Día 54

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Venus:

—Ya que nos casamos en las vegas, no fue tan complicado conseguir la anulación de nuestro matrimonio.

El sigue hablando y yo no dejo de llorar.

—Es un papel legítimo, no te preocupes. —Continua. —Yo ya firmé y solo falta la tuya, entonces estaremos legalmente separados.

—¿Por qué haces esto?

El no responde.

Bajo la mirada a las hojas de divorcio.

—¿Desde cuándo lo tienes?

Sus ojos se abren.

—No es algo como si pudieras conseguir de la noche a la mañana.

—Tienes razón. —Responde. —Desde la primera vez que me pediste el divorcio las solicite, iba a dártelo de todos modos.

Las lágrimas me nublan la vista.

—Y aun así lo retrasaste.

Me mira sorprendido, él no puede engañarme, habrá tenido los papeles, pero no me los dio porque duda, igual que yo desde que llegue aquí.

—Entonces...

Sus cejas se alzan.

—Esta noche solo me cogiste y ya para al final darme esto.

El suspira una vez más.—Te cogí porque iba a ser la última vez.

Te cogí..

Al escuchar como lo reafirma siento más ganas de llorar.

El corazón me duele.

—Aun cuando estoy dispuesta a eliminar todas esas barreras, tu buscas la manera de complicarlo más.

—Solo firma, Venus. —Dice completamente serio.

—¿Solo eso piensas decir? "Firma, Venus..". —Repito sus dos palabras. —Si ibas a botarme de la forma tan cobarde, debiste elegir palabras mejor, aunque tienes razón, para alguien cobarde solo le queda decir eso... "Firma, Venus".

Sus cejas se alzan.

—Sí, Wade Cooper, eres un gran cobarde.

—Venus.

—No por botarme de esta forma, sino por la razón por la que lo haces... tienes tanto miedo que te deje que recurres a esto, pero olvidas algo.. fuiste tú quien me obligo a dejarte.

—¿Yo te obligue?. —Pronuncia enojado.

—Lo hiciste. —Reafirmo. —Al ignorar mis cartas lo hiciste.

Se queda callado.

—¿Sabes algo? Yo también pude haber tomado el camino que tu tomaste esta noche. —Respondo. —Pude haberme echado hacia atrás y elegido a Ian.

Me mira en silencio.

—Yo también tengo miedo de que me vuelvas a rompas el corazón otra vez y sin embargo..., sin embargo, estoy aquí, Wade.

Mis palabras causan algo en él, aunque solo es por un instante.

—Aun con miedo estoy aquí .. porque te amo.

Tomo aire y sigo.

—Esa es la diferencia entre nosotros.

—No digas ni una sola vez que no te amé.

—No lo haces ahora.

El no responde, yo estúpida esperando que me corrija.

Soy una tonta.

—En lo dispuesta que estoy por hacer por ti .. ¿Acaso eso no es prueba suficiente como para saber que jamás te dejare?

Su mirada baja.

—Incluso así... —Pronuncio, estoy cansada. —Solo eres un cobarde, Wade Cooper.

Me mira serio. —No creo que haya algo más que decir.

Sonrio agotada.—¿Esa es tu respuesta final?

—Lo lamento, Venus.

—Espero que no te arrepientas de esto después.

Está a punto de decir algo, pero no lo dejo.

Lo miro por última vez, con gran decepción de él, cojo el lapicero más cercano y comienzo a firmar hoja por hoja y en silencio, mientras ninguno emite un sonido, me aguanto las lágrimas y por momento la vista se me nubla, limpio con mi palma y sigo firmando, ya no lo miro, en ningún momento lo hago.

Dejo el lapicero junto a los papeles.

—No quiero volver a ver tu cara. —Pronuncio, incluso decirlo aprieta mi corazón y me causa dolor.

Me mantengo firme por fuera y lo miro a los ojos por última vez, decidida de mis palabras.

—Ahora estamos divorciados.

60 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora