El agente del FBI Christopher Evans se somete a una misión para acabar con su peor enemigo, Sebastian Stan, un criminal, sin alma y corazón.
La misión es vital para acabar con el asesino de su hijo...
Todo se complica cuando la arriesgada misión se...
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Cuando ______ llegó a su hogar y abrió la puerta de la casa lo que encontró la dejó con la boca abierta, todo el lugar estaba cubierto por velas, las luces apagadas hacían que estas resplandecieran más.
Ella sonrió, extasiada por lo que su esposo había hecho, observó que la cena estaba servida en el comedor, estaba muy sorprendida, lo que no espero es que Stan llegara por detrás y la tomara de la cintura haciendo que ella se asustara y lanzara un grito.
Sebastian la envolvió entre sus brazos, hasta que la giró para que quedaran viéndose directamente a los ojos, la diferencia de altura no era tan notable, pues ella traía puestos unos tacones no tan altos, ______ no era tan bajita.
Él le plantó un beso rápido en la boca.
—Chris, me asustaste mucho.—dijo sorprendida.
Este río y volvió a besarla.
—Ahora si tendremos una cita _____.—dijo pasando su nariz por el cuello de ella, mientras _____ soltó un gemido sin querer.
Stan empezó a sentir cómo se ponía duro con el sonido salido de sus labios.
—Chris felicidades...—alcanzó a murmurar ella.—Por lo de hoy...—suspiró abrazada a él.
Este siguió besando y acariciando su cabello.
—Ohhh, no fue nada.—dijo restándole importancia y siguió besando a la mujer.
Stan iba hacer que la mujer estallara de placer y le rogará por más, pero tendría que llevar tiempo, primero tenía que alimentarla y después su plan se llevaría acabo.
—Entonces le dije al presidente, quiero la autoridad, los fondos y el personal para acabar con los terroristas.—dijo Stan antes de dar un sorbo a su copa llena de vino.—Del mundo, entonces el presidente dijo, la próxima vez llamaré a tu jefe y le diré que quién da las órdenes eres tú, ¿entendido?
______ escuchaba atenta a lo que su esposo narraba, hace mucho que no lo veía tan feliz, se le notaba mucho relajado que en los últimos cuatro años.
Su Chris estaba volviendo, o eso pensaba la castaña de ojos verdes.
Sebastian notó que la mujer no decía nada.
—¿Qué sucede?—preguntó fingiendo preocupación el ahora casi rubio.
Ella se sobó el cuello y negó lentamente.
—No lo sé, Chris te ves muy diferente.—Stan gruño y _____ continuo.—Es decir, ¿qué es está cena a la luz de las velas? ¿debo olvidar tus promesas con esto?—preguntó ella quitándose las zapatillas y sobando sus pies que pulsaban después haberlos llevado todo el día.
Sebastian se dijo así mismo que esa era la señal, se limpió la boca con la servilleta y se puso de rodillas frente a ella, la mano de la castaña fue sustituida por la gran mano de él.
