Última prueba.

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TY pov

  Ya casi terminábamos los tres meses y  al mediodía nos trajeron comida, estaban de muy buen humor trajeron pollo Arturo y muchas cosas más, la verdad estábamos contentos porque que teníamos tiempo que no comíamos bien, dejamos los hueso en un bolsa y tomábamos una siesta. Nakamoto y yo hablábamos de tonterías para matar el tiempo y descubrimos que donde estábamos era en una de las tantas casas de seguridad de esa banda que resultó ser del cartel 127.

  El cartel tenía varias divisiones, el grupo de los sicarios, el de la elaboración de drogas y por último la división de robo, extorsión y secuestro.

  El Jefe alias YG es el líder del cartel y debajo de él venían los líderes de las ramificaciones del cartel, aprendimos que aquí había una jerarquía y que si tratábamos de pasarnos con alguien de mayor estatus eso podría costarnos la vida.

  Dentro del cartel habían reglas y las aprendimos a medida que sucedían las cosas, todo aquel que traicionaba el cartel para unirse a otro u otro motivo que considerara una traición esa persona era encontrado a como diera lugar y sufriría el más terrible de los castigos y con ello pagarían todos sus seres queridos, los chismoso o sapos como les llamaban ellos también eran castigados de forma abominables y eran colgados en las calles para que todos pensaran antes de hablar, .

  Ver como mataban a alguien ya se estaba haciendo costumbre, al menos ya no vomitaba y podía ocultar mis sentimientos mejor que antes... Nakamoto también, porqué después de aquella experiencia tan grotesca aunque sea malo decirlo, lo demás fue más llevadero.

  La puerta se abrió y el jefe entró diciendo que tendríamos el último entrenamiento, así que la mitad del grupo y yo tomamos nuestras armas. No pusieron en una formación en forma de "V" y ordenaron apuntar al frente, no estaba permitido bajar el arma durante el tiempo que ellos dijeran y menos moverse.

  Ellos comenzaron a poner los restos de comida y hueso en nuestro zapatos y al cabo de unos minutos hormigas rojas paseaban por nuestras ropas, la comezón y el ardor era terrible ya que ellas se metían debajo de la ropa llegando a nuestra piel. A todos los que se movieron para quitárselas o rascarse eran golpeados y disparados en su pierna obligándolos a pararse de  nuevo en la formación.

  Fueron 2 horas sin movernos Nakamoto y yo estábamos en nuestro límite pero al final resistimos, chocamos nuestras palmas habíamos superado el infierno de esos tres meses.


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.- ¡¡VENGAN ACÁ!! - Nos parámos y empezaron a darnos un sobre con 500$ - ¡Hoy celebraremos la culminación de los tres meses y esta noche haremos una fiesta para todos ustedes!  ¡Este pequeño incentivo es para que lo gasten en lo que ustedes quieran!

  Nakamoto y yo nos miramos disimuladamente y estoy seguro que ambos pensamos lo mismo, esta era la oportunidad dorada para huir.

.- Taeyong cuando salgamos  me presentas a tu familia. - Y yo sonreí asegurándole que mi abuela lo amaría.

  Estábamos contentos nos bañamos y nos dieron ropa limpia pero algo era extraño, eso era muy bueno para ser verdad y fue cuando escuché mientras los centinelas murmuraban.

"Esta es la prueba de lealtad que hace el jefe, si ellos escapan serán catalogados de traidores e iremos tras ellos y mataremos a toda su familia"

  Corrí y le dije a Nakamoto lo sucedido y decimos quedarnos en la fiesta ya que así ganaríamos la confianza y podríamos huir más adelante.

El Cartel 127 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora