- Eliana -
No supe identificar qué era lo más que me aterraba, si sentirme mierda por ceder ante las amenazas de Jonathan o seguir sintiéndome mierda por perder amistades por su culpa. ¿Drogas? ¿Realmente estaba metido en esas porquerias? Y la verdadera pregunta era, ¿desde cuándo? Había dicho "pocos meses". ¿Cuánto puedes gastar en drogas en "unos pocos meses"? ¡Mierda!
Apreté los labios y luego cerré los párpados medio cabreada. ¿De donde cojones sacaría 50 mil dólares?
Intente recordar algún movimiento, un comentario fuera de lugar o si alguna vez demostró que su comportamiento estuviera siendo fuera de lo normal. Siempre fue estúpido, descuidado, nunca nos dimos la suficiente atención, la falta de detalles, en general, era algo normal entre nosotros. Así que, ¿cómo identificar algo que fuera extraño? O ¿cómo saber si en algún momento estuvo bajo los efectos de drogas? Sacudí lentamente la cabeza.
—Esto no me va a ayudar en nada... —murmuré, para mí misma, intentando que mis pensamientos dejaran de reproducir incógnitas que no iban a tener respuestas.
Sostuve mi bolso y subí las escaleras hacia la salida cuando decidimos abandonar la fiesta. Mientras todos se ponían de acuerdo para otra reunión, aligeré el paso y observé la espalda ancha de Eric caminar con suavidad hasta llegar junto al Jeep. Las luces de los focos parpadearon cuando les quitó la seguridad y fue entonces que el juego comenzó.
—Oye... Eric. —llamé, deteniendo mi caminar con lentitud. Lo vi girar el cuerpo hacia mi dirección, curioso, y cuando simplemente dejo que el silencio fluyera, supe que esperaba una respuesta de mi parte. —Lamento todo lo que paso esta noche... he sido muy descortés contigo. —
No me ofreció una sonrisa, su rostro tampoco demostró molestia, mas bien parecía tranquilo o cómo si sus pensamientos estuvieran a miles de kilómetros de distancia y no en mi patéticamente excusa para buscar algo de que hablar con él.
—Solo... no vuelvas a escupirme de esa manera. —sugirió, subiendo las cejas, haciéndome sonreír.
—Hecho. —asentí, notando como sus ojos azules jamás me perdieron de vista.
—¿Nos vamos? —el brazo tibio de Vicky rodeo mi codo, y cuando asentí lentamente antes de girar sobre mis talones, observé a Anthony abrir la puerta del pasajero del Jeep.
—Ah, Eliana, por cierto. —palmeo sus bolsillos, pareciendo haber recordado algo que hasta ahora había olvidado. —Toma. —alargando el brazo, sostuve una diminuta tarjeta de presentación toda arrugada que me ofrecía con sus cejas elevadas. —Monica Uralde esta buscando a alguien que le eche una mano y bueno... pensé en ti. —
—Monica... Uralde. Te refieres a... —
—La mamá de Eric necesita algo así como una... niñera a tiempo completo y ya que estas buscando trabajo pensé que podía ser perfecto para ti. —
Abrí la boca levemente, impresionada, y buscando respuestas, miré a Eric y este achico los párpados con miles de dudas o eso me dio a entender.
—Por eso tu... —comencé.
—Escucha. —interrumpió subiendo los brazos. —Anthony hablo muy bien de ti... yo no tuve nada que ver en eso, ni siquiera te conozco. Pero es de mi hermano del que estamos hablando así que... espero por tu bien que si sepas manejarlo. —
—No se que... decir. —
Una risa maliciosa llenó el ambiente, logrando que en esta ocasión Anthony fuera el centro de atención. Parecía haberse gastado una broma interna, y a juzgar por su expresión divertida, debía estar muy buena. Eric abrió la puerta del conductor, tomando asiento dentro de la camioneta para luego encenderla con un ruido demasiado elegante mientras su amigo continuaba hablando.
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ENAMORADO DE ELIANA © - ACTUALIZANDO
RomanceLista para celebrar sus veintitrés años, Eliana Corbin descubrió dos cosas que la iban a ayudar a no perder la cabeza. La primera, el amor no era más que sacrificios y malos ratos, todo el tiempo. Según experiencias ajenas, estar enamorada era inten...