- Eliana -
Examiné la lista que llevaba en las manos, contabilizando y murmurando por lo bajo para no olvidar nada, tachando los artículos que ya tenia disponible a medida en la que iba encontrándolos por los pasillos del supermercado. Dejé caer los hombros, y escuchando un ligero alboroto a mis espaldas, giré sobre mis talones y observé con atención. Anthony había doblado ligeramente sus rodillas con la intención de quedar casi a la misma altura que Gustavo. Extendieron el brazo derecho, y con las manos cerradas en un puño, ambos achicaron los ojos.
—¿Me pueden explicar... qué es lo que están haciendo? —pregunté, pedida.
—Piedra... papel o tijeras, flaca. —murmuró Tony, poniendo toda su concentración en las tácticas de movimientos que utilizaría a continuación, sin dejar de ver a su rival. —Ya veras como te gano, mocoso impertinente. —
—¡Soquete! Deberías darte por vencido, eres un asco en este juego. —amenazó el niño, sonriendo con mucha confianza.
—Haré que te tragues tus palabras. —
—A la una, a las dos... —
—¡Tres! —exclamó una voz diferente.
—¡Ouch! —
Escuchando cómo Eric aparecía de repente tras de ellos, hice una mueca de dolor al observar de la manera en la que los chocó cabeza con cabeza. Éste rodó los ojos y mientras escuchaba los quejidos a sus espaldas, caminó hasta ubicar el pan sobre un lugar seguro en el carro de compra.
—Listo, pan multigrain, pan para hot dogs y hamburguesas. —enumeró, señalando la lista con un movimiento de cabeza. —¿Qué más nos hace falta? —
—Arroz, sal, adobo, sazón, aceite de oliva, aceite para cocinar. —comenté, dejándome llevar por la lista. —Además, hay que pasar por la carnicería primero. —agregué, viendo como Gustavo se nos acercaba hasta intentar colarse en el hueco que había entre el cuerpo de Eric y el carro de compra.
—Yo quiero llevar el carrito, Eric. —
—Eres un tramposo. —se quejó Anthony entre dientes, sobándose la cabeza cuando Gustavo le sacó el dedo medio a escondidas, provocando que en su rostro se formara un gesto totalmente ofendido.
—Deberíamos tratar de avanzar. No es que no me guste perder el tiempo saliendo a janguear al supermercado... pero hoy tengo prisa. —les recordé, viendo como el pelinegro dejaba a su hermano tomar el mando y se acercaba a su amigo para darle otro lapo.
—¡Coño, chico, ya basta! Mis rulos. —refunfuño Tony, dándole un golpe en el brazo.
—Era para que regresaras a tierra. —
Rodé los ojos, animando a Gustavo a avanzar por los pasillos, y mientras me acercaba a tomar los vegetales y las frutas que me hacían falta, dejé de escucharlos. Honestamente, cuando pensé en ir de compras lo menos que espere fue tener escolta... y una muy mala por cierto.
Mordisqueé mis labios, continuando hacia la carnicería, y sintiendo como el niño miraba tan atentamente como yo los paquetes envueltos, sonreí con burla. Con algunos mechones de cabello cayéndole hacia la frente, pude observar la misma nariz fina que tenia su hermano mayor, sus labios de un rosa medio pálido y lo delicada que podía verse su piel blanca desde mas cerca.
—¿Listo para ayudarme a cocinar? —pregunté, rompiendo el silencio.
—Pero yo no sé cocinar. —comentó por lo bajo, parecido a un quejido desesperado.
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ENAMORADO DE ELIANA © - ACTUALIZANDO
RomanceLista para celebrar sus veintitrés años, Eliana Corbin descubrió dos cosas que la iban a ayudar a no perder la cabeza. La primera, el amor no era más que sacrificios y malos ratos, todo el tiempo. Según experiencias ajenas, estar enamorada era inten...