La vida te da golpes duros, pero hoy personas que aprende a vivir con ellos
Yo no puedo sobre llevarlos
Soy Isabella Swan y esta es mi historia
Los personajes no son mios; son de la autora Esthefanie Meyer
Me quede en medio de la habitación procesando la escena. ¿Que acababa de suceder? No se, en realidad mi pregunta es ¿que fue lo que sucedió? Si el fue el que me dio permiso para que le besara, yo no le hobligue a nada el fue quien se acercó mas a mi y se inclinó un poco para que nuestros labios se encontrarán.
El sonido en la puerta me saco de mis pensamientos.
- Voy deme un momento- respondí secando mis lagrimas.
- Esta bien- contestó mi madre.
Me acerque a la puerta, muy despacio me asegure mirandome al espejo que mi expresión fuese una sonrisa. Al abrir la puerta mi madre se quedó solo en el marco de la puerta. Agradecí ese justo porque temía que se hubiese dado cuenta de la pieza de porcelana rota que estaba en el piso.
- Que sucede madre?
Le pregunte porque es raro que ella venga a mi habitación.
- Tenemos visitas Bella- me quede mirandole un segundo, cabe decir que yo me había mudado a la Mansión Cullen así lo quizo mi padre.
- Bajaré en un rato madre, me ducahre primero.
Ella asintió y sin decir nada más se fue, es raro que ella halla subido a decirme sólo eso, pero no le di mucha importancia, prepare mi ropa bueno lo normal de siempre unos vaqueros y una blusa azul descastada.
Me fui al baño y me di una relajante ducha de agua caliente, no se cantó tiempo pase debajo de la ducha, así que decidí salir para bajar a ver quien era esa persona a la que mi madre mencionó.
Salí de la ducha a regañadientes y tome la toalla que estaba colgada al lado de la puerta. Salí a mi habitación ya con mi ropa puesta y baje las escaleras sin mucho animo. Al bajar me diriji hacia el patio trasero de la casa me imaginé que estaba la vivita allí ya que no había nadie dentro de la casa seguro estaban en él área de la piscina.
Al llegar me arrepentí, al ver la escena que sucedía ante mis ojos. Edward estaba sentado en una de las silla y una chica rubia, de piel blanca y cabellos rizados y cortos estaba sentada en su regaso y se estaban besando, mejor dicho comiéndose sin ninguna vergüenza.
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Me di medía vuelta en mi posición y me disponía a salir, pero la vida me jugó mal.
- Hey Bella.
Me llamo Edward dude un momento si en darme la vuelta o seguir mi camino a casa y al verles puse mi mejor cara de póquer, aunque mis ojos debían estar cristalinos.
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