El agente del FBI Christopher Evans se somete a una misión para acabar con su peor enemigo, Sebastian Stan, un criminal, sin alma y corazón.
La misión es vital para acabar con el asesino de su hijo...
Todo se complica cuando la arriesgada misión se...
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Chris se encontraba en su segundo día de prisión, Alexander hablaba con Burke sobre la transmisión del canal de animales, estaba listo para hablar con él y regresar a su hogar.
La misión había acordado que fuera rápida, ser alguien a quien odiaba le revolvía el estómago.
—Alexander...—llamó la atención el ahora castaño.
Alexander lo miró frunciendo el ceño, se acercó hacia Chris.
—¿No te has sentido muy coordinado, verdad?.—dijo el menor acusándolo con sus ojos azules.
Chris negó inmediatamente.
—Mira hermanito.—dijo Chris provocando que el joven lo mirara extraño por llamarlo así.—Tienes que ayudarme, estoy frito.
Alexander arrugó la frente.
—Si estos psicópatas se enteran, los dos estaremos muertos.—dijo Chris mirando al más joven.
El castaño lo miró extrañado.
—¿Electroshoks?, ¿Qué te pasa?, ¿Te operaron?.—preguntó tocando su rostro.
Chris se apartó rápidamente.
—Estuve en coma.—dijo él rápidamente.—Dios, sigues siendo un paranoico.
Recordó que que Alexander Stan tenía brotes psicóticos que lo hacían alejarse de la realidad, se volvía loco con cualquier cosa.
—¿No te han dado tus medicamentos?—dijo Chris cuestionó.
Alexander volteó la mirada hacia otro lado.
—¿Cuál es mi medicación?—contraatacó él con los ojos entrecerrados.
Chris lo pensó, sé sintió nervioso y bajó la cabeza para pensar exactamente lo que diría.
—Alexander te he dado esas píldoras por años...—dijo Chris.—¡Vivex, no lo he olvidado!
Espero a que Alexander lo mirara de nuevo.
Este suspiró aliviado, como si su hermano hubiera pasado una gran prueba, Alexander miró hacia sus pies.
—Pero es todo lo demás, mis sentidos, mis reflejos, mis memorias.—dijo observando al menor.—Es como una dosis de Quantrex malo. No sé porqué ese maldito gordo me atacó ayer...
Alzo la vista Alexander y observó a su hermano mayor.
—¿Duvoh?—preguntó cómo si fuera extraña la pregunta.—Tuviste sexo con su esposa y su hermana el día que lo enviaron aquí.—respondió simple.
Chris asintió dándole la razón, el castaño le ofreció un cigarrillo.
—Eso explica porqué estaba tan enojado ayer.—dijo aceptado el cigarro y colocándolo entre sus labios.
