Park Jinyoung, es todo lo que alguien anhelaba: belleza, inteligencia, dinero y un gran corazón. El llamado "Hombre perfecto", solo tenía un deseo y era, finalmente, encontrar al amor de su vida, es decir, su "Príncipe azul".
Después de seis relacio...
El destino tiene un poder sobrenatural inevitable, según los antiguos guía la vida humana y, a veces, puede actuar de forma necesaria o fatal, logrando ser cruel en algunos aspectos. Incluso podrías luchar contra él, aunque sin resultado alguno. Similar es el amor destinado, escrito con sangre y conectado mediante un hilo imperceptible.
Madame Min manipulaba información, respecto a quién era el verdadero amor de Park Jinyoung, sin embargo, el castaño sería el encargado de averiguar, por sí mismo, aquello y luchar para obtener la felicidad eterna.
Cuando estaba con Jaebum, su corazón se desbocaba. Siendo el gran amor de su vida, el primero, no evitó añorar los días que estuvo junto a él y todos los sueños compartidos. Jinyoung siempre pensó en Im, como un futuro esposo y padre de sus hijos; una familia amorosa.
- ¿Recuerdas que planeamos tener trillizos?- inquirió Jinnie a un sonriente Jaebum.
- Lo recuerdo. Creí que estabas loco, es decir ¡Tres críos!- Park hizo un dulce mohín.
- Sabes que amo a los niños ¡Bobo!- fue atrapado entre los brazos de Im.
- Lamento lo que sucedió, fue mi culpa...- dejó suaves caricias en la espalda del castaño- Si no hubiera sido un cabrón, seríamos felices y con muchos hijos- el corazón de Jin se apretó.
- Todo pasa por algo. Quizá, no era nuestro momento...- aquellas palabras perforaron su alma ¿Podría retroceder el tiempo?
- Siempre serás mi único amor, Jinnie...- cogió la barbilla del menor- Te amo, jamás lo he dejado de hacer- Park se apretó contra el torso de Jae. Anheló que la escena perdurara.
- Bummie, bésame...- expresó en un susurro.
Aquel roce reflejó el amor que se profesaron, desde siempre, provocando una mezcla de sensaciones que Jinyoung nunca experimentó antes, ni siquiera con Mark. Aún así, estaba confundido, sus pensamientos y emociones eran un torbellino; de igual forma, decidió llevar a cabo aquel deseo egoísta. Im lo esperaría, sin importar el tiempo que demorara, puesto que Jin era la luz que iluminaba su lúgubre camino.
Cuando Jinnie se despidió del pelinegro, algo en su interior rompió en mil pedazos- ¿Te veré mañana?- indicó Jae, rozando los belfos de Park, el castaño asintió con sus mejillas teñidas de color carmesí y los orbes resplandeciendo, como vastas estrellas. Trepó, prácticamente, al cuello de Im y decidió cubrir la distancia, plasmando un ósculo apasionado- Nos vemos mañana- fue lo último que recitó, antes de cerrar la puerta del departamento- Esta vez, no caeré...Mark Tuan- ostentó Jaebum, para sí mismo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.