EDE © | CAPÍTULO 25

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-  Eric  -

Sabía que no podía dejar que las cosas se salieran de control por no saber ponerle un alto a mis impulsos, pero en definitiva esta era una situación a la que no estaba para nada acostumbrado. Pensar antes de actuar. ¿Qué era eso? ¿Un mal chiste?

Para ser honesto, siempre he sido el tipo de chico reservado, no tenia porque perder la cabeza con facilidad, aunque nada me había interesado lo suficiente como para mandar todo al diablo y si, eso incluye a Taycha. Supongo que esa parte es fácil cuando tus padres pueden consentirte con todos los gustos mundanos, así se gasten cinco mil dolares en un par de horas. ¡Pero eso no viene al caso!

La cosa es que aquella tarde acepte dar una vuelta en la Jeep con Tony, lo cuál es normal. Ni siquiera debo mencionar el hecho de que él se encontraba conduciendo. Decidí darle la oportunidad, para evitar que continuara con las quejas dramáticas sobre mi falta de confianza en sus técnicas de manejo. ¡Que son un asco, si me permiten añadir! Pero hasta ahí íbamos bien. Soportar a Anthony y a Gustavo durante toda mi vida me ha hecho pensar que tengo una maestría en pacienciologia. Y si la rama no existía, mi mejor amigo y mi hermano la pujaron.

Continuamos.

Con lo que no contaba era con que me llevaría a una pizzeria, dijo que tenia hambre, yo también, y ordenó dos pizzas grandes a una chica que parecía conocerlo bien. ¡Ahora resultaba ser todo un imán para las mujeres! Pero mi duda no era aquella, si no que, ¿para que carajo ordena dos pizzas? Pensé. Luego, sin dejarme probar bocado, me llevo a un recóndito lugar en Toa Alta. A una urbanización llamada Bellas Vistas donde esperamos más de diez minutos a que algún residente abriera el portón delantero para así poder entrar. ¡Parecíamos unos malditos ladrones! ¡Y si rayaba mi Jeep le explotaría las pelotas! Pero supongo que ese punto lo sabia muy bien.

Nuevamente estoy perdiendo el hilo.

Les explicaba que, entonces, cuando mi rostro comenzó a desfigurarse por la incógnita, se detuvo en una calle poco transitada a pesar de ser muy temprano en la noche, el reloj a penas marcaba las ocho y frente a mis narices Eliana Corbin estaba a punto de besarse con el huelebicho que andaba mucho más que ebrio en la fiesta. ¿No que era el puto novio de Cassandra?

—¿Ese no es el ex-novio de Eliana? —

—Ni siquiera deberían llamarlo de esa manera... —murmuré entre dientes. Porque, seamos sinceros, no se lo merecía.

—Si... supongo que en eso estoy de acuerdo contigo. —

Escuché la voz de Anthony hacer eco desde su lugar en el asiento del conductor, cuando mi ceño se frunció prácticamente al instante con desconfianza. Recordaba aquel rostro, o más bien el perfil izquierdo de éste, mientras se grajeteaba con Cassandra a las afueras de la fiesta de Christian Mendoza.

—No la estará obligando a... —

Bajé del interior del vehículo, sin siquiera permitir que terminara aquella frase en mi presencia... ya que seguramente me sabría a mierda. Fue allí, cuando vi de la manera en la que la castaña empujó al chico que se ubicaba junto a ella y se colocó de pie sin dejar de mirar hacia mi dirección. Sus ojos se perdieron a nuestro alrededor, observando con nerviosismo a todos lados. Algo logró detenerme, e intente disimular la sorpresa. ¡Espera un minuto! ¿Yo era el que daba miedo?

—¡Eric! ¡Tony! ¡Que sorpresa! ¿Qué... los trae por aquí? —agregó, sonriendo de vez en cuando, con la voz temblorosa.

—¿Qué nos trae por aquí? —pregunté, frunciendo el ceño mientras dirigía la mirada hacia el imbecil junto a ella. —Pensé que habíamos quedado para comer pizza. No sabía que los planes habían cambiado... —

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2020 ⏰

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ENAMORADO DE ELIANA © - ACTUALIZANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora