tomo de la muñeca y desvío el golpe a otro de los chicos, después uno más lanzo una patada y zim se agachó haciendo que ese chico golpeara al otro en la espinilla.
Sin darse cuenta uno había hecho otro ataque, este fue certero dándole a zim en la cara.
El pequeño alien dejo de sonreír, se frotó donde había sido el golpe y miro a los chicos.
-eres pequeño, lo reconozco, pero podemos adaptarnos a ti-
Otro chico le dio un puñetazo a zim en el estómago que hizo que callera de rodillas al suelo y uno más le dio con la rodilla un golpe en el rostro.
-y todo por tu noviecita dib-
-¿eso significa que ya no es virgen?- decía uno de ellos.
-¿Quien es el que está arriba?- dijo el otro chico.
Zim estaba en silencio en el suelo, se levantó y se quitó su peluca y sus pupilentes, los chicos estaban impresionados al ver qué zim era un extraterrestre, dieron unos cuantos pasos hacia atrás asustados uno de ellos quería propinarle un golpe, pero su brazo fue atravesado por una de las patas aracnidas de su Pak.
Los tres comenzaron a gritar con todas sus fuerzas, zim huso un movimiento rápido, con sus patas aracnidas atravesó a los otros dos de una pierna, levantó a los 3 y los azotó contra el suelo haciendo que se desmayaran de la impresión, del miedo y del golpe.
Algunos chorros de sangre estaban por el pasillo, zim se llevó a los chicos al gimnasio y los amarró con algunas cuerdas, luego los escondió en un almacén detrás de unas tablas sin la posibilidad de que nadie los pudiera ver, una vez terminado limpio las patas aracnidas de su pak y el pasillo, se colocó de nuevo su disfraz y regreso al salón.
A los pocos segundos el timbre de la escuela volvió a sonar, todos regresaron al salón y zim tenía unos ojos de loco (más de lo usual), había perdido la oportunidad de hacer su prototipo por culpa de los bravucones.
Dib se fue a su asiento, se veía decaído de nuevo, zim lo miro desde lejos y se sintió terrible al verlo así, tenía ganas de acercarse darle algo de cariño y hacer a dib feliz, durante todo lo que quedaba de clase se quedó fantaceando con ello y solo hasta el final un golpe de realidad le llegó, él y el azabache siempre serían enemigos.
Dib al llegar al salón se sentó y se quedó mirando la ventana.
-¿estas bien?- pregunto la chica a su lado.
El azabache volteó a verla algo sorprendido, nadie se había preocupado por el cuando ocurrían esas cosas.
-si, descuida-
-¿Seguro?-
-si, he tenido golpes más duros por parte de zim-
-ho, por cierto... ¿Te diste cuenta que no han regresado?-
-no se, y no me importa, mientras no lastimen a nadie más estaré feliz- volvió a voltear a la ventana.
-ho-
Al terminar las clases todos se fueron a sus casas, zim se quedó en algún rincón mirando como se iba dib y después fue por los chicos, quienes dos estaban ya despiertos y uno estaba aún desmayado, se asustaron al ver qué zim había vuelto.
-gir- había sacado su comunicador -necesito que vengas, tengo que cargar a unos sujetos de pruebas-
Al poco rato el pequeño robot disfrazado de perro llegó volando.
-bien- tomo la cuerda y ato a los 3 de la cintura, luego los cargo con la cuerda con los dos brazos, zim se subió a gir y se los llevó volando en el aire, lo más alto que podía para que no los vieran, sin embargo uno de ellos se resbaló y callo al suelo.
-ups, lo siento-
Los otros dos calleron en pánico.
Al llegar a la base zim los metió en tubos con una especie de líquido.
-¡Lo mataste!- grito uno una vez liberado.
-ha ¿enserio?- zim estaba haciendo su prototipo.
-e.el se estaba desangrando, maldita sea le atravesarte el brazo, estúpido alien-
-ha mira, no sabía que podían morir por ello- seguía sin prestar atención.
-si lo supiera tu noviecito quedaría horrorizado- dijo el otro bravucón.
Sin detuvo lo que hizo, se acercó al los tubos y los miro -veran, en esta apestosa bola de tierra todos los humanos apestosos son estúpidos, lo suficiente para no darse cuenta de que soy un extraterrestre, lo suficiente como para no preguntarse absolutamente nada, ni siquiera ver mi hogar ¿creen que se preguntarán por la muerte de ese chico? Incluso, los estúpidos terrícolas pensaran que fue un suicidio, ¡Ho, Pero miren! Aquí están los que trataron a mi dib-cosa de loco y raro-
-tu...-
-claro que es mío, es mi enemigo, mi más grande y hermoso enemigo-
Los chicos se quedaron callados.
En lo que resto del día zim estaba aciendo su prototipo y dib al llegar a casa se fue a dormir.

Yandere zimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora