Tattoo ♡ Nathaniel

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El baile de primavera llega pronto y todos estamos ansiosos, asistiendo a clases en el día y corriendo de casa en casa para arreglarnos en la tarde, llegando con nuestras respectivas parejas en la noche.

Nathaniel llega antes que yo, lo sé porque me escribe y parece estar bastante nervioso.

Le pido disculpas y algunos minutos, pues Marinette está tardando más de lo que pensé en mi cabello, acomodándolo para que, aunque está suelto, no cubra el vestido y la corona no se mueva.

Él entiende y me avisa que entrará sin mí, para anotarnos; también me cuenta que trajo algunas bebidas que se suponía debíamos llevar.

Minutos después, el timbre de la cada de Mari suena y le sonrío con complicidad, cosa que la hace sonrojar.

Voy yo a abrir, quedándome mirando a Luka, vestido con un elegante traje de color negro con una flor rosada y un ramillete blanco.

Marinette baja de su habitación con su rosado vestido, que tiene varias flores bordadas en la parte inferior.

Me alejo de la puerta y observo como hablan y se sonríen con cariño.

— Vamos, Tn — me dice algunos segundos después, y debo correr para tomar mis cosas y salir con ella.

Por suerte, mi vestido tiene un bolsillo oculto, donde puedo guardar algunas cosas y no debo llevar una carterita en la mano.

Camino algunos pasos detrás de la pareja, pues me parecen tiernos y no quiero ser de estorbo, aunque dudo seriamente que sepan que sigo aquí, pues no se preocupan por mí en lo más mínimo. Me alegra.

Llegamos a la escuela y ellos entran luego de que les avise que debo hablar con Nathan, pues se supone que entremos juntos.

Espero algunos momentos afuera, observando cómo las parejas —realmente bien vestidas— entran a la escuela, sonriendo y de la mano.

Adrien baja de un auto obscuro y luego le abre la puerta a Chloe, que lleva puesto un voluminoso vestido amarillo pollito, que tiene líneas negras y algunas pintas también. El rubio también lleva un traje amarillo, aunque un poco más obscuro y el negro predomina más.

Él se acerca a mí y sonríe, abrazándome.

— Te ves espectacular — me halaga y río tras repetirle lo mismo.

Chloe llega después, me mira y se ríe: — ¿Sigues akumatizada? — y le sonrío.

— ¿Por qué? ¿Tienes miedo de que te aplaste como a una hormiga? — doy un paso al frente y ella retrocede, haciéndome reír.

No puedo agregar nada, pues salto al sentir una mano en mi espalda baja; una mano cálida y grande que reconozco al instante y que me hace sonreír.

Volteo y noto cómo Nathaniel mantiene su vista fija en Adrien, quien me sonríe antes de alejarse con su pareja.

Dudo. ¿Nathaniel estaba celoso?

— Pareces una princesa — me susurra, caminando hasta estar frente a mí y toma una de mis manos para besarla. Río — Una princesa única y hermosa que no necesita colores llamativos.

— Gracias, Nath.

— A ti, por hacerme sentir así — murmura y no soy capaz de responder, pues tira de mí dentro del gimnasio, que en pocas horas fue decorado de forma hermosa.

El cielo se ve por el hueco del cielo, aunque colgaron luces amarillas que le dan un aura romántico que me acelera el corazón.