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— Déjame verlas, tranquilo, no te haré nada — me sonrió a medias al verme un poco desconfiado.

Todavía no podía levantar el rostro aún cuando me saco del salón para aquella enfermería donde muy poco se encontraba la encargada. Tenía pequeñas gasas con alcohol y bandas para cubrir mis heridas, y aún que me ayudaba, no podía verle. Sabía que mis ojos estaban rojizos, quizás mucho para la comodidad de ambos.

Suspiro de manera resignada al verme estático en la camilla, sus manos tantearon con cuidado la zona de mis rodillas, donde podían verse un poco de humedad por la sangre que brotaba de ellos desde hace rato.

— ¿Me permites? — preguntó.

No podía dejarle así sin más, por lo que asentí casi sin ganas. Ni siquiera había un ápice de comodidad en el ambiente, pero era obvio que trataba de ignorarlo. Sus manos subieron un poco mis bebidas mostrando las heridas frescas y las antiguas. Ni yo me atrevía a mirar, sabían que estaban horrendas, pero era cuestión de tiempo que mi vista las analizará, rojizas para las frescas, marronuscas para las que tenían un par de meses y blanquecinas para las que ya estaban curadas.

Soy un puto monstruo.

Le mire finalmente, buscando algún tipo de reacción por mis cicatrices, sus ojos no se despegaron de mi piel por segundos que se sintieron horas, rozando sus yemas por la piel expuesta.

Subió su mirada nuevamente y con una sonrisa reconfortante habló:

— Soy Sun Ahri.

black swan || bts; jimin [book #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora