Día 36

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Venus:

El rostro de Wade me dice que no estaba preparado para este momento y yo tampoco, bajo la mirada al ver su labio temblar y la pongo sobre las cartas, aguantándome verme más destruida me preparo para hablarle una vez más.

—Ni siquiera están abiertas.—Pronuncio y una lagrima se desliza por mi mejilla.

Olvidándome de mi lágrima traicionera, levanto la mirada a sus ojos.

—Estoy esperando una explicación.

Él toma aire pesado.

—De acuerdo... yo..—Sus ojos se cierran, coloca la caja a un lado mientras mis ojos no dejan de ver las cartas.

Están selladas, todas están selladas.

—Estaba asustado.

Una sonrisa se me escapa.

—¿Por qué..—Camino por la habitación y me enfrento a el una vez más.—¿Por qué todos ustedes dan una excusa tan patética?

Me observa con los ojos abierto.

—Tan poco creíble, Wade.

—No estoy mintiéndote.—Se levanta y yo le doy la espalda mientras niego, el sigue tratando de hablar conmigo a mis espaldas.—Tuve miedo todo este tiempo, aún tengo miedo, Melocotón.

Mis ojos se cierran y el continuo.

—Cuando te fuiste no sabes las ganas que tenia de ir por ti.

Me vuelvo hacia el.—¿Entonces por qué? ¡¿Y si tantas ganas eran las que tenías porque no abriste ninguna de mis cartas?!

—¡Por qué escuche la llamada!

Mis ojos se abren.

—¿Qué?

—La llamada a tus padres, me entere sobre ella gracias a tu madre y supe que estabas...—Responde y continua.—Te estaba yendo bien y yo... sabía que si leía las cartas o las respondía yo iría por ti.

Mis labios se separan.

—Dentro de mi sabía lo que contendría.

—Y si tenías certeza de lo que escribí... ¿Por qué cuando regrese, no dejabas de recriminarme el haberte abandonado?.. ¿Y con qué cara, Wade?.—Pregunto llena de frustración.—¿Con que cara me decías eso si tu mismo decidiste no leer las cartas que yo te envié?

—Porque por momento quería hacerlo.

Aprieto los labios.

—No imaginas cuanto luche por no abrirlas, por eso yo ..—Está desesperado, ni sabe que palabras decirme.—Estaba enojado y a la vez no quería hacerte volver porque allá eras todo lo que no podías ser aquí... me repetí que no debía ser egoísta y por eso hice lo que hice, pero también te extrañaba con un loco y mi única forma de hacer que te fueras cuando regresaste, era esta.

—¿Tratándome mal?.—El no responde.—Eres un jodido loco, Wade, eso es lo que eres, un loco que no sabe tomar una decisión.

—Melocotón.

—Si eso era lo que querías entonces debiste mantener tu decisión y seguir tratándome igual como cuando me viste o aún mejor, quemar esas cartas... ¿Por qué guardarlas?

El baja la mirada.

—Ni siquiera tú te crees tus excusas.

—Venus.

—Querías que avanzara lejos de ti.. ¿Acaso creías que no lo podía hacer contigo a mi lado?

Sus ojos me miran y los míos se llenan de lágrimas.

—¿Quieres saber cómo estaba? Los primeros meses, le decía a mamá que estaba bien y si, estaba en un lugar que no conocía y las personas eran crueles, no como acá, aun así no quise preocuparla y mientras le mentía a mamá, fue a ti a quien te lo conté todo.

No aparta los ojos de mí.

—Yo solo te necesitaba conmigo... no me importaba nada y hubiera buscado la forma de arreglarlo, está bien, lo jodi al irme, pero quise arreglarlo porque no quería perderte, aunque fueran solo cartas, estaba segura que al menos te llegaban mejor que las estúpidas llamadas que me rechazaste y que creí que ignorabas porque estabas enojado conmigo, pero...—Tomo aire y sigo.—Quería salvar lo nuestro.

El solo escucha.

—Luego a pesar de que tardo en mejorar todo, me adapte, aunque te siguiera extrañando y me pusiera a llorar cada noche mientras te escribía porque te necesitaba, pero nunca lo supiste y te hubieras enterado de eso si hubieras leído mis cartas.

—No sentí que fuera suficiente, para ti...

—¿Ahora vas a desmerecerte?.—Digo indignada.—¿No oyes mis palabras?

—Melocotón.

No me digas Melocotón.—Me rompo y lo señalo.—Solo te quería a ti, el orgullo y todo lo demás jamás me importo, solo te quería a ti, Wade.

Él no me responde, me observa sin saber que decirme mientras yo me preparo para irme, cuando me alejo del cuarto, lo escucho.

—Venus, por favor.

¿Por favor qué?

Ni el sabe que excusa decirme, lo cierto de todo esto es que el ni sabe que es lo que quiere, si estar conmigo o dejarme ir.

Y pensar que antes...

Tal vez ni llevaría un anillo de otro hombre en mi dedo.

Antes de marcharme, pronuncio.—No estoy enojada porque no leyeras mis cartas, Wade, lo estoy porque hubo una oportunidad entre nosotros y la dejaste ir.







60 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora