O2

555 68 2
                                    

Llegar a París había sido bastante bueno. No tuve problemas con el vuelo, tampoco con el tema de mi alojamiento, pues la residencia en la que me quedo está lo suficientemente cerca de la escuela a la que estoy caminando ahora.

Françoise Dupont, una institución conocida en toda Francia por ser muy buena y con una excelente educación.

Estoy emocionada, aunque cualquier rastro de emoción abandona mi rostro al ver que, en mi primer día, voy llegando tarde.

Se me complica apurarme gracias a mi lastimada rodilla y, aunque ya no duele como en un principio, es un suplicio caminar con ella.

Me asusto y casi caigo cuando una chica, más o menos de mi edad, corre desde la otra cuadra hasta la puerta de la escuela. Su obscuro cabello tiernamente recogido en dos coletas bajas.

Ella me mira y automáticamente detiene su paso, para luego reanudarlo hacia mí. Me preocupo un poco, aunque apenas me habla, me relajo.

— Hola, ¿Necesitas ayuda? — me preguntó, mientras me regalaba una pequeña sonrisa. Asentí.

— No sé si pueda subir esas escaleras — me quejé, suspirando.

Ella rápidamente tomó mi brazo y lo pasó por sus hombros, sosteniendo parte de mi peso, para luego comenzar a caminar con lentitud.

— ¿No llegaremos tarde?

— No te preocupes. Yo llego tarde todo el tiempo. — rió, para luego empujarme para subir algunas escaleras. — Soy Marinette, por cierto.

— Tn, un gusto.

— No quiero ser entrometida, ni nada, pero jamás te había visto por aquí. Supongo que eres nueva, ¿No? — pronto, ya estamos en la entrada, caminando hacia el gimnasio. Abro la boca, bastante impresionada con todo.

— Sí — respondo simplemente, para luego mirar y analizar todo lo que tengo en el campo de visión.

— Te ayudaré a llegar a la dirección. Allí te darán tus horarios.

— No es necesario, Marinette. Llegarás muy tarde

— No, no. Déjame ayudarte. — rió, para luego acompañarme.

Ambas subimos una serie más de escaleras, haciéndome daño en la rodilla. Aún, no dije nada porque tendría que vivir con ello lo que restaba del año.

Una vez estuvimos en el segundo piso, me desico a recordar el camino a la dirección, prestando atención a cada paso que damo, sin darme cuenta que ya estamos frente a una gran puerta marrón. Tiemblo.

Marinette me mira con una sonrisa antes de dejarme tocar dos veces. Una voz del otro lado me avisa que puedo pasar y poco a poco, empujo la puerta, haciendo mi camino adentro.

Cuando volteo, Marinette me espera afuera. Siento pena y le pido que vaya directo a clase. Al principio se niega, pero logro persuadirla y desaparece.

Un hombre grande y de traje se encuentra sentado tras un gran escritorio. Me impresiona su bigote, que le hace parecer un extraño pájaro.

Me aguanto la risa.

— Es un gusto conocerla, señorita. He escuchado muchas cosas sobre usted — sé que lo que ha escuchado no es bueno.

— Es un honor estar aquí, señor.

— Director Damocles, señorita.

— Tn, director Damocles. —

Ambos nos mantenemos en silencio mientras el hombre saca de su escritorio una carpeta, colocándola sobre este. Pronto busca y me entrega una hora, donde figuran nombres de salones, materias y horarios. Supongo que debo empezar.

Tattoo ♡ NathanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora